18 de abril de 2013

El amor nos convocó

Cuando mamá murió (que dejó de existir en cuestión de seis horas) pasé durante un año escribiéndole como quien nada más la tiene lejos temporalmente. Al lado de eso, tomé la costumbre de rezar el rosario mientras iba de camino al trabajo en el autobús. Ambas cosas me ayudaron muchísimo en el duelo que duró aproximadamente un año.

Ahora que papá se ha ido, comprendo a mamá que guardó luto por su madre por mucho tiempo hasta que nos cansamos de pedirle que dejara de vestir de negro. 

La comprendo porque ella vivió y cuidó de su mamá desde que se vio obligada a hacerlo, es decir, desde muy joven ya que su padre murió y la fortuna que tuvieron, desapareció. 

Digo que la comprendo porque si bien es muy pronto para no estar triste, esta tristeza que me cargo parece que me durará mucho tiempo.

Por momentos, llega a animarme mi nueva libertad la que a la vez me intimida; pero bien, como se que todo es un proceso, estoy tomándomelo con calma. Así, como con su enfermedad, me tomé cada día según su afán no más que para sobrevivir, me tomaré este duelo. 

Me lo tomaré así y creo que aprovecharé ocasionalmente el blog para ir describiendo el proceso ya que me han dicho varios de ustedes que les ha servido lo que he venido narrando. Así sea, pues y para mayor gloria de Dios.

Para empezar, solamente contarles una anécdota muy bonita:

Resulta que a papá le encantaba ir a almorzar a un restaurante de estilo norteamericano llamado Denny´s que en mi país, a diferencia de los Estados Unidos, es un magnífico lugar con muy buena comida y servicio.
Muchas veces fuimos unos y otros con él o fue toda la familia a celebrar algún cumpleaños. 

El abuelo lo disfrutaba montones y algo de lo que más disfrutaba era leer el menú el cual revisaba durante largos minutos pero siempre para ordenar lo mismo: crema de pollo, ensalada verde, té frío, quizá espinaca salteada o algún purecito pero nada más, ni siquiera un postre completo pudo nunca comerse. 

La cosa es que el día del funeral mí sobrino Víctor, al que algunos de ustedes en España llegaron a conocer, viajó conmigo hasta la funeraria y desde antes de subir al auto pensé que me gustaría sorprenderlo llevándolo luego de la misa a celebrar al abuelo a Denny´s. 

Se lo anuncié dentro del auto cuando se suponía estábamos por regresar a casa y le encantó la idea.
Ya nos habíamos despedido del resto de la familia pero en eso mi hermano se acercó para decirnos que mi hermana quería ir a celebrar al abuelo a Denny´s. Allá nos dirigimos. 

Cuando estábamos almorzando vimos aparecer a nuestro sobrino y nieto mayor de papá quien al acercase nos dijo: -“Lástima que hasta ahora los veo. Acabo de terminar de almorzar. Iba para el trabajo y de camino pensé pasar aquí para celebrar a Tuta (así lo bautizaron los nietos)”. Aún así, José Daniel, a quien varios de ustedes también conocen, se quedó con nosotros hasta que terminamos. 

La cosa es que ahí estábamos todos, en una enorme mesa redonda que reservan para familias numerosas y en la que muchas veces habíamos comido con el abuelo. 

Comimos muy contentos, reímos, comentamos sobre la comida, recordamos cosas que habían sucedido o cómo nos sentíamos. Fue muy agradable, en realidad, porque –además- estaba haciendo un clima fenomenal de esos días de verano que a papá le encantaban.

De mi parte, mientras comía, sentía un profundo dolor por su ausencia pero a la vez me reconocía reconfortada debido a que, nos diéramos cuenta o no, papá había conseguido que aquél día en que nos despedimos temporalmente fuera un día familiar al que nuestro amor por él y el suyo por nosotros, nos convocó.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...