9 de julio de 2013

¿Para qué sirve creer?

“La fe nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor, un amor que nos precede y en el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la vida. Transformados por este amor, recibimos ojos nuevos, experimentamos que en él hay una gran promesa de plenitud y se nos abre la mirada al futuro”.
Lumen fidei
Lumen fidei pero también el que diera con los Ejercicios Espirituales de Comunión y Liberación ya que me he estado haciendo preguntas tal como: Creo, verdaderamente, creo? 
Me ha caído de perlas

Por supuesto, me caen de perlas ya que las preguntas que lanza, por ejemplo, el padre Carrón en los Ejercicios son estupendas, miren nada más:

“¿Qué es lo que resiste cuando somos despojados de cualquier seguridad? ¿Quiénes somos? ¿A quién pertenecemos? ¿Qué es lo que permanece después de que muchos de nuestros proyectos han fracasado? ¿Qué queda cuando nuestras pretensiones han quedado anuladas?”

Qué resiste? Qué es lo que queda? 

Queda “el encuentro con el Dios vivo” (LF n.4) quien personalmente me ofrece lo que no tengo: seguridad, sentido a mi existencia y de pertenencia, fortaleza ante los fracasos, humildad para reconocerlo y agradecer.
En fin, este es el resultado: la fe o “locura de cristianos", diría un buen cura que conozco.

Miren, se los he vertido a cuenta gotas ya que no se trata de andar proclamando a los cuatro vientos lo que me quita el sueño pero al día de hoy, habiendo fallecido papá, entre las dificultades normales que surgen a partir del deseso de un miembro de la familia, las dolencias y enfermedades propias de la edad también conservo pocos ahorros, no tengo fuente de ingresos y, aunque la busco, no la encuentro; sin embargo, al día de hoy no me ha faltado nada y ninguna otra cosa me ha llegado a desesperar; pero, seré capaz de continuar viviendo bajo estas circunstancias? Obtendré trabajo? Tendré fuerza para trabajar? Se me acabarán los ahorros? Pasaré necesidad?

Entra con furia la duda al ruedo y se detiene, retándome, en la pregunta del padre Carrón:
“¿Podemos decir, [Maricruz] con más conciencia que nunca, después de todos los desafíos que hemos afrontado: «¿Quién nos separará del amor de Cristo?»?” 

Podemos decirlo a conciencia? Podemos?

“¿Se trata, [Crucita], de una frase bonita con la que estamos de acuerdo, o bien es una certeza fruto de la experiencia vivida?”, insiste el padre Carrón.

Así como entró sale la duda para dejar lugar a la certeza.

Una certeza fruto de la experiencia vivida por lo que la conciencia me obliga a expresar que nada, “ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura” ha conseguido separarme “del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Rom 8, 38-39)

¡Nada!
“Si la fe no es un recurso para vencer las dificultades que nos vemos obligados a afrontar, ¿para qué sirve creer?”
Julian Carrón

Carta abierta a mi nuevo Arzobispo

Es oficial, nos han nombrado Arzobispo!

Estoy agradecida con el Señor de que, finalmente, nos nombran Arzobispo. 

Lo he sabido por la publicación que ha hecho la página en facebook de la Arquidiócesis de San José. Hasta el momento no he visto la noticia oficial de la Santa Sede. 

Pido a Dios Todopoderoso ilumine a nuestro pastor sobre todo en este tiempo que exige de él una atención cariñosa, firme y coherente hacia las necesidades del clero pero también de los fieles que necesitan de su presencia en el ámbito público y de su guía ante las gravísimas amenazas que a nuestros valores se nos abalanzan en forma de ideología.


Carta abierta a mi nuevo Arzobispo
Mons. José Rafael Quirós
Arzobispo de San José

S.E. Reverendísima:

Hemos venido los fieles costarricenses muy al garete los últimos años deseando con vehemencia y clamando al cielo por un Arzobispo ya que Mons. Hugo, quien ha dado lo mejor de sí, no ha podido ofrecernos gran parte de lo que necesitamos.

Qué necesitamos, se preguntará usted?

Necesitamos un pastor que se coloque en primera fila delante de políticos y gobernantes ante la agresión que sufren nuestros valores.

Necesitamos un pastor que atienda con caridad pero también con firmeza y auténtico cariño de padre a todos sus presbíteros muchos de los cuales, al día de hoy, andan como ovejas sin pastor ya sea porque se les ha ignorado y trabajan casi en total abandono o porque se les ha dejado “a la libre” y han caído en pecado de soberbia.

Escuchar y animar a quienes son magníficos párrocos pero, ¡cielos!, también vigilar lo que aprenden en el seminario.

Casi que con solo cuidar del clero bastaría como me dijo uno de sus presbíteros el día de hoy.

Necesitamos no un administrador sino un padre, que sea modelo de Jesucristo para el pueblo católico costarricense. No un gamonal sino un párroco amoroso, piadoso, considerado y atento, que nos llame por nuestro nombre y aprecie nuestra disposición al servicio.

Necesitamos a un pastor que nos haga sentir parte de la Iglesia universal en su fidelidad al Magisterio y al Santo Padre.

A uno que de preeminencia a lo espiritual por sobre lo pastoral. Que mire más al estado de las almas que a los resultados estadísticos que arroja la Misión Continental.

Un pastor que aprecie todos y cada uno de los movimientos eclesiales, ministerios y carismas que el Espíritu suscita en la Iglesia pero también uno que valore por sobre su vida la Liturgia como fuente y culmen de la vida cristiana.

Con el debido respeto, necesitamos que esté dispuesto a jugarse la vida por Jesucristo y que nos contagie de la certeza de que únicamente con Su ayuda, estaremos en posibilidad de conseguir unidos lo diametralmente opuesto a lo que ha venido sucediendo durante las últimas décadas.

Por último, lo que no evitaré mencionar es que, según los limonenses, usted como su Obispo ha sido incomparable y eso me alienta.

Cuente S.E. desde este momento con nuestra fidelidad, obediencia y nuestras oraciones.

De usted, segura servidora,

Maricruz Tasies Riba
San Jerónimo, Moravia

NOTA: Le escribo desde toda la gratitud y el cariño que me infunde la gracia que le otorga su cargo pero también desde una tristeza que he venido arrastrando por años, que comparto con muchos y la que no se me pasará pronto ni fácilmente.

"Tips" para novatos en la promoción de la forma extraordinaria

Este es un tema delicado, sin embargo, dada la gran cantidad de católicos que me consultan sobre cómo promover en sus parroquias la misa tridentina he pensado que sería oportuno ofrecer algunas pistas. 

Antes que todo, es imperativo conocer el Magisterio, es decir, haber leído y estudiado los siguientes documentos fundamentales:


Habiendo sido comprendidos a la perfección se dispone uno a la oración ya que, dadas las circunstancias eclesiales, seguir la inspiración de promover la misa no será camino fácil ni breve.

Muy importante también conocer la realidad diocesana y parroquial, es decir, conocer muy bien el pensamiento y disposición tanto del Obispo como del sacerdote hacia la liturgia pero también la de los fieles. 

Procurar conocerlos como quien se dispone a conocer a una familia a la que desea llevársele un bien que no ha pedido, es decir, contar con que podrían rechazarlo por lo que hemos de procurar conocer sus fortalezas tanto como sus debilidades y amarlos profundamente. Orar por ellos.

Según el resultado que arroje el conocimiento de la realidad diocesana y parroquial así habrá de ser la aproximación que se haga al sacerdote y a los fieles. 

Por ejemplo, a un párroco para quien la liturgia es campo de experimentación la mejor aproximación sería presentarle la misa como novedad. Para un párroco para quien la liturgia es fundamento de la fe, aproximarse como servidor que viene a ofrecerse en un nuevo campo de servicio. 

Dirigirse primero a los párrocos es fundamental ya que el mismo Motu propio así lo indica. 

Si el rechazo hacia la misa no se hace esperar, no desfallecer. Recúrrase a otro sacerdote sin descuidar la atención del primero. Y así hasta que se encuentre un sacerdote dispuesto.

El siguiente paso será conseguir que el sacerdote preste su parroquia para celebrar la misa con otro sacerdote debidamente preparado o que el mismo esté dispuesto a aprender la forma extraordinaria del rito para lo cual necesitará todo el apoyo.

Podría surgir que el sacerdote no se sienta cómodo con esa petición o que le preocupe la forma de pensar de su obispo. No desfallecer y recurrir al Obispo por su atención pastoral si fuera el caso.

No desfallecer tampoco en el caso de que el Obispo rechace la idea. Orar por el Obispo.

Si durante estas andanzas se ha logrado convencer a otros fieles de la bondad de la forma extraordinaria procurar por todos los medios conformar un grupo en procura de constituir una asociación Una Voce desde la cual tendrán amparo canónico para la promoción de esta forma del rito.

Mantenerse fieles al Papa y al Magisterio, obedientes a su Obispo y firmes en la convicción de que tanto el Magisterio como el Derecho Canónico, el Papa emérito Benedicto XVI y el Papa Francisco de su mano así como otros muchos obispos alrededor del mundo amparan su petición pero también no perder nunca el ánimo alegre, la esperanza, la caridad tenerla como fundamento de todas las acciones. 

Y rogar, rogar con palabras, actos de penitencia, ofrendas de la misa, rosarios, novenas, etc. para que el Señor mueva los corazones.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...