27 de septiembre de 2012

¡Los ángeles no saben barrer!


 El sábado fue un día fenomenal! 

Bien temprano saqué a mi padre de la casa para meterlo en el auto con el fin de salir a pasear sin rumbo fijo. La pasamos la mar de bien, con decirles que salimos antes de las 10am y regresamos cuando había oscurecido. 

El único objetivo pre-determinado era ir a la Librería Fides, cerca de Catedral Metropolitana, para recoger la entrada doble al cine para ver la película “El Gran Milagro” que “por milagro” me gané en un concursito que la Arquidiócesis nos presentó en facebook. Qué gozada!

El caso es que como las 12m le pregunté a papá: -“Diay, qué, Tuta? Vamos a ir al cine, entonces?” Cuando respondió afirmativamente me alegré montones. No tenía idea de cómo sería ir al cine con papá en silla de ruedas pero al final no fue tan difícil. Bendito Dios.

Lo coloqué en el lugarcito algo estrecho que tienen dispuesto para las sillas de rueda y me senté a su lado no sin antes haberle entregado sus lentes para ver la película 3D. Se veía tan gracioso con sus lentes puestos sobre sus lentes de ver de lejos pero además simpatiquísimo verlo ajustándose el audífono para que la estridencia del sonido de la sala no lastimara sus oídos. Eso, sin contar la cantidad de veces que tuve que despertarlo. 

Fue toda una experiencia, la verdad, casi tanto como la película. 

Como ésto no es una crítica de la peli les daré nada más mis impresiones: la parte encantadora que me hizo sentir como en un sueño hecho realidad fue haber volado con las palomas por sobre el templo en el que se desarrolla la película. Asumo que es un templo reconocido en México pero desconozco cuál es. Lo siento. Ya vendrá algún buen amigo mexicano para aclarárnoslo.

No recuerdo exactamente en cuál parte y por qué motivo fue que se me atoró un nudo en la garganta y lloré. Me parece que fue cuando uno de los personajes cayó en la cuenta, avergonzado, de cuan innumerables eran sus ofensas. Ese mismo nudo se me atoró en otros momentos del film.

Un par de cosas me “preocuparon” como fue que tanto la doctrina sobre los ángeles como la del purgatorio no fueron correctamente presentadas pero aún así, disfruté muchísimo verme ahí con mi padre (con todo lo que ello implica tanto en mi relación con él como con la que él podría tener con el Señor y que pudiera estar en la película representada)

De ahí en más, todas las escenas hermosas, conmovedoras, sinceras, simples y hasta alegres, por qué no, en lo que nos representan como seres humanos venidos a la vida con un profundo anhelo de infinito.
Técnicamente bastante bien lograda, es decir, no es Hollywood, me explico? No obstante, fue tan fiel a nuestra fe católica como podría serlo. Con decirles que hasta recé ya que se desarrolla durante la misa. Respondí al acto penitencial, recé el gloria, el santo, el padrenuestro, el cordero de Dios… Verme ahí, ante una peli de dibujos animados, rezando, no tiene precio.

Pero bien, hasta aquí con el relato, ya que para lo único que vine fue para contarles algo que “aprendí” ayer: los ángeles hacen cosas espectaculares como es “subir volando hasta el cielo” llevando nuestras oraciones y ofrendas a Dios así como luchar contra los demonios y vencerlos pero no saben barrer. Cosa de la que no se darán cuenta hasta la última escena de la película. 

¡Qué gracioso! Los ángeles, no saben. ¡No saben barrer!. 

¡Jua, jua, jua!

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