21 de mayo de 2012

José de Jesús y el Templo del Pilar

A propósito los he mantenido en ascuas sobre la misa solemne en la Catedral de Guadalajara y es que, de no ser por cada suceso que la rodeó, no comprenderían la magnitud de la importancia que tuvo para mi y para todos aquellos que tanto la esperaron y esfuerzo pusieron para su celebración. 

Pues bien, los dejaré en ascuas un poquito más.

Varias cosas sucedieron antes de la misa, además del encuentro con Mauricio, de quien hablé en la entrada anterior. 

De ellas les hablaré hoy y recuerden que, si se las estoy dosificando es no más para realzar el hecho de que todo viaje para un cristiano es o tendría que ser un itinerario de fe.

Sigo, de inmediato, a lo que vine.

Como mujer, soltera y de cierta edad viajando sola, pues claro que uno sale de viaje con alguna pequeña desconfianza en cuanto a su seguridad en país extranjero, pero el caso es que a pesar de los temores, al final el Señor y, uno prendido de su mano, se encarga de disponer las cosas de forma que nuestra confianza en El sale robustecida. Miren no más.

En el avión me correspondió sentarme al lado de una señora mayor oriunda de Guadalajara a quien pude hacerle todas las preguntas que necesité para sentirme un poco más segura a mi arribo. 

Fue ella quien me indicó que la línea área tiene un servicio de autobús gratuito hasta la glorieta Minerva de donde salen taxis de confianza hasta cualquier punto de la capital de Jalisco. De tal manera que, tomé el autobús y llegando a la glorieta me esperaba quien sería luego mi chofer exclusivo durante mi estadía, el señor José de Jesús (a poco su nombre no les dice nada?).

Subida en su taxi, esta servidora –como le habla hasta a los muertos- entabló conversación con el chofer, así fue como en algún momento me preguntó:
- “Y, a qué viene usted a México, señorita?”.
- “Pues, no me lo va a creer. He venido de paseo para asistir a una misa que se celebrará mañana en la Catedral de Guadalajara. Es una misa que no se celebra desde hace sesenta años”.
En seguida responde: -“Ah, si. Me invitó el padre Romo. Estoy planeando asistir. Me gustaría mucho. Es la misa en latín, la de antes. No es así, señorita?”.
“Ooops!”, pensé. Fue como una descarga eléctrica semejante casualidad. No es cierto?.
- “Así es. La misa de antes”, respondí. 

Ahora comprenden por qué se convirtió en mi chofer y guardián personal durante esos días?

Luego, supe que el padre Romo es uno de los dos sacerdotes de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro que tiene un apostolado con los taxistas. Muchos de ellos se consideran sus amigos. Hasta mi llegaron los beneficios de su apostolado. Miren nada más!.

Lo siguiente maravilloso fue haber dado el mismo viernes con el Templo del Pilar en la calle González Martínez, a solo ocho cuadras de mi hotel. 

La dirección me la dieron, tras mi encuentro con Mauricio, en el Museo de Arte Sacro de la Catedral de Guadalajara por lo que llegué derechito sin mayor dificultad. 

Haberlos hallado no solo significaba haber encontrado la sede de la FSSP, a quienes deseaba invitar a mi país, sino que podría asistir a todas las celebraciones litúrgicas que quisiera. 

No saben el vuelco que me dio el corazón cuando llegando, no más, observé de lejos el logotipo de la FSSP impreso en un rótulo pegado a la entrada del Templo.

Ahí obtuve la certeza de que había llegado al lugar que el Señor tenía planeado. 

Fue como llegar a casa.

NOTA: En la primera fotografía pueden ver a don José de Jesús y la segunda, obviamente, es el Templo del Pilar.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...