26 de agosto de 2013

¿Cómo saber si Dios se nos ha hecho aburrido?

Uno, sencillamente, no puede imaginar que para Juan o Andrés, Pedro o Santiago, para la misma María el Señor y la vida a su lado haya sido aburrida.
Bien, esa es la mejor referencia para saber si Dios se nos ha hecho aburrido.
Es nuestra relación con El de tal tipo que no más al despertar abrimos los ojos emocionados y contentos por lo que sospechamos nos reparará el día a su lado?
Nos entusiasma creer de tal forma en El y en su Presencia como para salir a los caminos a mostrar las maravillas que hace y ha hecho por nosotros?
Salimos dejándolo en casa o partimos a nuestras actividades caminando sobre sus huellas?
Las seguimos o en algún punto de la jornada decidimos dejarlo ir por su camino para tomar el nuestro?
Caminamos atentos a sus palabras o absortos en nuestros pensamientos?
A la primera contrariedad del día le miramos para saber cómo hemos de mirar nosotros o le ignoramos para sacar nuestro propio juicio ante la situación?
Regresamos a casa cansados, sudorosos pero contentos por haber pasado el día en su compañía o regresamos frustrados y tristes sin saber qué fue lo que pasó?
Cuando, tarde en la noche, caemos en la cuenta que el Señor ha estado a nuestro lado, conversamos con El sobre lo sucedido o, simplemente, ignoramos su Presencia?
Podrían imaginar por un instante qué hubiese sido de la Iglesia si quienes tuvieron un encuentro personal con el Señor se lo hubiesen tomado como muchos nos lo tomamos?

Gracias al Señor que vive y que todavía transita por la historia junto a muchos de sus discípulos.

Qué pasaría si nos tomáramos al Papa Francisco literalmente?

A ver, analicemos lo que ha dicho:«¡Vayamos hacia los otros sin esperar que los otros vengan a buscarnos!»
Qué quiere decir con esto? Que debemos literalmente salir en busca de los demás? Pues, así parece.
Y qué implica para mi? En lo que a mí respecta implica, por ejemplo, que deberé ir en busca de unos parientes que me han ofendido para, sin reclamos, volver a establecer amistad. Cuidarlos y preocuparme de nuevo por ellos. ¡Uy! Hasta se me crispa el espinazo pero, decididamente, eso implicaría.
Qué implica para ti hacer lo que indica el Papa? Piénsalo por un instante.
Y es que, fíjense bien cómo sigue el Papa: «Imitemos en esto a nuestro divino Maestro, que dejó su cielo para hacerse hombre y estar cerca de cada uno de nosotros».
No cabe duda de que es cierto. Salir al encuentro de los demás es imitar a Cristo quien se expuso completamente al innegable peligro de ser rechazado.
Es tan de tanta gravedad este desafío y estamos tan acostumbrados a que se nos hable con figuras que no termina de caernos la peseta. Cierto?
Nos está diciendo el Papa que hemos venido estando muy acomodados y que salgamos fuera. Tal como nuestro padre quien viendo el día soleado nos exige que salgamos a jugar por nuestro propio bien.
Es nuestro bien lo que busca el Papa. No otra cosa. Nuestra santidad. Que pongamos en hechos lo que decimos creer.
Y fíjense bien, el Papa enumera los lugares a los que hemos de salir: «No solamente en las iglesias y las parroquias, pero en todos los ambientes llevemos el perfume del amor de Cristo. En las escuelas, en las universidades, en los lugares de trabajo, en los hospitales, en las cárceles. Pero también en las plazas, en los centros deportivos y en los locales en donde la gente se encuentra».
Calma, calma, Papa F, pero qué es lo que pretendes? Quieres que piensen que estamos locos? Porque eso es lo que pensará Vera, la de la pulpería, cuando mañana llegue a comprar el pan y le diga que recemos juntas un Avemaría. Y, así, mil cosas que se me ocurren.
Y es que, finalmente, me pregunto que, de no hacerlo tal como nos indica el Papa, cuándo se darán cuenta los demás de lo que hemos recibido?
« ¡No seamos avaros en donar lo que nosotros mismo hemos recibido sin ningún mérito! No tengamos miedo de anunciar a Cristo en las ocasiones oportunas como en las inoportunas, con respeto y con franqueza».

Qué pasaría, 
queridos cristianos, 
si nos tomáramos las palabras del Papa 
literalmente? 

Pueden imaginar el mundo 
regado con la presencia de quienes 
se las hayan tomado de esa forma?

19 de agosto de 2013

La aventura de expresarnos públicamente como católicos

Hace algunos años, muy pocos en realidad, cuando me decidí a abrir un blog lo hice con toda la ingenuidad del caso.
Como toda la vida he llevado una bitácora o diario se me hacía interesante hacerlo público debido al desafío que implicaría para el orgullo y la vanidad dejarlos al descubierto.
Mi tema de toda la vida ha sido Dios. Recuerdo que, desde los cinco años, edad en la que aprendí a escribir, de lo primero que hice fue escribir poemas y cartas para Dios y la Virgen.
Los diarios que he llevado siempre han sido conversaciones que he tenido conmigo misma ante Dios por lo que hacerlo en un blog me resultaba cómodo debido también a que pasaba mucho tiempo en el ordenador por mi trabajo y estudios.
Así fue como inicié esta experiencia.
Poco tiempo después y, para mi sorpresa, empezó a seguirme en Blogger nuestro estimado Juanjo Romero lo cual me asustó ya que lo respetaba muchísimo por su sitio y de su esposa llamado conoZe.com al que recurrí en multitud de ocasiones.
Un día, sin más, me invitaron a publicar aquí y desde entonces he tratado de ser fiel a la motivación primera: escribir de cualquier tema que me interesa delante de Dios para su mayor gloria.
Más tarde aprendí que este tipo de blogs no llegan nunca a ser muy leídos ya que muy pocas personas llegan a desarrollar empatía por la vida de otra persona. Lo cual me hizo pensar que quizá para InfoCatólica estaría muy lejos de ser su mejor “ficha”, no obstante, confié en su criterio y para mí, en todo aspecto, han llegado a convertirse en miembros de mi familia. De hecho, a veces me sorprendo con sus espectaculares manifestaciones de confianza y de cariño.
Cuento esto porque he notado que muchos llegan a leerme buscando lo que no puedo ofrecer como es erudición, cultura, conocimiento teológico y doctrinal, etc.
No crean que no lamento el haber tenido una educación deficiente y el poseer una pésima memoria lo que me habría ayudado a estar un poco más “a la altura” de los blogeros de ese portal.
El hecho es que me he mantenido fiel a mí misma a pesar de duelos, alegrías, fracasos, metidas de pata, etc. lo cual me hace pensar que al fin y al cabo mi blog es algo fuera de lo común ya que refleja a un mortal cualquiera tratando de vivir de su encuentro con el Señor.
Lo cual he visto que ha sido de utilidad a quienes no han entrado por diferentes razones en la aventura de expresarse públicamente como católicos.
Espero que en alguna medida mi blog les sirva de acicate ya que no corren tiempos fáciles y sería conveniente que diéramos el paso que consiste en darnos a conocer en lo que el encuentro con el Señor provoca en cada uno de nosotros.
Hacerlo no únicamente por medios escritos sino, principalmente, de forma oral ante todas aquellas personas con las que a diario nos encontramos.
Bueno, para terminar les cambio “el arroz por los frijoles” ya que hoy domingo me ha impactado la experiencia de Israel Raks, un joven profesional mexicano residente en Guadalajara quien inauguró su blog de forma espectacular con un tema de mucha actualidad. Mucha más de la que algunos sospechan o querrían.
No duden en seguir leyendo. Israel no los decepcionará.

Escuchando al enemigo por Israel Raks

17 de agosto de 2013

Una dulce imagen del Concilio

Me los he traído engañados por lo que espero me disculpen.
Aunque no tan engañados ya que la imagen de esta dulce criaturita que soy yo a mis tres o cuatro años fue tomada entre 1963 y 1964, es decir, en pleno Concilio Vaticano II.
Quise que vinieran para decirles algo.


Primero que todo, agradecer a los blogeros y consejo editorial de InfoCatólica, el que me hayan hecho llegar sus condolencias. Me parece que nunca se los agradecí por lo que espero sirva este momento para ello.
Otra cosa que es muy importante para mí mencionar es que necesito que me perdonen tanto los lectores y comentaristas como mis compañeros blogeros ya que no he venido siendo yo misma tras el duelo y todo lo que ha sobrevenido con la muerte de papá.
Es cierto que uno no debería pedir perdón por cometer errores que no ha elegido libremente, sin embargo, quizá con ellos he provocado enfado, desánimo, aburrimiento o lo que sea, cosas que nunca han estado en mi deseo provocar como blogera católica.
Mi situación ha mejorado en cuanto que tengo al Señor que me sostiene, sin embargo, voy transcurriendo por la vida como sobre un pantano en el que el único terreno firme son las huellas del Señor que voy pisando.
No sé cuánto más durara esto ni si mejorará; no obstante, me tomo cada día según viene y, dichosamente, lo sobrellevo con la Gracia del Señor con ánimo alegre y con esperanza.

De ahí que dijo que las cosas para mi han mejorado.

Quizá no vuelva a ser la misma de antes y tampoco tengo claro si mi blog continuará siendo lo que siempre fue.
En todo caso ya el Señor dirá.
Agradezco a cada uno su compañía durante estos años, su paciencia, su cariño, su fidelidad, su generosidad.
Agradezco a Dios incluso por aquellos que sin ser afines a mi forma de ser y de pensar me han sido puestos en el camino.
A mis tres años y pico, en pleno concilio, ni siquiera sospechaba que llegaría el día en que me sentiría tan frágil y vulnerable como ahora, pero tampoco que toda la fortaleza me vendría del Señor.
La dulce niña del Concilio tampoco habría podido sospechar que el doloroso camino sería de una dulce espera gracias a compañeros de ruta a quienes el Señor tan generosamente ha regalado.
Sean compensados su cariño, sus oraciones y buenos deseos.

13 de agosto de 2013

Dos veces no lo pensaré

Muy de vez en cuando regresa a mí la sensación de “necesidad infinita”.
Recuerdo una de las primeras veces que la noté y fue un día en que, siendo muy joven y llegados a vivir a este espléndido lugar en el que todo, todo, habla de Dios, escuchando música y teniendo el portentoso paisaje delante de mí, sentí como que desde mi plexo solar iba formándose una onda expansiva de necesidad de infinito que me obligó a ponerme de pie para respirar mejor, abrir los brazos y sacudirme como quien se sacude un hormiguero.
Me gustaría tener mayores destrezas literarias para expresarlo pero no las tengo así que con esa descripción basta para que se hagan la idea.
Esa necesidad de infinito se despierta en el momento menos esperado; por ejemplo, hoy se despertó cuando no pude más con el dolor de ver tres hermosos árboles del jardín tumbados ya que se encontraban en el lote que recientemente vendimos a este hombre que más que mi rabia lo que merece es compasión por ser tan bruto como para tirar abajo tres árboles de veinte metros cubiertos de hiedra hasta la copa que no significaban ningún peligro para nadie.
Claro, luego, con el dolor de la pérdida pienso en tantas vidas humanas que se pierden de forma absurda y es cuando ya no puedo más, tengo que recurrir a Dios lanzándome en sus brazos como un pájaro de fuego que se elevara sobre el cielo para ir a fundirse con el sol.
Y, claro, lloro. Recuerden que ahora por todo lloro.
Uno sabe, si, sabe que mueren muchas personas de manera atroz y por razones absurdas pero también conoce de personas que más parecieran muertos vivientes de esos tan espantosos a los que la televisión a veces pareciera desea acostumbrarnos.
Tan solo por los programas de televisión un visitante del espacio exterior concluiría que existe una consigna mundial para que cada día el mal parezca a los terrícolas menos malo y sus frutos menos perversos, horribles y aborrecibles.
Yo no podré jamás acostumbrarme. Sencillamente no vine con lo necesario.
He pensado que quizá hasta llegue el día en el que deba entregar mi vida por el Bien y por la Belleza. No lo sé, puede ser que no; pero si llega, lo haré sin pensarlo ya que sé por experiencia de dónde viene esa “necesidad infinita” y hacia Quien me lleva.

Dos veces no lo pensaré.

Actualización del blog / Entradas recientes

Deseo que me disculpen quienes me siguen en Blogger ya que este año he tenido descuidada la actualización del blog debido a que graves problemas con mi computadora me han obligado a publicar directamente en InfoCatólica.

En esta ocasión y para ponerme al día traigo los enlaces a las más recientes entradas. 

De ahora en adelante haré mi mejor esfuerzo para no dejar de publicar aquí lo que publique allá.

Gracias,

10 de agosto de 2013

Tenemos idea de para qué sirve la fe?

Es cosa muy triste, digo yo, ver el enorme esfuerzo que hizo Benedicto XVI y el que hace Papa Francisco en relación a tantos temas en los que los católicos debemos corregirnos para ser auténticamente seguidores de Cristo y que, nosotros en las bases, demos al traste con dicho esfuerzo.
Para mí, Benedicto fue un padre tal como mi padre, quizá por eso me conmovió tanto que el deterioro en la salud y muerte de papá coincidiera de forma tan exacta con las fechas entre la renuncia y el cónclave. Ahora, Papa Francisco, ocupa su lugar y, de a poco, voy identificándome con él, lo cual es una maravilla que merece toda mi gratitud al Señor.

Así como de las enseñanzas de mi padre fui ávida receptora, lo mismo de Benedicto y de Papa Francisco ahora por lo que en mi cabeza no cabe que un hijo agradecido sea infiel a su padre dejándose llevar por una libertad mal comprendida y, tirando literalmente a la basura, el esfuerzo con en el que se ha donado completamente por amor a ti.

Como Vicario de Cristo, como el mismísimo Cristo, el Papa emérito y el Papa F, se desgastan por nosotros pero igual seguimos en lo mismo.
Yo lo que digo es que hemos de expandir nuestra mirada al gran panorama de la Iglesia para estar en posibilidad de advertir en qué aspecto, cada uno “manda al carajo” a Cristo y a su Iglesia tanto en las pequeñas como en las grandes cosas.
Es que, por ejemplo, fíjense bien: exhorta el Papa F a los nuncios tener cuidado con los nombramientos de Obispos, habla de que “huelan a oveja”, pero ¡caray! ¿de verdad se juegan la vida en ese aspecto?
O, por ejemplo, indicó Benedicto en su momento que consideraba conveniente el que en cada diócesis se celebrara la misa tridentina al menos una vez al mes, sin embargo -al día de hoy- de lo único que nos enteramos es del gran escándalo que provocan los obispos al negar esa posibilidad a los fieles. ¿No es acaso ingrata esa actitud?
Luego, menciona el Papa F cuánto hemos de cuidarnos de la maledicencia pero ahí vamos, con “la lengua al hombro” y cada vez que podemos, criticando a unos y otros en la parroquia tal como si nos hubiesen asignado labor de jueces en lugar de haber optado por la de servidores.
Saben qué? No hace falta que diga nada más. Saben por qué? Porque es obvio que no tenemos idea de para qué sirve la fe.
Incluso, me atrevería decir que hasta podría ser que estemos llamando fe a lo es tan solo un sentimiento. Lo que sería fatal ya que los sentimientos tienden a ocultarnos la verdad de las cosas y, como la verdad es para la fe como para nosotros el aire que respiramos, la fe -sin verdad- muere.
De ahí es que sea tan fácil para quienes confunden fe con sentimientos el fanatizarse y exponerse a salir de la comunión de la Iglesia y fácil también el que, muchos otros, sencillamente parten en una “pura contentera” hacia comunidades evangélicas, sectas, budismo, reiki, feng-shui, superstición, espiritismo, etc., desviándose sin la menor idea de quiénes son, para qué nacen o mueren, ni para qué están aquí. Cosa de la que se enterarían sin distinguieran entre fe y sentimientos.
Pero, cómo se da uno cuenta que la fe que dice tener es solo un sentimiento? 
Póngala usted mismo a prueba.

De qué modo?
Resiste escuchar la verdad que sobre sus pecados le dice su conciencia?

Lo resiste? Consigue reconocer sus pecados pero además pide perdón y se enmienda? 
Pues bien, eso quiere decir que tiene usted fe ya que de lo primero que realiza la fe es un cambio radical.

Sigue usted en lo mismo?
Pues no la tiene y lo que tiene es “un berrinche” de gran magnitud que lo alejará cada vez más de su salvación. Y, eso –perdóneme que se lo diga- se lo habrá ganado a pulso.

Se dan cuenta lo dramático que es el que tantos católicos en el mundo, dígase obispos, sacerdotes, religiosos, laicos, digan tener fe y lo que tengan sea un amacijo de sentimientos?. 

Por eso digo que es cosa muy triste ver en lo que termina el esfuerzo de ambos papas y, precediendo al suyo, el de Dios Padre en su Amor hecho carne para el sacrificio.

Si, habiendo llegado hasta aquí he conseguido interesarlo en su salvación por lo que desea saber algo más sobre para qué sirve la fe lea LUMEN FIDEI
Ah, por cierto, olvidé colocar ésto:

“La fe, sin verdad, no salva, no da seguridad a nuestros pasos. Se queda en una bella fábula, proyección de nuestros deseos de felicidad, algo que nos satisface únicamente en la medida en que queramos hacernos una ilusión. O bien se reduce a un sentimiento hermoso, que consuela y entusiasma, pero dependiendo de los cambios en nuestro estado de ánimo o de la situación de los tiempos, e incapaz de dar continuidad al camino de la vida. Si la fe fuese eso, el rey Acaz tendría razón en no jugarse su vida y la integridad de su reino por una emoción” 
(Papa Francisco, “Carta Encíclica Lumen Fidei”, pp. 30-31).

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