2 de noviembre de 2009

El temor, el peor enemigo de la especie

Me he apresurado a copiar, porque es digno de coleccionarse, el aporte que hizo el usuario José a una nota en InfoCatólica en la que se destacaba a Sor Aurora Gallego, una hermana religiosa que ha dedicado su vida a la atención de mujeres en riesgo de abortar, ofreciéndoles la opción de cuidar de ellas y de su hijo, incondicionalmente hasta un año después de haber dado a luz y por las veces que sea necesario, una labor decididamente asombrosa la de esta religiosa.

Pues bien, en ese su aporte, el usuario José se deja decir, lo cito literalmente:

"Sólo durante los 26 años del pontificado de Juan Pablo II la población mundial pasó de 4.300 millones a 6.500 millones de personas. hoy en este momento son 6700 millones, ese crecimiento en su mayoría en los países mas pobres de la tierra. Nadie como él, con su prédica irresponsable contra el control de la natalidad, es tan culpable de este aumento".



Y así, en este mismo tono se dejó abandonadas cerca de tres cuartillas en el hilo de la nota, vamos a ver si sobreviven, porque en honor a la verdad a lo que alude no tiene realmente vínculo con el tema; pero bien, sea o no que se quede su aporte, me digo que haberle leído o habiendo leído también en otros sitios a personas que con tanta seguridad afirman que es responsabilidad de la Iglesia el incremento en la población mundial y todos los perjuicios que derivan para el medio ambiente y la sobrevivencia humana en el planeta, al menos me deja claro que con temores de tal magnitud y tan claramente fundados en la ignorancia, no me sorprende que estén aterrorizados y determinados a acabar con nosotros.


El temor es el peor enemigo de la especie, a qué no?

Y de la Iglesia.
(para tenerlo en cuenta, eso no más)

***

Oración

Padre bueno, que has creado este hermoso planeta para nuestro deleite y lo has enconmendado a nuestra manos, te ruego que el ser humano, guiado por la confianza y en fidelidad a tu amor tan claramente demostrado de tantas maneras, empleé tus dones en favor de su especie y de la naturaleza.
Permíteles una conciencia clara en cuanto a su responsabilidad y que sobretodo, que confiando en si mismos -aquellos que se niegan a confiar en ti- sean capaces de unir esfuerzos con otros hombres en procura de preservar la vida en cualquier forma en la que ésta se encuentre.
Te lo pedimos por tu Hijo amado, por María Santísima,
y por Todos los Santos que te alaban en el cielo.
Amén

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