27 de mayo de 2012

¡Señor -déjame decirte- qué bien se está aquí!

Siempre he escuchado que hemos de prepararnos para asistir a misa tanto en el aspecto espiritual pero también en el aspecto material y que, esa preparación, es ya una introducción en el no espacio-tiempo de Dios en el que se actualiza el sacrificio de Cristo que tiene su culmen en la Liturgia Eucarística. 

En el aspecto material, procuro arreglarme y organizarme con antelación ya que vivo lejos del templo donde asisto por lo que también las circunstancias me obligan a ello. En el aspecto espiritual, pues, qué les digo, desde el sábado estoy pensando en que el domingo iré a misa y se me alborota el alma al pensar que regreso a casa. Porque si, para mi, asistir a misa, es como llegar a casa. ¡Qué bien se está ahí!

Ahora comprenderán por qué, considerándolo de esta forma, desde que decidí el viaje a la misa solemne en Guadalajara empecé a “estar en misa” y me introduje en ella plenamente haciéndome presente en el recinto sagrado aquél viernes 11 de mayo del 2012.

Ahora bien, si lo recuerdan, entre lo que puse mis pies en el avión, pisé tierra mexicana y llegué a misa, me encontré con la señora Leticia, con don José de Jesús, el taxista que conocía de la misa tridentina y con Mauricio el joven indigente costarricense. 

Me iban acompañando no solo estos encuentros singulares y maravillosos sino también emociones, sentimientos, pensamientos no todos que me conferían seguridad; pero, ahí iba yo, arregladita pero también armada con mi cámara y aquella chalina especie de velo que fue lo único que conseguí. 

No más sorteando a como pude la multitud aglomerada en la puerta de la Catedral lo primero tuve ante mis ojos fue esta imagen. 


Minutos más tarde, saqué la cámara y grabé lo que verán aquí.


Como podrán imaginar, el corazón se me salía del pecho. El calor y la aglomeración no ayudaron en nada para que la disfrutara tal como me había preparado ya que, según yo, estaría llegando al templo 45 minutos antes de iniciar la celebración. 

Pero, no fue así, ¡llegué tarde!

“Pero, por qué?” se preguntarán. Pues, porque a esta cristiana, le suceden cosas absurdas de vez en cuando. Fue así: esa mañana encontré un relojito muy lindo en la tiendita de un chino el cual, obviamente, era una porquería de reloj ya que atrasaba. Ese “pinche” relojito fue el que me hizo llegar tarde.

En fin, esa contrariedad pasó a último plano cuando me encontré de frente ante el altar de Dios.

¡Señor –déjame decirte- qué bien se está aquí! Era lo único que escuchaba en mis adentros con los sentidos a más no poder, en medio del calor, el tumulto y el torbellino de emociones. 

Y cómo no iba a estar bien allí con tres sacerdotes de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro quienes parecía que, en lugar de pisar el suelo, volaban danzando con sus vestimentas de un lado al otro del altar; como querubines seguros de sus gestos y acciones en lo que concierne al culto a Dios, colocándose una vez en fila, otra en trío o en dueto y, otras veces, dejando en solitario ante el Santísimo al padre John Berg, Superior de la Fraternidad de quien más tarde pude disfrutar su sonrisa cuando a través suyo invité a la FSSP a venir a mi país. 

Y, cómo no iba estar bien allí si el templo en su arquitectura y disposición, como dijo Bruno Moreno en uno de sus artículos, parecía haber estado clamando al cielo desde hace sesenta años que una de estas misas se volviera a celebrar en el. Casi podría asegurar que, si todo mi ser parecía estar inmerso en la maravilla, no menos que eso podrían haberlo estado todos los rincones de la Catedral. 

Y cómo no iba a estar bien si, no solo el coro hacía subir sus voces hasta el mismísimo trono del Altísimo, sino que la asamblea jubilosa al unísono y con la mirada fija en el altar hacían retumbar el templo con su respuestas en latín?.

Ciertamente, aquél coro de la asamblea, fue para mi un atisbo del cielo. Se los aseguro.

Y, cómo no iba a estar bien allí con aquella cantidad de significativos detalles: chorromil niñas y mujeres de todas las edades y condiciones sociales, con velo o con reboso colocado sobre su cabeza, vestidas con pudor, algunas con lágrimas en los ojos. 

Chorrocientos de hombres de todas las edades y condiciones sociales, vestidos con atuendos dignos, en silencio, de pie o de rodillas, acompañados de sus esposas siguiendo cada detalle de la celebración.
Y, ni que se diga de la enorme cantidad de acólitos, algunos de ellos a quien conocí y disfruté de su compañía más tarde.

En fin, que a mi, con la misma candidez de los discípulos en la Transfiguración, lo único que me faltó fue solicitarle a Edgar Fernández, presidente de Una Voce México, que les pidiera a los sacerdotes de la fraternidad hacer el “reprise”. 

¡Así de bien estuve ahí!

La misa solemne en Guadalajara empezó para mí en el momento en que decidí asistir a ella. Una semana después, todavía no ha terminado. 

De eso es de lo que se trata la Gracia de la misa.

26 de mayo de 2012

En el silencio...

Ahí estaba yo, en el antiguo y hermoso Templo del Pilar, en silencio, con mi velo y en mi segunda misa tridentina el sábado 12 de mayo a las 7:30am.

De rodillas, con la mirada perdida en algún punto del altar, tan perdida como podría estar la mirada de una novata en sus primeras misas tridentinas; sin nada particular en mi mente más que el estar rememorando tanta cosa asombrosa que plenifica mi vida recuerdo estar pensando en ese dolor difícil de describir que asumo llevamos todos por el mero hecho de haber sido llamados a la existencia, pero también colmada de gratitud pensaba en mis alegrías y a la vez en el infinito entusiasmo por vivir como el que se me ha regalado.

Por mi mente, pasaron furtivos los rostros de mis seres queridos y también de los que se bien que no me quieren. Delante tuve mis flaquezas pero también todo aquello en lo que he sido fortalecida. 

Tomé conciencia de mi dolor de pies, ofrendándolo en ese momento como reparación así recordé ofrendar también el mal dormir de la noche anterior.

Así fui entregando en paquete o de uno en uno, según fuera el caso: mis temores, mis dudas, mis dichas y mis esperanzas… todo iba pasando poco a poco por mi mente cuando entonces, distrayéndome de mis pensamientos, miré directamente al padre Fryar porque realizó en el altar un gesto que me resultó familiar.
Habíamos llegado al momento de la consagración.
“En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro; elegimos cómo expresarnos”
Benedicto XVI
Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2012


No se si, realmente, lo he dejado claro pero, notan ahora por qué en la misa tridentina o en cualquier misa es tan importante el silencio? En qué disposición consideran que llegué al momento de la consagración tras esta plática en silencio conmigo misma ante el altar de Dios? Es lo que digo, la misa tridentina y en su silencio, que es el mismo silencio del que habla el Papa, no solo escuchamos y nos conocemos sino que comprendemos con mayor claridad.

21 de mayo de 2012

José de Jesús y el Templo del Pilar

A propósito los he mantenido en ascuas sobre la misa solemne en la Catedral de Guadalajara y es que, de no ser por cada suceso que la rodeó, no comprenderían la magnitud de la importancia que tuvo para mi y para todos aquellos que tanto la esperaron y esfuerzo pusieron para su celebración. 

Pues bien, los dejaré en ascuas un poquito más.

Varias cosas sucedieron antes de la misa, además del encuentro con Mauricio, de quien hablé en la entrada anterior. 

De ellas les hablaré hoy y recuerden que, si se las estoy dosificando es no más para realzar el hecho de que todo viaje para un cristiano es o tendría que ser un itinerario de fe.

Sigo, de inmediato, a lo que vine.

Como mujer, soltera y de cierta edad viajando sola, pues claro que uno sale de viaje con alguna pequeña desconfianza en cuanto a su seguridad en país extranjero, pero el caso es que a pesar de los temores, al final el Señor y, uno prendido de su mano, se encarga de disponer las cosas de forma que nuestra confianza en El sale robustecida. Miren no más.

En el avión me correspondió sentarme al lado de una señora mayor oriunda de Guadalajara a quien pude hacerle todas las preguntas que necesité para sentirme un poco más segura a mi arribo. 

Fue ella quien me indicó que la línea área tiene un servicio de autobús gratuito hasta la glorieta Minerva de donde salen taxis de confianza hasta cualquier punto de la capital de Jalisco. De tal manera que, tomé el autobús y llegando a la glorieta me esperaba quien sería luego mi chofer exclusivo durante mi estadía, el señor José de Jesús (a poco su nombre no les dice nada?).

Subida en su taxi, esta servidora –como le habla hasta a los muertos- entabló conversación con el chofer, así fue como en algún momento me preguntó:
- “Y, a qué viene usted a México, señorita?”.
- “Pues, no me lo va a creer. He venido de paseo para asistir a una misa que se celebrará mañana en la Catedral de Guadalajara. Es una misa que no se celebra desde hace sesenta años”.
En seguida responde: -“Ah, si. Me invitó el padre Romo. Estoy planeando asistir. Me gustaría mucho. Es la misa en latín, la de antes. No es así, señorita?”.
“Ooops!”, pensé. Fue como una descarga eléctrica semejante casualidad. No es cierto?.
- “Así es. La misa de antes”, respondí. 

Ahora comprenden por qué se convirtió en mi chofer y guardián personal durante esos días?

Luego, supe que el padre Romo es uno de los dos sacerdotes de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro que tiene un apostolado con los taxistas. Muchos de ellos se consideran sus amigos. Hasta mi llegaron los beneficios de su apostolado. Miren nada más!.

Lo siguiente maravilloso fue haber dado el mismo viernes con el Templo del Pilar en la calle González Martínez, a solo ocho cuadras de mi hotel. 

La dirección me la dieron, tras mi encuentro con Mauricio, en el Museo de Arte Sacro de la Catedral de Guadalajara por lo que llegué derechito sin mayor dificultad. 

Haberlos hallado no solo significaba haber encontrado la sede de la FSSP, a quienes deseaba invitar a mi país, sino que podría asistir a todas las celebraciones litúrgicas que quisiera. 

No saben el vuelco que me dio el corazón cuando llegando, no más, observé de lejos el logotipo de la FSSP impreso en un rótulo pegado a la entrada del Templo.

Ahí obtuve la certeza de que había llegado al lugar que el Señor tenía planeado. 

Fue como llegar a casa.

NOTA: En la primera fotografía pueden ver a don José de Jesús y la segunda, obviamente, es el Templo del Pilar.

20 de mayo de 2012

Su nombre es Mauricio

En México se me desordenó un tanto la vida debido a la diferencia de horario.

No me lo van a creer, solo tenemos una hora de diferencia, pero el itinerario de un día normal de los mexicanos poco tiene en común con el nuestro en Costa Rica; por ejemplo, despiertan a diferentes horas y abren los establecimientos a las mismas diferentes horas; luego, desayunan entre 9 y 11 de la mañana, comen (nuestro almuerzo) entre las 2 y 3 de la tarde y van cenando…, pues, ni se a qué hora van cenando porque a esa hora ya estaba intentando dormir arrullada por tanta música hermosa que me llegaba de todas partes desde la calle. Fue divertido, la verdad, tratar de adaptarme. 

Pues bien, el segundo día de mi estadía desperté a las 5:30am, o sea, de noche todavía. Debí esperar una media hora, aproximadamente, para salir a un “7eleven” a tomar un café y un “sanguchito” de desayuno ya que ni el restaurante del hotel estaba abierto a esa hora.

Con mi sanguchito en una mano y mi café en la otra me fui a sentar a la plaza al lado de la Catedral de Guadalajara donde a esa hora ya estaban trabajando los jardineros a quienes, de paso, pregunté sobre si conocían la ubicación del Templo del Pilar ya que es la sede de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro la cual quería ubicar cuanto antes, mejor. Desconocían su ubicación. Sin desanimarme, me dispuse a elegir una banca y me senté a observarlos mientras desayunaba.

Más allá, unas dos bancas de frente hacia mi derecha, había un indigente durmiendo cubierto casi hasta las pestañas por una cobija sucia. Lo miré y miré mi desayuno y fue cuando me dije: - “Caray!. Esta persona va a despertar y no tendrá nada para comer. Es muy probable que sea yo la única persona que en este momento de la historia esté pensando en ella y le preocupe su situación; así que –cuando termine de comer- al menos le dejaré en la cabecera las monedas para su desayuno”. 

Al sentir que me aproximaba, se despertó y me miró. Le dije que era para su desayuno. Sus ojos sonrieron al filo de la cobija dándome las gracias.

Saben? Hace mucho reflexionando sobre mi misma, lo que sentía y pensaba ante una persona indigente, cai en la cuenta de que para muchos de nosotros, quizá, ellos representan el fracaso ante el mundo que tanto tememos; lo que pasa, es que no queremos admitir que en lo más profundo somos verdaderos indigentes ante Dios y que, muy probablemente, si nos pudieran ver el alma con rayos equis, nos veríamos por dentro igual, tanto o peor que ellos. Admitida esta realidad por eso se me hace tremendamente difícil el que me sean indiferentes. 

Pues bien, estando muy conciente que en país extranjero darle su desayuno era lo único y mejor que podría llegar a hacer por esa persona, me alejé caminando para continuar mis indagaciones sobre el Templo del Pilar.

Cuando minutos más tarde regresaba por el mismo camino, lo encontré sentado y acomodando su cobija para partir de ese lugar. Observé que era joven y, además, de tez morena y ojos azules o verdes en un rostro hermoso, la verdad. Me reconoció, de tal manera que le sonreí de vuelta y de nuevo me dio las gracias. Sin más, se puso de pie y empezó a caminar a mi lado. Noté que era muy alto. 

Despuecito me preguntó que de donde era. Le dije que de Costa Rica. En eso, metiéndose la mano en el pantalón, dijo: -“No me lo va a creer”. Sacó su cédula de identidad costarricense la que miré de reojo nada más. 

¡Asombroso! 

Asombroso que me encontrara con un coterráneo en tierra mexicana pero sobrecogedor que fuera un indigente y además tan joven. 

Haciéndole preguntas que respondía con toda naturalidad me dijo que yendo para Canadá le habían robado su dinero y pasaporte; que ningún gobierno se interesaba por su situación y que quería regresar a casa ya que estaba preocupado porque pensaba que tenía dengue y su rodilla lesionada le dolía mucho.

Cuando le ofrecí ayuda a mi regreso a Costa Rica no quiso hablar más, sencillamente, me extendió la mano y se despidió.

Su nombre es Mauricio
.

Todavía no comprendo y no se si lo comprenderé alguna vez por qué o para qué fue que el Señor permitió que nos encontráramos.
“Mucha admiración me causa esto y me llena de estupor; viajan los hombres para admirar las alturas de los montes, y las grandes olas del mar, y las anchurosas corrientes de los ríos, y la inmensidad del océano, y el giro de los astros, y se olvidan de sí mismos”
San Agustín, Las Confesiones 10,8,15

NOTA: La fotografía es de la plaza que mencioné. La banca de Mauricio es la segunda a la derecha.
Gracias, Néstor Mora, por esa cita tan oportuna de San Agustín que colocaste hoy domingo en tu muro de facebook.
Por cierto, no se si debería de celebrar, pero ésta es la entrada número 600 en este blog en Blogger.

19 de mayo de 2012

Prendida de la mano de Dios


Observen la fotografía.


La tomé en Tlaquepaque, Guadalajara, Jalisco, México el día miércoles pasado muy temprano. 

Notaron que el señor está prendido de la manita de la estatua de Juan Pablo II? Saben lo que hacia? Estaba rezando con el.

Pues si, con la cabeza inclinada, los ojos cerrados y prendido estuvo por largo rato y así prendida fue como partí, permanecí y regresé de México en este viaje. 

Y, saben por qué? Porque iba de misión. Bien que lo sabía. 

En misión, por qué? Por muchas razones, entre ellas que el objetivo era asistir a la misa solemne pero también el que entraría en contacto con personas allegadas a la misa antigua de quienes no sabía nada o muy poco; alguna de ellas, debido a mis artículos y discusiones en la red, sabía que conservaría cierto recelo y desconfianza hacia mi persona. 

Luego, estaba aquella idea que me rondaba hace años y que deseaba comprobar si era posible realizar como fue el invitar a la Fraternidad Sacerdotal San Pedro (FSSP) a venir a mi país ahora que tras largos años de venir promoviendo la misa entre sacerdotes y laicos, ahora que Una Voce Costa Rica ha entrado bajo cuidado pastoral del Arzobispo y venido practicando el rito de la misa según la forma extraordinaria, ahora que el Nuncio ha ofrecido su catequesis sobre liturgia a obispos y sacerdotes, ahora que un sacerdote ha ofrecido su parroquia para celebrar la misa antigua, ahora que todo parece estar en calma y tener perspectiva, parecía el momento oportuno para aventurarme a lanzarles la invitación.

De tal manera que la cosa no sería fácil por lo que prendida de la manita de Dios partí, permanecí y regresé. Aún lo estoy, porque la cosa sigue sin presentarse fácil.

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Nota: Si Mariana o Deah me leen que por favor le digan al padre Fryar que revise su correo ya que le escribí para despedirme. Gracias.
Entre hoy y mañana las saludo por correo también, estimadas señoras. Bendiciones.

He regresado de México

Estando en Guadalajara y sin posibilidades de comunicarme con mis lectores fácilmente tuve tiempo para pensar y llegar a la conclusión de que mi relato sobre la experiencia de este viaje cuyo principal objetivo fue asistir a solemne misa tridentina en la Catedral de Guadalajara debía iniciarlo por el final. 

Por qué razón? Porque las conclusiones son lo verdaderamente importante y no siempre lo más fácil de obtener. 

Ahora verán lo que quiero decir. 

Uno puede concluir que el viaje fue un éxito y no estará mintiendo pero más allá de eso existen cuestiones de fondo, aparte de la novedad, la alegría, el entusiasmo, los lugares maravillosos, las comidas ricas, los nuevos amigos, etc. que hacen del viaje una experiencia fenomenal; sin embargo, un viaje es exitoso para un cristiano si ha sido a la vez que un gozo y deleite externos también y, sobre todo, un itinerario de fe.

Qué quiero decir? Quiero decir que un cristiano tendría que regresar a casa reconociendo al Señor más cercano que antes de su partida. 

Pues bien, me parece que ha sido el caso, por lo que la simple descripción de eventos no tiene mucho sentido para mi de tal forma que me dispondré a mostrarles, a lo largo de las publicaciones que sean necesarias, al Señor haciendo de las suyas en mi vida lo que es, al fin de cuentas, lo que da sentido a mi existencia y a la de este blog como itinerario de fe.


NOTA: La fotografía la tomé desde la terraza del Hotel Francés al amanecer del domingo 13 de mayo del 2012.

Por cierto, si en ésta como en entradas posteriores me notan algo decaída no es porque no esté contenta al regreso de mi viaje, es que pesqué un resfrío mexicano y estoy algo cansada. 

7 de mayo de 2012

Guadalajara, Jalisco, México y yo en solemne misa tridentina

Estoy que no me lo creo. Iré a México a este acontecimiento.


Quienes me conocen sabrán lo que podrá estar significando para mi.

Parto alegre con la idea de conocer a varias personas con quienes he mantenido contacto mediante facebook aunque no se si, al final, será posible encontrarlas; en todo caso si no fuera así, alegre voy de todas formas.

Me han dicho que tienen misa diaria en la mañana y en la noche en el templo del Pilar, además la misa del domingo cerca del mediodía, rosario y hora santa después de la misa del jueves en la noche; así que estaré encantadísima de asistir a todo lo que me sea posible.

Llevaré mi cámara y regresaré a contar con detalle la experiencia. 

Es una gozada planear un viaje con el único propósito de asistir a misa tridentina y de paso, conocer los alrededores; por supuesto si, y solo si, alguno consigue arrancarme del templo del Pilar.

Así, o más emocionada?
(Si, lo que es la hija de mi madre, está así, no puedo siquiera imaginar como estarán ellos!) 

Recen por mi (y por todos los involucrados) 

Gracias.

5 de mayo de 2012

¡El, es todo corazón!

Me ha hecho una gracia inmensa hoy esto que les contaré.


Después de muchos días de no tomar fotografías del amanecer conseguí tomar algunas lo cual me alegró muchísimo porque se las comparto al padre Javier Sánchez Martínez en España quien me ha dicho que le sirven de gran alegría y consuelo. 

Pues bien, habiendo tomado -como de rigor- la fotografía de las fumarolas del Volcán Turrialba me dispuse a tomar fotografías para el padre Javier.

Subí las fotografías de las fumarolas al Observatorio Vulcanológico quienes siempre las reciben con gratitud y luego subí la del sol para el padre Javier. 

Una hora después miré de nuevo esa fotografía y observé un detalle lindísimo: la enramada le da forma de corazón a la luz del sol pasando a través de ella. 

Miren nada más que bonito! 


Si, Rey y Señor Nuestro, no lo hemos olvidado, eres todo corazón!
Gracias.


Nota: En verdad espero que esta sencillez mía no ofenda a nadie.

3 de mayo de 2012

El poder de la honradez

Los publicistas han titulado este video “El poder de la honestidad", prefiero llamarle “El poder de la honradez".

Ha sido Coca Cola la responsable de habernos puesto a prueba y felízmente concluido que los ticos somos en una proporción importante 100% honrados.

Disfrútenlo!

 

Les cuento, como anécdota adicional que, una vez, en el lugar donde trabajaba hallé treinta mil colones y no supe quién los había dejado.

Me fui, cliente por cliente, pidiéndole que se asegurara que no había perdido su dinero. Ninguno había perdido nada. Así que guardé el dinero y esperé.

Unas dos horas después vi entrar a una joven madre muy angustia buscando en el suelo y en diferentes rincones algo que se le había perdido.

De inmediato lo supe. Fue cuando le pregunté: - “Se le ha perdido algo? Ella respondió: - “Si. Treinta mil colones que llevaba en la mano para pagar el colegio de mis hijos".

Con una sonrisa en la boca, metí la mano en el bolsillo de mi pantalón y se lo entregué.

Su sonrisa de alivio y su gratitud nunca las olvidaré. Sobre todo su sonrisa de alivio!

Sufrir tranquila en misa

Tengo tanto que contarles ya que la semana pasada ha sido tan intensa e interesante que no se por donde empezar.

Les conté que anduve inmersa “en el mundo” exhibiendo y vendiendo mis perolitos de cerámica pintados a mano? Pues, así fue. Bien metida en el mundo anduve y fue espectacular porque doquier miraba había algo que conmovía mis entrañas dándole sentido a todo lo cual me hacía pensar no en otra cosa si no en dar a Dios toda la gloria.

Primero, lo asombrada que estuve todo el tiempo viéndome pintar perolitos que quedan tan bonitos. Luego de eso, constatar que a montones de personas les parecen bonitos también, lo cual fue una gozada. Pero, en medio de todo eso, verificar tanta humanidad que anda circulando por el mundo como fueron los participantes de la feria con quienes entré en contacto: la joven diseñadora de modas, la joven que vendía joyería asiática, el solidario y generoso Julio, el fabricante de muebles de mimbre así como su primo Greivin y, ni que decir de Erick, el organizador del evento. En cada uno de ellos brillaba esa luz de humanidad que tanto necesitamos. He sido afortunada al conocerlos y hallar en sus gestos y palabras aquello que da sentido a su existencia.

Luego, estaban aquellos clientes que demostraron efusivo entusiasmo y que no escatimaron halagos, ideas, ofertas, solicitudes. Afortunada soy de haber sido regalada con tanta alegría y gratitud demostrada hacia lo que hago con sencillez y con tanto gusto. Felicísima de que se llevaran mis perolitos como si de joyitas se tratara.
En medio de todo esto sucedieron varias cosas inauditas como, por ejemplo, que me encontré con la diputada Rita Chaves en uno de su días más difíciles y pude ofrecerle el consuelo de que el Señor me hizo capaz; también recibí la visita de una señora encantadora virgen consagrada que me animó de forma muy fuera de lo común e inesperada a seguir poniendo al servicio de los demás mi talento. Y, como si fuera poco, mi amiga Lorca, se dejó llegar sábado y domingo algunas horas para ayudarme pero además para ir juntas a la fiesta de cumpleaños de una amiga mutua el sábado y el domingo para ir a misa.

Estando en misa, ella notó que no estaba el Cirio Pascual y yo noté que no había sagrario. Yo no se Lorca, pero yo, me estremecí. Escalofríos también me dieron cuando observé un enorme coro cuyas prácticas presagiaban cantos modernos por lo que me volví y le dije: -“Lorca, si empiezan a cantar con ritmo de merengue me salgo. Te esperaré afuera”. Yo, nada más noté sus labios fruncirse y guardar silencio. Eso me extrañó.

Al salir de misa, le mencioné el tema y fue cuando aprendí algo que no sabía y es que, cuando alguien como yo, que sufre en misa no solo con la falta de sagrario o con la ausencia del Cirio Pascual sino con los ritmos de la salsa, el merengue y el reggaeton, llega a una celebración litúrgica donde el coro se ha preparado de esa forma, lo que puede hacer, contrario a lo que yo –definitivamente- haría, es quedarse en la celebración y ofrecerla en reparación por los abusos en la liturgia.

El caso es que, andando en el mundo no solo se encuentra chorros de humanidad sino a Dios quien, hasta en los más pequeños detalles se apiada de nosotros para que cada acción o suceso tenga sentido, desde el gozo y placer de un talento que se ofrece para el gozo y placer de los demás, pasando por todo lo que los demás están dispuestos a dar y recibir, hasta la ofrenda del propio sufrimiento en unión a Cristo por la redención del mundo.

Lo mejor de esta última semana no fue solo hallar sentido a todo sino que ahora, además, puedo sufrir tranquila en misa sabiendo que mi sufrimiento tiene sentido.

¡No es bromeando que lo digo!

En estos días he venido preparándome para la exhibición y venta de mis perolitos de cerámica por lo que he estado muy presente “en el mundo”. 

Me da un poco de risa y vergüenza decirlo pero es la verdad ya que mi vida transcurre en el campo bastante alejada del ritmo frenético en el que vive la mayoría. 

El caso es que, muy en contacto con el mundo como estoy en estos días, me doy cuenta lo difícil que es también para la mayoría hacer memoria de Cristo. No es de culparse cuando se nos olvida.

Es difícil salir al mundo sin la conciencia de estar viviendo a Cristo pero mucho más sin una buena dosis de oración, una buena persignadita o sin, por lo menos, encomendarse a María Santísima y a san Miguel Arcángel ya que, es cierto, el mundo está de locos.

De eso me doy por enterada, en primera instancia, mediante la televisión. Es impresionante el afán que tienen por hacernos acostumbrar y que, además, nos hallemos bien comoditos entre vampiros, muertos vivientes, demonios, dioses malévolos y cuanto personaje son capaces de inventar para capturar la atención de quienes, desatendidos de sí mismos, en lugar de mirar su anhelo de bien se concentran en lo contrario. 

El caso es que, desde niña recuerdo que noté el cambio del pudor al impudor en las imágenes de televisión. 

Allí me dije: “Caray, nos quieren acostumbrar a verlo como algo normal!” Y, ahora, con lo de tantos personajes espantosos vinculados a lo “oscuro” con los que nos ametrallan no me queda otra que admitir que quieren acostumbrarnos al desorden de las emociones, a negar la razón, a vivir de fantasías, a arrancar a Dios –a como de lugar- de nuestra vida y que, según ellos, nos encontremos bien comoditos allí también. Pero, que se olviden, ya que -de eso- ¡ni locos!.

Lo que es dramático no es solo que nos acostumbren a la maldad sino que a ésta la hacen saltar de la televisión a la vida real aquellos que se comieron el cuento de que el mal da poder, porque –parece mentira- pero muchas mentes terminan creyéndoselo. Basta con leer los diarios sensacionalistas y conocer la forma en que los asaltantes se ensañan en contra de sus víctimas. Y basta, también para reconocerlo y –atando cabos- leer a Monseñor Luigi Negri así como esa noticia absurda de la educación pagana en el Reino Unido

Sonará inofensivo tanto vampiro y muerto viviente malvado en la televisión pero está visto lo que hicieron al intentar acostumbrarnos al impudor. 

El caso es que si los vemos inofensivos es que van ganándonos la batalla, porque ni el impudor ni la maldad, son algo a lo que ni en la televisión, mucho menos en la vida real, deberíamos acostumbrarnos. 

Pues bien, como hija de Dios y saliendo al mundo a dar la batalla como recientemente estoy saliendo, caigo en la cuenta lo difícil que es vivir a Cristo; por lo mismo y, debido a la urgencia, venía a recordarles que antes de salir de casa digan sus oraciones, se persignen y encomienden a María Santísima así como a san Miguel Arcángel. Y que, por nada del mundo, dejen de ir a misa el domingo. 

Aunque así parezca, ¡no es bromeando que lo digo!

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