24 de febrero de 2013

Hablan los jóvenes adultos de hogares homosexuales

“La ampliamente difundida afirmación de que las familias con padres del mismo sexo no son diferentes de las familias con padres heterosexuales no tiene base científica. Nuevos estudios muestran que los hijos criados por sus padres biológicos—en un matrimonio estable e intacto—tienen ventajas”
Dra. Ana Samuel 

De esta manera introduce la Dra. Samuel al resumen sobre el artículo y Estudio de las Nuevas Estructuras Familiares del profesor Mark Regnerus sociólogo del Centro de Población en la Universidad de Texas. 

A lo largo de varias décadas hemos venido escuchando de los investigadores que no existe diferencia entre los niños criados por familias estables conformadas por hombre y mujer con la de niños criados por padres o madres que han tenido relaciones gay y lésbicas.

La originalidad de la investigación de Regnerus radica precisamente en que desmiente categóricamente tal afirmación. 

Su originalidad se caracteriza en tres aspectos. 

El primero es por “comparar, primordialmente, los resultados de niños ya jóvenes que reportan haber tenido una madre que tuvo una relación lesbiana con otra mujer (MRL) o un padre que tuvo una relación gay con otro hombre (PRG) con los resultados de jóvenes provenientes de familias biológicas intactas (FBI). El segundo y más singular es que “se enfoca en las respuestas de jóvenes adultos. Otros estudios sobre la crianza de los hijos por padres gay se enfocan en la vida presente del hogar gay, cuando los hijos están aun al cuidado de los padres”. El tercero, porque “ tomó una muestra grande y al azar de la población estadounidense de jóvenes entre las edades de 18 y 39 años, quienes crecieron en diversos tipos de hogares.” 

En total “entrevistó a 2,988 personas, incluyendo 175 con MRL y 73 con PRG”

Lo que, claramente indica que por primera vez en las últimas décadas, nos llega lo que –literalmente- viven, piensan y sienten jóvenes adultos que ha crecido con padres o madres que han tenido relaciones homosexuales. 

Los invito a entrar en el siguiente enlace para conocer el resumen de la Dra. Samuel pero además recurrir al enlace titulado “Resultados en los niños” el cual, además de clarificador, es interactivo lo que les facilitará leer y comparar los datos. 

Dada la importancia del estudio no estaría de más el que lo compartieran mediante las redes sociales y correo electrónico con sus amigos, familiares y conocidos.

23 de febrero de 2013

Esta Cuaresma rara, sin Papa y todo eso...

Tengo un método infalible para saber si lo que sucede en el mundo y en la Iglesia que nos afecta está siendo comprendido por los católicos sencillos.

Por católicos sencillos me refiero a aquellos que asisten a misa todos los domingos, visitan enfermos, entierran a los muertos, dan limosna, son hospitalarios, etc. Ese tipo de católicos. 

El método consiste en hacerles preguntas para verificar si la información que tan tergiversada reciben de los medios de comunicación seculares ha sido comprendida.

Lo llamo “método infalible” porque toda vez que pregunto recibo la respuesta correcta. Por ejemplo:

-Anais, viste que un cardenal europeo dijo que espera que se pueda discutir el celibato? 

Anaicita, responde: - Ah, sí! Qué gran confusión tienen!. Es cierto que el mundo los debe bombardear con todo tipo de tentaciones pero de ahí a proponer abolir el celibato. Qué va! Qué raro, verdad? Poner en este momento tan delicado al Papa y a la Iglesia a discutir esas cosas? Mañana en misa rezaré por él. Se lo diré a mi hijo para que también lo haga. 

Ah, ¡maravilla del cielo! Voy pensando mientras lo dice. 

Lo ven? No es acaso un método infalible? 

Luego me voy donde Ana y le pregunto lo mismo. Luego paso donde Juan, que es evangélico y le presento la misma idea y ¡genial!, hasta Juan, siendo protestante, comprende bien las cosas. 

Ahora bien, para qué menciono esto? Lo menciono porque ayer Luis Fernando Pérez Bustamante colocó el siguiente comentario en su perfil de facebook:

“En vista de que hay varias noticias de cardenales diciendo cosas raras en estos días, conviene tener en cuenta que en el cónclave participarán más de 110. Es decir, la inmensa mayoría son sensatos y no meten la patita ante los periodistas.
No está de más recordar que para la elección de Papa hacen falta dos tercios de los votos. Por tanto, las posibilidades de que salga un cardenal de los que dicen cosas raras o piensan así, son más bien pocas, por no decir nulas. Además, ahí está el Espíritu Santo para evitar errores irremediables.
Por tanto, quédense tranquilos los católicos fieles al Magisterio que se sienten preocupados por ese carrusel de declaraciones “raras".”

Luis Fernando, para mí, es uno de esos católicos sencillos “puritico piso e ‘tierra” por sencillo pero también por realista. Muy al estilo de Benedicto XVI. 

Así como los que he mencionado, conozco muchísimos que no solo son católicos de fiar sino de aquellos que no se achicarán con nada. Son regalados por el Señor con su gracia que les transforma (sin que ni siquiera se den cuenta) en auténticos testigos en quienes, estoy segura, muchos en sus comunidades, hallarán fortaleza, consuelo, esperanza. 

Es como si bebieran diariamente de aguas puras, y digo que de aguas puras por lo que dijo en su blog el padre Fortea y que me encantó. Dijo “A las personas que quieran beber de aguas puras, les aconsejo que vayan a webs tales como Aciprensa, Aleteia, InfoCatólica, Rome Reports, Religión en Libertad y otras muchas”

Esas aguas puras no es que tengan su origen en esos periodistas ni en esos medios que señala el padre, no. Esas aguas puras vienen de más allá, de la misma Fuente de la Vida, pasan a través suyo hasta quienes están sedientos. 

Bendito sea Dios! 

Van a ver que, cuando pase todo esto, esta Cuaresma rara, sin Papa y todo eso. Cuando llegue Pascua y nos veamos de nuevo ante la vida nueva que nos regala el Resucitado, volveremos a sonreír. 

Lo digo, porque yo, no es que sonría mucho en estos días pero espero volver a hacerlo y que esa sonrisa se me quede prendida en el alma para siempre jamás. 

Por esa intención rezo todos los días. 

Amén

 PD. Por si no lo dejé claro: la razón por la que mi método es infalible es porque la Gracia es la que nos sustenta.

21 de febrero de 2013

Un papa solo para mi



Papá, (esto se lo dije a 5cm de su oído derecho) mañana llevaremos tu carro al mecánico porque está botando mucho diesel.
- Mucho qué?
- Diesel.
- Níquel?
- No, papá: diesel.
- Níquel?
- Diesel, diesel, papá.
- Ah! Diesel! Qué barbaridad! Qué mal pronuncia usted!

Verídico, tan verídico que a veces pienso que debería abrir un blog solo para colocar las ocurrencias de papá quien, a sus 86 años, sigue tan chistoso como el día que lo conocí. 

Poquito después de esta conversación (si es que puede llamársele así) vine a la computadora y a mi facebook para hallar el siguiente video (el cual espero que vean, por supuesto)

 

Cierto, Santo Padre “hemos vivido una aventura juntos!” pensé al terminar de verlo mientras me secaba un par de lágrimas. 

En seguida lo posteé en mi muro de facebook y planeaba continuar revisando las noticias cuando, en eso, sonó el timbre con el que papá me anuncia que me necesita.

Hablando de ese timbre vale la pena mencionar que lo utiliza desde que salió del hospital, hace unos nueve meses y que me ha tomado todo ese tiempo para acostumbrarme a escucharlo sin sufrir un sobresalto ya que su convalecencia fue difícil para todos.

En fin, el caso es que he venido superando de a poco el espanto que me produce escuchar ese timbre.
Ahora bien, papá llamó porque deseaba que le ayudara a ponerse el pijama. Nos pusimos en eso y mientras en silencio le ayudaba a quitarse las pantuflas me figuré que estaba ayudándole al Papa.

Esta imagen me hizo recordar de inmediato a las “Memore domini” de Comunión y Liberación que asisten al Santo Padre en los asuntos domésticos. 

Recordé que cuando supe que son laicas consagradas pero además de Comunión y Liberación sentí un poco de envidia tanto de sus personas como del servicio para el que fueron llamadas.

Sentí verguenza de esos sentimientos, la verdad, por lo que me concentré en asistir a papá siempre en silencio.

Cabilando así y para cuando llegamos a la parte en que le ayudé a quitarse el sueter caí en la cuenta de un pequeño pero importante detalle: nunca he tenido nada que envidiar a las memore domini no solo porque (como ellas) tengo una relación con Cristo y vivo (como ellas) en entrega total al Señor en cuerpo y alma pero es que, además, tengo (como ellas) un “papa” solo para mí.

Un papa al que, como ellas, sirvo ayudándole a ponerse su pijama.

Hasta en esto el Papa me ha enseñado algo!

19 de febrero de 2013

No tendremos sino a Jesucristo en quien fijar nuestra mirada

Benedicto XVI ha dimitido y estamos de duelo.

Los más recientes pontífices han sido excepcionales ya que cada uno a su manera ha dado la batalla de la fe tanto como la dieron Pedro, Santiago o Pablo por lo que, no poder contar con ellos por fallecimiento o dimisión se transforma en un suceso trágico tanto a nivel personal como comunitario. 

Surge de inmediato, según el modelo Kübler-Ross, la incertidumbre propia de quien experimenta una pérdida catastrófica: 

“Estábamos bien. Esto no puede estarnos pasando” (Negación). « ¿Por qué a mí, por qué a la Iglesia? ¡No es justo!» (Ira). «Dios, déjanos al Papa un tiempo más. Le pediremos que se retracte. Si lo haces, cambiaremos para tu mayor gloria, para bien de la Iglesia y de nuestras almas.» (Negociación) «Estoy tan triste, ¿por qué hacer algo?, ¿qué sentido tiene?» (Depresión) «Esto tiene que pasar, no hay solución, no puedo luchar contra la realidad, debería prepararme para esto» (Aceptación).

Cualquiera de nosotros vive todas las etapas pero no necesariamente cada una ya que algunos, sencillamente, saltamos de la Negación a la Aceptación; otros nos quedaremos “atascados” en alguna pero todos estamos en la posibilidad de alcanzar –tarde o temprano- la etapa de Aceptación. 

Ahora bien, ¿qué es lo que perdemos con la dimisión del Papa?

Perdemos la seguridad que nos ofrece tanto su persona como su carisma de pastor universal: el de confirmarnos en la fe.

Durante cuarenta días y hasta la conclusión del Cónclave nos veremos privados de la seguridad que brota de la figura del Vicario de Cristo.

No tendremos sino a Jesucristo en quien fijar nuestra mirada.

Es extraordinario el desafío que en este momento de la historia se nos presente durante la Cuaresma un acontecimiento de muerte/vida tan semejante al que experimentaron los discípulos entre el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección.

En estas cosas me ha hecho reflexionar la respuesta de Benedicto XVI a Peter Seewald en su más reciente entrevista:
“¿Usted es el final de lo viejo -pregunté al Papa en nuestro último encuentro- o el inicio de lo nuevo?". La respuesta fue: “Las dos cosas".
Con su dimisión es como sabemos cuánto nos ama el Papa. 

Con su Muerte es como sabemos cuánto nos ama el Señor a través suyo. 

Con su Resurrección sabemos que se nos regala una vida nueva.

Adheridos a Jesucristo como nunca antes superaremos esta pérdida tanto como avanzaremos por esta singular Cuaresma de éste aún más singular Año de la Fe. 

¡Deo omnis gloria!

15 de febrero de 2013

Para tomar en cuenta antes de ponerse bajo la regadera

Todos los días (o quizá no tanto) todos nosotros (o quizá no todos) tomamos decisiones habiéndolo consultado con el Señor. 

Una de las decisiones que tomo cada mañana cuando –indefectiblemente- me asalta el temor ante la incertidumbre que me depara el día es la de confiar en la presencia del Señor en la historia. 

¡Cielos!, viéndolo bien, ¡qué salto de fe gigantesco!

Confiar o no hacerlo. Seguir al Amor o seguir al amor propio. Elegir entre Su voluntad y la mía. Escoger entre mi soberbia y la Gracia.

Como ser humano e hija de Dios querida y amada sin duda son decisiones que me definen porque las tomo ante una presencia real: la de Cristo.

Claro, podría ser que arranquemos el día (quizá) persignándonos y diciendo (quizá) una jaculatoria para –derechito- ir a la ducha para –rapidito- ir a desayunar y -lueguito -para el trabajo.

Es probable que, por lo mismo, hayamos venido pasando por alto el que existen algunas decisiones para tomar en la presencia del Señor antes de ponernos bajo la regadera.

Sin embargo, para que vayamos cayendo en la cuenta, es para lo que -ahora estoy segura- ha dimitido el Papa. 

Les parece que exagero? Pues, a mí no. 

Y me lo parece todavía menos luego de haber leído esta entrevista. 

13 de febrero de 2013

¿Quo vadis domine? por Andrés Esteban López Ruiz

Quisiera abrir mi blog a publicaciones de diferentes personas en sus reacciones sobre la dimisión del Papa. 

A través de los medios usuales y de los blogs nos llegan algunas pero también otras a través de vías menos masivas como son los perfiles de facebook pero tan hermosamente construidas que sería un desperdicio no darlas a conocer. 

La última entrada la dediqué a lo que compartió de si mismo el padre Javier Leoz Ventura, sacerdote español.

Hoy, deseo entregarles una porción de lo que de si mismo compartió Andrés Esteban López Ruiz, un joven seminarista mexicano muy cercano al sacerdocio quien pertenece a la Sociedad de Cruzados de Cristo Rey con quien me une entrañable fraternal afecto.

Al final del texto de Andrés los remito mediante enlace a la reacción de un joven de 23 años llamado Daniel que tituló “Siempre renuncias, Benedicto!” la que espero también les llene de regocijo.

¿Quo Vadis Domine?

Han pasado varias horas desde que recibimos la noticia. Ahora con más serenidad y después de haber dedicado un tiempo prudente a la oración quiero compartir algunas reflexiones.

En primer lugar quiero compartirles cómo fue que recibí la noticia de la renuncia del Santo Padre Benedicto XVI. No lo he de negar, la recibí con una tristeza profunda. Debo decir que me partió el corazón. Sin embargo, la tristeza no tiene la última palabra. La tristeza es una pasión natural en el hombre que se suscita ante la pérdida o la ausencia de un bien. En principio, no somos responsables de la pasión sino del dominio que ejercemos sobre ella a través de la voluntad dirigida por la razón. En nuestro caso la misma voluntad es perfeccionada por la caridad y la misma razón que la rige es perfeccionada por la fe. De modo que ante la presencia de aquella tristeza me encontraba llamado a una mirada más profunda y a una respuesta más generosa.

Nos podríamos preguntar las razones de aquella tristeza y me parece que las respuestas son evidentes. En lo personal he llegado a tenerle un gran cariño al Santo Padre Benedicto XVI y una devoción filial. Es un hombre sumamente profundo y un gran maestro. Puedo decir que en cierto sentido, ha sido maestro de mi vocación. Ha sido el papa que me ha acompañado desde aquel Agosto del 2005 cuando decidí iniciar mi proceso de formación sacerdotal. Así, me ha enseñado no sólo a ser cristiano sino también a prepararme para el sacerdocio, y me ha dado un ejemplo digno de sacerdocio pleno y bello. El pensar en su renuncia nos pone ante la noticia del fin de su ministerio. Este hecho es sin duda algo doloroso desde cualquier punto de vista y por una razón muy sencilla: su persona es insustituible. Su ministerio ha sido un don para la Iglesia, único como él y naturalmente duele ver que haya llegado a su fin.

De modo que hay un dolor razonable. Me parece que no soy el único que ha experimentado este dolor en mayor o menor medida. Pero no basta comprender la razonabilidad de la pasión sino que hemos de ser capaces de comprenderla, y no sólo a ella, sino a todo el acontecimiento desde la mirada profunda que nos da la fe sobrenatural. Nosotros “sabemos bien en quien hemos puesto nuestra esperanza”. Nuestro Señor y Salvador Jesucristo + nos ha redimido en el dolor con gran amor. Cuando el dolor, cuando el sacrificio externo e interno del sufrimiento es signo u ocasión de la manifestación de una realidad superior, el amor, la donación amorosa, entonces, la tristeza se convierte en dicha, el dolor se hace salvación.

¿Qué quiero decir con esto? Pues varias cosas. En primer lugar que la tristeza que naturalmente experimentamos ante la renuncia del santo Padre, no es otra cosa que la expresión de nuestro amor al sucesor de Pedro, Benedicto XVI. Pero en segundo lugar, quiero decir que la renuncia misma es un acontecimiento doloroso no sólo para nosotros sino también para el Santo Padre: es su cruz. El papa ha renunciado por amor a la Iglesia, y lo ha hecho no con poco sufrimiento. Así, el papa ha abrazado la cruz que Dios le ofrecía. El papa nos ha dicho que ha orado mucho sobre esta decisión y ha actuado en conciencia de lo que el considera mejor para la Iglesia a pesar de todo el sufrimiento que le causaría. No ha antepuesto nada a lo que en conciencia ha discernido como la voluntad de Dios. ¿Quién podría negar que su renuncia es un acto de amor al ministerio petrino y a toda la iglesia? Ahora, más que en ninguno otro momento se ha negado a sí mismo y ha tomado la cruz.¿Cuál cruz? La que Dios le ofreció en su vida interior, una cruz única, sólo suya, distinta a la la mayoría de sus predecesores.

Y esto es lo que debemos hacer sus hijos. El papa nunca hizo alarde de su categoría de soberano pontífice al contrario siempre actuó como el siervo de los siervos. Ahora, su testimonio ha llegado hasta el extremo, el humilde siervo de la viña del Señor, no actúa como quien merece algo sino como siervo inútil. Pero aquí la paradoja de Dios: el que se declara siervo es declarado por Dios “amigo”. El que se humilla será enaltecido. Él ahora dedicado a la plegaría es grano puesto en tierra. Y nosotros debemos de aceptar con amor su sacrificio aunque nos duela. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.

¡Y cosecharemos entre cantares! Los frutos de un ministerio admirable y de un testimonio inquebrantable se dejarán ver prontamente. El digno sucesor del apóstol Pedro que ni las peores tempestades hicieron vacilar ha mantenido a la Iglesia firme en la fe, activa en la caridad y fortalecida en la esperanza. Su último acto de gobierno es su renuncia. Con la potestad petrina, con la autoridad del vicario de Cristo toma una decisión que refleja nuevamente su fe profunda y su esperanza sólida en el supremo pastor de la Iglesia Jesucristo Nuestro Señor.

Esta es quizá su última enseñanza, el Papa Benedicto XVI nuevamente nos enseña a vivir de la fe en el Hijo de Dios que gobierna a la Iglesia a través del Espíritu Santo. Nos enseña a confiar en el Señor de la Historia que está presente en la Iglesia en todo momento y no la abandonará jamás. Es significativo que ha renunciado pocos días antes de la cuaresma de modo que nos ha invitado también a la oración y a la penitencia por nuestra propia conversión, por la Iglesia y por los señores cardenales.

Así nos prepararemos en tiempo penitencial para vivir con mucha seriedad el acontecimiento eclesial que significa el cónclave y poder celebrar los sagrados misterios de la redención y vivir la alegría de la pascua en la tranquilidad y la paz del cayado de quien será el sucesor de Benedicto XVI. Es significativo, también, que al celebrar el 50 aniversario del CVII, un concilio que inició con un papa y culminó con otro, vivamos el año de la fe, año que ha iniciado con un papa y que terminará con otro. Todos estos signos nos llenan de esperanza y son ciertamente un consuelo para el porvenir.

He dicho que su persona en el ejercicio del ministerio petrino es insustituible y esto nos duele. Pero al mismo tiempo hay que afirmar que la Iglesia fundada misteriosamente en la sucesión ininterrumpida de los apóstoles es convocada y fortalecida por Dios de manera diferente en los distintos momentos de la historia. Cristo mismo embellece a su esposa y la enriquece suscitando la ofrenda generosa de personas santas consagradas al servicio de sus hermanos. Vendrá un nuevo don. El cenáculo apostólico, el colegio cardenalicio, iluminado con la luz de Cristo ofrendará prontamente un nuevo don para la Iglesia con la fuerza del espíritu para gloria del Padre y salvación de las almas.

“¿Quo vadis Domine?” Dice una historia antigua que fueron las palabras que dirigió el apóstol Pedro ante la sorpresiva aparición de Nuestro Señor Jesucristo en aquella colina romana. La respuesta de Jesús no deja de ser sorpresiva: “voy a Roma a morir por ti nuevamente, ya que tu no quieres morir por mi”. Morir por Cristo es la exigencia de Jesús a Pedro. Y podríamos decir que es la exigencia de Jesús a todos los que quieran ser sus discípulos: “el que quiera venir en pos de mí que tome su cruz y me siga” La cruz significa la muerte y el amor total. Y esto es precisamente lo que el papa ha querido. El papa no dejará Roma, se inmolará en el fuego de la plegaria y de la oración y se preparará para su muerte con amor. Al contrario de lo que algunos piensan, el papa no ha recibido ni recibirá estas palabras. Él, más bien, consciente de que ha llegado “su hora” ha decidido beber el cáliz amargo y consumar la ofrenda sacerdotal que ha hecho de su vida con la fragancia de la vida contemplativa y la oración de intercesión que serán sus últimas coronas. Ahí abraza la cruz el hombre de Dios … y nosotros damos testimonio de que lo hace con amor: “sus obras lo acompañan”. Él quien siempre nos ha hablado “como quien tiene autoridad” nos da la última “cátedra” sobre cualquier “ministerio” en la vida de la Iglesia, no sólo porque ha sido un “siervo bueno y fiel” ni tampoco sólo porque “no ha querido ningún privilegio” sino sobre todo porque su vida misma ha sido y seguirá siendo una ofrenda para la Iglesia, una hostia, una oblación: “El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir, y a dar su vida como rescate por muchos”


“Siempre renuncias, Benedicto!” por Daniel

El realismo cristiano

Innumerables son los ejemplos de realismo cristiano. 

Quienes primero se vienen a mi memoria son las mujeres de la Sagrada Escritura. 

Desde la anciana que con el último puñado de harina elaboró pan para el profeta, pasando por cada una de las mujeres del Antiguo Testamento, llegando hasta María.

De ahí salto a lo que de las visiones de la beata Ana Catalina Emmerich se nos narra sobre el realismo de quienes esperaban el nacimiento de una Virgen y de ella al Mesías esperado.

Luego, vienen a mi mente tantos santos: san Bernardo, Teresa de Ávila, el pobre de Asís, padre Pío, santa Teresa Benedicta de la Cruz, etc. hasta llegar a Juan Pablo II para pasar de seguido a nuestro Benedicto XVI.

Siendo el cristianismo de hombres libres sería natural que nuestro discernimiento redundara en actos libres; sin embargo, estamos tan acostumbrados a ser esclavos, que –cuando vemos a un hombre libre actuando en libertad- nos desconcierta.

Tal como desconcertó Cristo, María y José en su silencio así como los santos han desconcertado, tal como ha desconcertado la dimisión del Santo Padre. 

Los hombres libres son locura para el mundo: es la locura de la Cruz.

Cruz que se abraza no única ni necesariamente en lo particular del sufrimiento humano sino en un aspecto más general: en la “renuncia a toda seguridad humana” [1]

En ese sentido, para Joseph Ratzinger hubiese sido mucho más seguro terminar sus días como Pontífice bajo los mejores cuidados, rodeado de todo tipo de expertos colaboradores, atendiendo lo que para él –desde su lúcido y brillante juicio como teólogo y pastor de la Iglesia universal- fuese lo más urgente y necesario.
Pero no, nuestro querido Papa, renuncia a toda seguridad ofreciéndonos el mejor ejemplo de realismo cristiano que pudo jamás habernos dado para este Año de la Fe.

Cristo nos desafió en la comprensión del Misterio de Dios de ahí que haya sido posible el que Juan Pablo II nos desafiara en la comprensión del Misterio del Sufrimiento y que ahora Benedicto XVI nos desafíe en la comprensión del Misterio de la Fe.

Una fe que, por razonable, es realismo puro y duro.

Del único realismo posible para el ser humano: el realismo cristiano.


[1] Palabras de don Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, en relación con el anuncio en que Benedicto XVI renuncia al ministerio petrino.

11 de febrero de 2013

Es de bendecidos tener un corazón agradecido: ¡Gracias, Santo Padre!

Yo, como nunca recuerdo los refranes, me los invento, por lo que me he inventado el título de esta entrada con la que espero se hinchen sus corazones de gratitud hacia Nuestro Señor por la persona del Santo Padre en lo que se nos ha permitido tenerlo como su Vicario.


Y lo de hinchárseles el corazón es por las palabras de gratitud del padre Javier Leoz Ventura que ha compartido en su muro de facebook.

-oOo-
¡GRACIAS, SANTO PADRE!
Por sus palabras, siempre certeras, profundas y realistas.
Porque, en su ancianidad, ha sabido regir durante este tiempo
a la nave de la Iglesia en medio de vendavales y tormentas.
¡GRACIAS SANTO PADRE!
Por su percepción de la realidad y por su gran corazón para asumir dagas,
injuriosas y envenenadas, de este hipócrita occidente.
Por no haberse doblegado y, desde la sencillez y humildad,
haber propuesto con convencimiento la verdad de Jesucristo
y su reinado dentro de nuestra Iglesia.
¡GRACIAS SANTO PADRE!
Por su inteligencia, lúcida, despierta y abierta
Por su cercanía, afabilidad y por su nobleza
Por haber intentado que, la Iglesia,
fuera más santa, transparente, evangélica y llena de Dios.
¡GRACIAS SANTO PADRE!
Por su Magisterio que se ha dado generosamente
y sin rendirse a la evidencia tortuosa y caprichosa de este mundo.
Por su gusto y por su delicadeza en la liturgia,
por su entrega y por tantas muestras de que, el SEÑOR, habita dentro de Vd.
Por su gusto por la música y por el gregoriano,
por su devoción en la Eucaristía
por querer más unir que romper
por pretender que, la Iglesia, sea más consciente y conocedora
de Aquel que predica y lleva en vasija de barro.
¡GRACIAS SANTO PADRE!
Por su mano que ha impartido bendiciones a millares
Por su cayado que nos ha invitado a seguir a Cristo y sin condiciones
por su lento caminar, con el cual nos sugería,
que la fe se propone y nunca se impone.
Por su mirada risueña y perdida en el horizonte divino
que nos animaba a mirar hacia lo más profundo del mar a lo más alto del cielo.
¡GRACIAS SANTO PADRE!
Por este gesto que le honra….de decirnos que, sus fuerzas,
son menores que la capacidad para llevar el timón de la Barca de Pedro.
No lo deseábamos pero lo comprendemos
Ahora, a nosotros, nos toca rezar.
Que DIOS le recompense su inmensa labor
y que nos perdone a nosotros, si en algún momento,
fuimos con VD más lobos que corderos.
¡GRACIAS POR TODO SANTO PADRE!
Javier Leoz Ventura, Navarra, España.
Lunes 11 de febrero, 2013

Por varias razones la he traido:
1. Por ser las palabras de gratitud de un sacerdote.
2. Por dejar ver la calidad del sacerdote que es.
3. Porque ha resumido mejor que yo lo que hay en mi corazón.
4. Porque por todas estas razones mi gratitud se ha multiplicado.
Ese es el motivo para que mi oración en este día sea la siguiente:
Señor, nuestra gratitud hacia el Santo Padre,
suba como oración hasta tu presencia y te sea agradable.

6 de febrero de 2013

Con nostalgia de Sión

“Junto a los canales de Babilonia nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión… “
(Sal 136)
Cuando rezo este salmo me entra ganas de llorar ya que tengo muy claro el que, mientras exista, compartiré esa nostalgia con el pueblo elegido en el exilio. 


“¡Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extranjera!” se preguntaban aquellas gentes que lo habían perdido todo, que se encontraban a si mismos impotentes y solos, lejos de la protección de la Ciudad Santa y de su templo. Lejos de Yahvé.

No era lo suyo como para haber caído en la más severa tristeza y depresión? 

Pues claro! Y, encima, que sus opresores les invitaran a cantar para divertirlos! No tiene nombre! Hasta se me hace un nudo en el cogote de solo pensarlo!

En fin, cada vez que rezo este salmo quiero llorar y de hecho, lloré o más bien gemí, un día de estos cuando al retirarme a un momento de silencio, se me vino encima la abrumadora realidad física, emocional, espiritual, financiera, familiar que estoy atravesando y que no parece tener fin ya que cada día aparece una nueva situación que me aterra pero la que, al final de cuentas, me hace caer en la cuenta de que sin la fe que Dios ha puesto en mi y sin su Gracia, me sentiría sola e impotente, exilada y sin esperanza; quizá, como un descreído más. 

Llorando le decía al Señor: “Tienen razón, mi Dios. Tienen razón los que te reclaman en nosotros cuando desesperados se ven solos e impotentes ante la vida ya que –por momentos- no parece ésta sino el cúmulo de una infinita variedad y cantidad de injusticias que se nos viene encima. Cuánta razón tienen al esperar de Ti la solución”

Por eso digo que yo, sin fe y sin la Gracia, muy fácilmente estaría con el Señor amargamente resentida; aunque, por momentos, no duden que lo estoy. Lo estoy y se lo reclamo pero no basta que termine de hablar, de verme clamando hundida en la humillación y la impotencia, para que su Gracia me devuelva la alegría de la esperanza.

“Y, usted”, se preguntaran, “¿para qué cuenta estas cosas?” 

Pues nada, las cuento porque me parece que no soy la única que podría estar con nostalgia de Sión llorando junto a los canales de Babilonia. 

Por lo que, si no lo soy, algunos de ustedes podrían ponerse a cantar conmigo para que, como una sola voz, coloquemos a Jerusalén en la cumbre de nuestra alegría.

Yo, es que -para empezar- por ningún motivo pediría que se me pegara la lengua al paladar. 

¡Prefiero cantar!

4 de febrero de 2013

Confianza en el poder de la acción de Dios

Bien, he estado un tanto atrasada en mis entregas debido a una especie de desazón que me invadió días atrás; pero, como para dar sazón está la Gracia y, como para decir algo nunca he necesitado tener algo que decir, regreso con nuevos bríos.

En esta ocasión les diré que en su Mensaje para la 47ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales nuestro entrañable Benedicto XVI ha dicho algo fundamental y es que el ámbito digital “se alimenta de aspiraciones radicadas en el corazón del hombre”. 

No pocas veces frecuentamos el ambiente digital sin discernimiento, es decir, sin antes haber identificado nuestras aspiraciones o sin ni siquiera considerar el que los demás las tengan.

Me explico: sin identificarlas dejamos de lado lo que verdaderamente importa lo cual es que, para “quienes han acogido con corazón abierto el don de la fe la respuesta radical a las preguntas del hombre sobre el amor, la verdad y el significado de la vida [ ] se encuentra en la persona de Jesucristo

En este sentido el ambiente digital “supone todo un desafío” ya que “pone de manifiesto la autenticidad de los creyentes cuando comparten la fuente profunda de su esperanza y de su alegría", esto es: “la fe en el Dios rico de misericordia y de amor, revelado en Jesucristo

Autenticidad es la clave. 

En clave de autenticidad, Juanjo Romero ha dicho en su facebook que –en medio de sus agobios del trabajo- le ha hecho bien hallar la siguiente fotografía.


A mí, por ejemplo, también me ha hecho bien pero más el que Juanjo a través de ella compartiera su esperanza, tal como me ha hecho bien –tras de mirarla- el haberme levantado por un cafecito y encontrar a un par de conocidos perritos callejeros durmiendo con toda confianza en mi casa.

Ahí fue cuando me dije: “Señor! Si tan solo mi corazón dejase ver cuánto de bello, bueno y verdadero le has depositado!”

Cuánto bien nos haría identificar nuestras más profundas aspiraciones pero a la vez renunciar, por Cristo, a poseer título de propiedad sobre ellas!

Cuánto bien “la confianza en el poder de la acción de Dios [que] debe ser superior a la seguridad que depositamos en el uso de los medios humanos”.

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