13 de noviembre de 2009

¿A qué se teme, realmente?

Una vieja reflexión que andaba, por ahí, traspapelada, aquí se las traigo.

***
¿Si la civilización se construyó -en mucho- a partir de grandes desgarros, profundas pérdidas y dolores por qué en nuestro tiempo se teme al sufrimiento?

Se teme al sufrimiento cuando se pide la eutanasia o se demanda para un ser querido.
Se teme al sufrimiento cuando se decide abortar con el propósito de evitar sufrimiento a la madre o al hijo.
Se teme al dolor de madurar cuando se adquiere cualquier tipo de adicción
Se teme al dolor cuando no se asume el mismo compromiso con la vida del ser amado que con la propia
Se teme al sufrimiento evitando hijos que no se desean
Se teme al sufrimiento cada vez que, mirando a la Cruz, nuestra razón se rehúsa a reconocer el simbolismo tras el signo.

Si la ausencia de dolor no es algo que caracterice el avance de la civilización, si hemos llegado hasta aquí porque hubo quienes entregaron sus vidas por aquello que les apasionaba, por qué en nuestro tiempo cada vez más se rehuye al dolor y al sufrimiento?

Qué es lo que se rehuye, realmente? Acaso se rehuye la dolorosa madurez del compromiso y la responsabilidad con la propia vida y la de los demás? Me temo que así es.

No son la razón o la ciencia por si misma ni la tecnología, mucho menos el ideario de un partido político lo que construye la civilización, sino seres de carne y hueso, racionales y libres, con voluntad, pero si esas personas “civilizadas” se consideran satisfechas con la cobardía y la pusilanimidad… qué clase de civilización estaremos construyendo?

Una civilización que, espantada de la Cruz, desea removerla de los sitios públicos.

Esa, precisamente.

***
Qué le responderías al hijo de un amigo tuyo no creyente que, viendo el crucifijo colgado en la pared de su aula, te pregunta:
- "¿Qué es eso?"
Muy sencillo, se le responde:
- "Es el signo de los cristianos, una religión que ha sido parte de nuestra cultura durante muchísimos siglos".
Y si el niño pregunta:
- "Pero estar así duele?"
Se le responde:
- Si, duele. Para los cristianos el dolor es parte de la vida. Una oportunidad para ser mejores seres humanos. No huyen de él. En eso creen, creen que en el poder del dolor para transformarnos.
Y el niño responderá:
- ¡Oh!
***
En el sufrimiento propio y en el de los demás,
estamos llamados a ser mejores seres humanos.
En eso creemos, todo lo demás,
son habladurías o prejuicios.

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