10 de noviembre de 2009

¡Somos el rastro de Dios!

Leí un artículo de un filósofo católico que dijo:
(lamento muchísimo no haber tomado nota de quien se trata)


"El rastro de Dios en el mundo... somos nosotros mismos".


Me encantó esta frase porque coincide plenamente con lo que siempre he pensado: mi pasión por el ser humano fue lo que me condujo a Dios.

Y es cierto, porque, habría sido posible hallar a Dios si no hubiera habido hombres y mujeres que antes establecieron una relación con él que rindió frutos, frutos que recibimos en términos de Sagrada Escritura, doctrina, patrística, espiritualidad, piedad personal, obras de bien social, etc.?

Habría sido posible?

Dios deja sus huellas en el mundo en lo que deriva de nuestra existencia en relación con él.

¡Somos las huellas de Dios en el mundo…!

Un ejemplo más, para tratar de darme a entender: sabríamos de Dios si no supiéramos y entendiéramos lo que existe tras las palabras y acciones de los que nos aman en Cristo, de los que nos cuidan, de los que se interesan por nosotros...? De manera opuesta: ¿Sería posible haber hallado a Dios en alguien que no vibra en su sintonía?

¿No se si consigo dar a entender la magnitud de la profundidad del significado de esta frase?

¡Somos el rastro de Dios!

Lo que quiere decir que. difícilmente lo hubiésemos hallado sin otros que nos lo mostraran y que, difícilmente otros lo conocerán si nosotros, con nuestra existencia, no dejamos su huella en el mundo.





Lo sé, lo sé, esto suena como el descubrimiento del agua tibia, pero qué más da, la descubrí hoy y es hoy, esta pequeña gran verdad, toda para mi.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...