29 de diciembre de 2011

Incidentes en la Liturgia de Navidad

El otro día fue tan gracioso lo que sucedió, el padre Iraburu me lo recordó con su post. Les cuento.

Por aquello de que estoy por esta época del año sin ayudante y al cuidado de papá, quise asistir a misa de Navidad a las 6:30 am del domingo pero los cuatro templos que la celebran regularmente estaban cerrados; luego, desesperada pasé al último y ahí estaban por empezar.

El sacerdote se dirigió al frente del altar para incensar al Niñito y cuál no fue su sorpresa que el pesebre estaba vacío.

Con el incensario en mano, nos miraba sonriendo y miraba el pesebre vacío, luego miraba al sacristán que no entendía nada. Nos volvía a mirar, de nuevo al pesebre y al sacristán y así, hasta que a la tercera el sacristán se dio por enterado, por lo que salió –literalmente- corriendo a la sacristía a traer el Niño para incensarlo.

Eso no fue todo, la anciana que estaba al órgano cantaba en otra dirección de la melodía y así en cada canto. Llegué a preguntarme sobre cómo habría desarrollado la destreza para insertar a las estrofas del Gloria una melodía diferente a la del estribillo. 

Para terminar de hacerla, cuando la dulce anciana se puso de pie para leer las Preces le colgaba cual banderín de la parte trasera de sus enaguas el pañuelo que había colocado sobre su silla. Así fue a leer y así regresó a su órgano.

La Liturgia muchas veces se ve “adornada” con incidentes que no esperamos, muchas otras, casi preferiríamos salir de misa corriendo como el sacristán pero para nunca más regresar, pero eso, de ninguna forma le arrebata su carácter sagrado. En eso estamos clarísimos.

Tan claros estamos como que “a pesar” del Novus Ordo, de los despistes de sacristanes y los abusos en la Liturgia, ha sido éste el rito que ha conformado nuestra identidad católica, tan católica que es fiel al Magisterio y al Santo Padre, tan católica que comprende que ha de estar abierta a la realidad eclesial en su diversidad, motivo por el cual ofrece, dicho sea de paso y entre otras cosas, “preámbulos doctrinales”.

Tan clara, tan clara, como que esta Iglesia católica es el Cuerpo Místico de Cristo que prevalecerá sobre todo poder del mal.

24 de diciembre de 2011

Tal como en la gruta de Belén y en aquél pesebre

Me gusta pensar que la buena voluntad que vaga por el aire en esta época es real y que además es don del Señor ofrecido tanto a las almas que le aman como a las que le buscan aún a tientas.

Porque me van decir que por la Navidad hasta el más gruñón y más altanero de los hombres no se siente movido a bajar de su pedestal y participar de la Belleza y la Bondad que por el aire se respira? 

Es cosa curiosa esta conducta, este cambio de actitud, la verdad. Lo noto y no deja de asombrarme. 

Cierto, uno se puede explicar fácilmente esta conducta en un alma como la de san Francisco cuando quiso celebrar su Navidad en Greccio

Varios testimonios nos narran la génesis de su iniciativa, la forma en que la dispuso, la pasión, dulzura y emoción con que la celebró. Uno se lo explica de un alma como la suya; pero, cómo explicárselo de almas no así colmadas del amor a Dios? 

Pues no, uno no se lo explica pero el caso es que la conducta de los hombres por esta época cambia, lo cual es algo bueno; es casi, como una probadita de cielo, un poco como si la Liturgia saliera al mundo a desparramar la Gracia. 

Es como si, literalmente, la Misericordia se instalara en ese rinconcito en cada alma, aquél lugarcito ínfimo y mísero pero sagrado como es el de nuestra conciencia, para que -tal como en la gruta de Belén y en aquél pesebre- bañarnos con la Belleza de su luz, la dulzura de su Bondad y lo cierto de su Verdad.

Se que el Señor es capaz de hacer algo así y me gusta pensar que los hombres, aunque sea por un corto período de tiempo y casi como uno solo, líbremente abrimos de par en par la puerta al Misterio en su amor infinito para que la vez lo repartamos a manos llenas.

Me gusta pensar que la Misericordia desparramada como la Liturgia por el mundo es lo que pudo haber movido a aquél desconocido que ofreció la gruta de Belén aquella noche de angustia y desconcierto en que José no hallaba un lugar para que la Madre reposara y diera a luz a su Hijo. La misma que movió a los pastorcitos a echar a andar para ver al Niño y la que desde tiempo atrás había movido hacia el mismo destino a los Reyes Magos. 

Todos aquellos que, aún sin estar muy claros de lo que sucede, así como nosotros que tenemos un poco de mayor claridad, somos esos pastorcitos, somos esos reyes magos, abiertos a una realidad que nos sobrepasa pero a la que, sin embargo, le permitimos hacernos echar a andar hacia el encuentro con el Amor.

El caso es que uno ve en las personas transformación asombrosa por esta época de la cual no queda más que dar gloria a Dios.


Para todos aquellos de ustedes que han dejado impregnar su conciencia de lo inexplicable del Misterio. ¡Feliz Navidad!


Y para los que todavía no, pues ¡anden!, ¡qué esperan!.

22 de diciembre de 2011

Si, yo soy Israel

“En algún momento se hará pasmosamente claro: sí, yo soy Israel. Soy el buey que conoce a su dueño. Y cuando entonces descendamos estremecidos del pedestal de nuestra soberbia, sucede lo que dice el salmista: el corazón se eleva, gana altura, y la presencia oculta de Dios penetra más hondamente en nuestra enmarañada vida. Adviento no es ningún milagro súbito, como prometen los predicadores de la revolución y los mensajeros de los nuevos caminos de salvación. Dios actúa con nosotros de forma muy humana, nos conduce paso a paso y nos espera. Los días de Adviento son como una llamada silenciosa a la puerta de nuestra sepultada alma para que tengamos la audacia de ir al encuentro de la presencia misteriosa de Dios, la única capaz de liberarnos” Joseph Ratzinger

Tras la lectura de esta cita del Papa reconocí algo hermoso de la vida y del Adviento, del cual, no se por qué, vengo con el telele de que se me figura como la vida misma: un camino de esperanza hacia la liberación.

Adviento es el camino de Israel por el desierto, el camino de cualquiera de nosotros por esta vida.

Hoy el Evangelio nos trae el Magníficat, ese gran “Si” de aquella jovencita que no solo descendió como mujer al fondo de la humillación viéndose embarazada fuera de su matrimonio sino de quien, por Llena de Gracia, en santa humildad dio la cara a esa realidad que la golpeaba en lo más profundo de su ser, en lo humano tanto como en lo espiritual.

Pues bien, anoche publicaron los nuevos nombramientos en la arquidiócesis, humillada de nuevo al constatar a la vez la humillación de tantos sacerdotes que sin parroquia siguen sin ser nombrados habiendo tanta necesidad. Ayer también corrieron voces que el Arzobispo deja su cargo el 23 de diciembre por lo que muy probablemente cuestiones importantes quedarán pendientes y de nuevo ayer, más frustración con lo de la FSSPX.

Por donde quiere que se lo mire este Adviento, como la vida, ha traído consigo a cada instante algo del dolor del desvalimiento de Israel en el desierto, pero a la vez, ha dejado en evidencia lo humano de nuestra condición y de nuestra infinita necesidad de Dios.

Qué puede, entonces, ser mejor que esta realidad que nos abruma? Nada, porque nos revela su Presencia.

Una presencia que posee aspecto humano en Su propio desvalimiento el cual se le anunció en el trajín por el que pasaron María y José horas antes, durante y después de Su nacimiento. Desvalimiento que acompañó a la Sagrada Familia durante toda su existencia.

Si no le ahorró el Señor a Israel su camino por el desierto, si no se lo ahorró a su madre y a José, si no fue su voluntad nacer en cuna de oro y con cada detalle bajo control, por qué razón habría de ahorrárnoslo a nosotros? 

Que durante este Adviento y en la certeza de Su compañía lleguemos a exclamar: ¡Si, yo soy Israel!. Me reconozco impotente, desvalida y frágil ante una realidad que me sobrepasa pero también soy el buey que conoce a su dueño.

"Acompañantes de La Soledad" o lo que es lo mismo: el padre Carlos necesita que le echemos una manita

Le he quedado pésimo al padre Carlos Humberto el párroco de La Soledad ya que desde hace meses le dije que publicaría una entrada para informar en el extranjero de los trabajos que se vienen realizando en la restauración así como de las necesidades de su parroquia y no es sino hasta hoy que me siento a escribirla.

Muchos tenemos gran aprecio por el padre Carlos ya que siendo párroco de Guadalupe demostró ser un sacerdote con todas las de la ley: hombre de oración, de vida sacramental y de trabajo. 

No se trata esta entrada de resaltar sus méritos porque, aunque los tiene y muchos, de lo que se trata es de dar a conocer esta maravilla de templo el cual está localizado en el centro de la capital y es uno de los cuatro que sirven como referencia no solo para dar direcciones (en mi país no damos direcciones por calles y avenidas sino por hitos del entramado urbano y rural) sino que, en si mismo, ha venido siendo protagonista de importancia en la historia eclesiástica de nuestro país lo cual ya es mucho decir de un país tan joven como en nuestro. 

Su origen se remonta al año de 1849, cuando Monseñor Anselmo Llorente y Lafuente solicitó al arquitecto Hugh G. Tonkin, el diseño de los planos de esta edificación con influencia neoclásica y que es la única en el país que posee un Baptisterio de mármol italiano así como verdaderas obras de arte en sus vitrales, las estaciones del Via Crucis, las imágenes, su órgano tubular, el cual –lamentablemente- tiene más de 20 años de estar sin uso. 

Afortunadamente el templo ha sido declarado patrimonio histórico en 1999 sin embargo, el deterioro que puede notarse a simple vista, hace que su restauración requiera de acción inmediata según consta en el dictamen de los expertos del Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes.

Me voy enterando del esfuerzo del padre Carlos, así como de todos aquellos que colaboran con el, mediante facebook en donde no solo me echo una rezadita con él todas la mañanas sino desde donde le ayudo a divulgar sus necesidades para que almas caritativas que dispongan de tiempo y de dinero decidan echarle una manita.

Pues bien, el turno le llegó a mi blog albergado en InfoCatólica y a mis lectores de tantos lugares del mundo interesados en la promoción de la Liturgia para enterarse de que el padre Carlos en su parroquia los necesita

Para ello nos ha propuesto una campaña de recaudación de fondos a la que ha llamado “Acompañantes de La Soledad” la cual mencionó en un extenso artículo el periódico El Financiero y que acompañaron con múltiples y hermosas fotografías

Para hacerle llegar su ayuda llamen al teléfono de la parroquia (506) 2221 05 60 y pidan hablar con el. Pueden también contactarlo mediante facebook en su perfil o en el de La Soledad o, sencillamente, escribirle un correo a la siguiente dirección electrónica hrojas@iglesialasoledad.org o a la siguiente info@iglesialasoledad.org 

Espero que de mi blog surja al menos uno o dos “Acompañantes de La Soledad”, para eso, ruego al Señor que mueva las voluntades y los bendiga.

20 de diciembre de 2011

De perritos y bicicletas

Conversando con el médico veterinario Vilma Vargas, quien me ayudó recientemente con la intoxicación que puso fin a la vida de Bruno, el perrito collie que recogí de la calle tiempo atrás, llegamos a la conclusión de que la gran mayoría de personas que adoptamos perros lo hacemos sin tomar en consideración aspectos muy importantes tanto para que el animal tenga una vida de calidad sino para la propia calidad de vida del propietario, de su familia y sus vecinos.

El aspecto que discutíamos era el que las personas adquirimos perritos como si fueran objetos, es decir, asumimos que tener una mascota es como tener una bicicleta.

Quien desea tener la experiencia de salir los fines de semana a pedalear por lo regular no lo piensa mucho a la hora iniciarse en su pasatiempo; eventualmente, según su interés, su destreza y la satisfacción que adquiere, podría pasar de aficionado a verdadero experto, pero eso no sucede de la noche a la mañana ni a todas las personas que tienen aprecio por el pedaleo. Esta misma actitud la tenemos hacia las mascotas. 

Muchos de nosotros, con los perritos, nos dejamos llevar por el corazón por lo que no consideramos que introducir su presencia en nuestro entorno, muchas veces y sin darnos cuenta, se puede convertir en un grave contratiempo que afectará nuestra vida y la de otras personas; por lo mismo, es necesario que, antes de hacerlo, respondamos a la siguiente pregunta:

¿Tengo claro lo que implica a corto, mediano y largo plazo la adquisición o adopción del perrito que estoy introduciendo a mi familia y al vecindario como un nuevo miembro?

Sepan de antemano que aún respondiendo a la pregunta a cabalidad, no hay garantía de que el nuevo miembro sea la elección perfecta. Consideren que ese “ser adorable” los colocará, bajo diversas circunstancias, en un dilema moral y que habrá el desgaste emocional que, de sentido común, trae tener entre manos la vida de otra criatura a la que le tenemos aprecio.

El panorama no lo he pintado fácil porque es real.

Lo presento de esta forma para que no terminen tristes o desesperados tirando a sus mascotas a la calle, regalándole el “problema” a otra persona o, sencillamente, sacrificándolos, como quien tira su bicicleta al tacho de la basura; ya que estoy segura en que coincidirán conmigo: todo esto es cruel por cualquier lado que se lo mire.

Dios confió los animales a la administración del que fue creado por él a su imagen (cf Gn 2, 19-20; 9, 1-4)” (Cat. 2417) Ser “administrador” implica planificación, organización, dirección y control de todo lo relacionado con la vida del animalito.

Es claro, no solo se trata de adoptar una mascota se trata a la vez de adoptar el papel de “administrador” de la Creación. Lo cual, no se a ustedes, pero a mi me suena como cosa seria. 

Y lo es, no solo en tanto que -como administradores- es “legítimo domesticar a los animales para que nos ayuden en nuestros trabajos y ocios” (Cat. 2417) sino que implica estar claros que “Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas” (Cat. 2418)

Esto último es lo que, antes que cualquier cosa, tendría que conocer un católico que desee tener un perrito; luego, solo le restaría informarse concienzudamente a través de tantos medios como hay disponibles acerca de aspectos muy específicos tal como es su capacidad de relacionarse con el ser humano y otros animales, su salud, su cuidado e higiene, alimentación, etc. 

He querido ofrecerles estas instrucciones que nacen de mi experiencia considerando que en esta Navidad algunos estén pensando regalar un perrito a sus seres queridos. 

Se las ofrezco, no más para que me ayuden, como a tantos otros que al igual o mejor que yo lo hacen, a cuidar de perritos sin hogar que terminan muertos de tantas formas crueles como existen.
No más que para que participen conmigo como administradores en honrar a Dios y darle toda la gloria en su Creación.


Nota: la perrita de la fotografía se llama Chuleta, es una de las más recientes adopciones, alguna vez les contaré su historia.

19 de diciembre de 2011

Es urgente me decida creer

He de admitir que la fe no me ha venido sirviendo para dar respuesta a la realidad. Así como lo oyen. 

Me refiero a que, de la forma en que la vivo, no veo diferencia entre mi fe y la fe de un católico no practicante y eso, que me la paso repitiendo esa frase de don Giuss que me gusta tanto: «En el modo que tenemos de vivir las circunstancias, decimos ante todos, quién es Cristo para nosotros»

Muchas de esas personas, con todo y todo, dicen con su vida más acerca de la estatura de su humanidad que la muy “buena de mi”. 

Claro, que para todo hay gente. 

Hace poco una querida amiga me decía que para ella son “ligas mayores” en el camino de santidad la manera en que me expongo ante ustedes en este blog. Si eso fuera cierto, lo habrían hecho muchos santos, lo malo es que no creo recordar ninguno que lo hiciera; por tanto, esto que hago no es virtud sino defecto tanto como lo es eso de andar distraída de lo que acontece por no despegar el ojo de lo que a corto, mediano o largo plazo podría acontecer.

Para ilustrar lo que quiero decir les traigo una cita de Peguy que hallé en el editorial de Páginas Digital del pasado 18 de diciembre: “navegamos constantemente entre dos curas: los curas laicos y los curas eclesiásticos: los curas laicos que niegan lo eterno de lo temporal; y los curas eclesiásticos que niegan lo temporal de lo eterno”
 
Obvio, el poeta francés ha hecho referencia a los curas pero, vamos, que para lo que quiero decir, curas o no, viene de perlas. 

Qué quiero decir? A ver, expliquémoslo en relación al Adviento. 

Quiero decir que le he venido dando una importancia desproporcionada a “las realidades últimas” (adviento escatológico) lo que me ha distraído de vivir con mayor plenitud, año tras año, las “realidades temporales” (adviento natalicio). Dicho de otra forma, he vivido distraída de “lo temporal” por concentrarme en “lo eterno” lo cual ha redundado en un profundo “resentimiento contra el mundo tal y como es donado” De ahí que haya pasado largo tiempo enfrentada a tantos que viven su fe de la misma forma. 

A quién me refiero? Pues, me refiero a todos aquellos que tienen algo que objetarle a la realidad, tal y como yo.

Muy en el fondo, esa la lucha ha sido contra mi misma, ya que la razón me decía una y otra vez, que aquella forma de conducirme no estaba siendo, precisamente, expresión de creer “que el hombre y la creación del hombre y el destino del hombre y la vocación del hombre y el pecado del hombre y la libertad del hombre y la salvación del hombre [tienen] cierta importancia”
 
Y, es que -nada más- preguntémonos: ¿de qué manera podrían haberse enterado de la veracidad y profundidad de mi fe si la forma en que los enfrento la desdice? 

Creo que coincidirán conmigo: el meollo de la cuestión es que mi vida ha venido diciendo más acerca del “conjunto de ideas que dan fundamento y consistencia a mi fe” pero no ha dicho nada o muy poco acerca de “quien es Cristo para mí”. 

Pues bien, con este hecho ante mis narices, he de reconocer que he sido conducida a través de este Adviento hacia la Navidad. 

Este trayecto ha constituido “la forma que [ha tenido] el Misterio de Dios para descubrir [me] y educar [me] en el principio [de que mi] razón -cuanto más es fiel a sí misma- más reconoce que no puede explicar exhaustivamente el origen último ni de las cosas ni de las personas y, menos aún, de los acontecimientos” 

Hasta el día de hoy no lo había comprendido de esta forma y, no creo que tampoco lo comprenda en un instante ni en su totalidad, pero viene al caso para explicar las implicaciones que tiene para la propia vida el que nos planteemos la siguiente pregunta: ¿Qué son “las vidas de “Benazhir Bhutto, ministro de las minorías en Pakistán asesinado [ ], o la de los monjes del Atlas protagonistas de la película De dioses y hombres”?

Se los responderé desde el trabajo que la realidad me ha exigido durante este Adviento: Sus vidas son algo más que la referencia a un conjunto de ideas, son el testimonio de vida de personas realistas; tal como la vida de tantos santos que acogieron la realidad tal cual les fue donada; tal como la vida de paciente realismo de Quien, siendo Dios, nació de mujer, en quien -por cierto- tal parece es urgente me decida creer; a ver si el don de la fe con que he sido regalada incide en la realidad, a ver si consigo llegar a decir con mi vida quien es Cristo para mí.

10 de diciembre de 2011

¡Ay, Señor! ¡Cuanto me he reído! (con lo de las píldoras para las castas)

¡Ay, Señor! ¡Cuanto me he reído!

Estos investigadores y fabricantes ya no saben qué inventar! Ahora resulta que el “alto precio de la castidad” es pagar con ganarse un cáncer y que la solución urgente para tantas mujeres castas, la gran mayoría monjas, será sus benditas píldoras

No se cuándo ha salido la noticia y si he llegado tarde para hablar de ella, la cosa es que me ha llegado el día de hoy por correo, por lo que –cuando se me pasó la asfixia de tanto que me he reído- no tuve más remedio que venir a comentarla.

Ustedes me dirán, pero no es cosa por demás ridícula y absurda, que se le pida a la Iglesia que atragante a sus monjitas con esas píldoras para arrancarlas del eventual sufrimiento y muerte por cualquiera de esos temibles cánceres que les anuncian?

Es que, hasta tal punto desconocen de qué va ser mujer y monja, la oración, el trabajo pero sobre todo la castidad? Ni qué digamos si tendrán idea de qué va la Gracia! Será que hasta tal punto ni siquiera se preguntan por qué ha de ser que las monjas no cambian su vida por otra cosa? Cánceres anunciados y todo!

Pues queda visto, no saben nada, nadita de nada. Y, ni tampoco se lo preguntan. ¡Típico en estos casos!. 

Precisamente le decía a mi amiga Lorca uno de estos días conversando sobre el tema de la Gracia recibida en la oración, el sacrificio, el trabajo y creo que de paso de la castidad ya que ambas amigas solteras somos castas. 

Pues le decía que ahora consigo comprender por qué razón las monjitas, sobre todo las contemplativas, rara vez abandonan esa vida que para la mayoría del género humano es inhumana. Que lo entendía justamente por la Gracia recibida que es más valiosa que toda la salud del mundo empaquetada en seda y sujeta con hilos de oro.

Qué bien que le vendría a cualquiera de esos científicos y farmacéuticos que ahora encuentran una potencial fuente de ingresos en los conventos del todo el mundo, qué bien que les vendría un solo año de vida en un convento; no mas para que probaran de primera mano los efectos de la Gracia que ahí se respira, del cielo que ahí se anuncia, de la alegría, gozo y de la fortaleza que, no obstante castas y enfermas, es Dios quien la da lo que jamás podría hacer ninguna pildorita. 

Ni las monjitas ni yo, soltera y casta, creo que tampoco Lorca, estaríamos dispuestas por temor al sufrimiento de un cáncer, tomar las benditas pildoritas, mucho menos cambiar la vida que llevamos sin recibir lo que recibimos del Señor, que es lo más gustoso, consistente y verdadero que jamás podríamos haber conocido en esta vida.

Y, ciertamente, mucho más saludable que todas las pildoritas de este mundo!

Queda dicho!. Que se atengan!. Que no solo las monjitas han protestado!

Y, además, que no solo ellas se niegan a tomar las benditas pildoritas!

¡Ay, por amor a Dios! Si curadas de dolores, padecimientos y achaques ya de por si estamos por mujeres sin necesidad de ser castas. ¿Y creen que pueden venirnos a las castas con ese cuento? 

¡Cielos, que me parto de la risa de nuevo!

8 de diciembre de 2011

Ella, en su Hijo, "ha vencido al mundo"

Mirando de cerca de Nuestra Santísima Madre y creyendo en que fue preservada desde el nacimiento de la culpa original y por tanto es de todas las criaturas la llena de Gracia, uno, como mujer, se pregunta cómo habrá sido de María, en su condición de mujer, su vida cotidiana en relación con José y su Hijo, con sus amigos y familiares, sus vecinos, los comerciantes, los extranjeros de aquellos tiempos. 

Si, tal como San Zenón de Verona (+372), quien he leído citado por el padre Iraburu, llegó a decir que «el Señor habitó en un verdadero estercolero, esto es, en el cieno de este mundo y en medio de hombres agitados como gusanos por multitud de crímenes y pasiones» (Trat. 15,2); quiere decir, que la Madre compartió con el Hijo esa situación horrorosa. 

Por lo mismo, se habrá ella aireado, como el Señor con los de su tiempo (Mt 17,17), con sus vecinas, el tendero o sus familiares? Habrá llorado como su Hijo (Lc 19,41-44) ante la resistencia y el rechazo? 

Por supuesto, es por ello que llega uno también a preguntarse que, si “el pecado del mundo causa en Cristo un horror permanente” cómo será para la Madre reconocer que el mundo se vuelca, a la vez, en odio criminal contra su Hijo? 

Ha de ser para ella un dolor infinito. Y, no solo eso, ella misma, en su barrio, entre sus vecinos ha de haber sido alguien a quien también odiaran.

Desde su Inmaculada Concepción, trae la Madre este dolor consigo, el que continuará sufriendo en su Hijo y por nuestra causa hasta la Parusía. 

Mirando de cerca a Nuestra Santísima Madre, la Inmaculada, la Llena de Gracia, en uno -bajo su condición de mujer- se afirma la Esperanza ya que ella, en su Hijo, ha “vencido al mundo” (Jn 16,33).

¡Me gusta tu corazón!

Había una mujer temible, muy pero muy temible, tan temible como yo. 

Era, no obstante, una mujer que amaba y servía a Dios. Una mujer quien, a pesar de lo temible que era, amaba a su prójimo y le servía.

Un día, se enfermó y no le daban trabajo por culpa de su enfermedad. 

Fue como entonces tuvo una gran idea: tomó la herencia que le había dejado su madre y la invirtió en un negocio en el cual, uno de aquellos a los que tanto amaba y que nombró su administrador, la hizo perder todo lo que tenía.

Sin embargo, la mujer temible, no se desanimó.

Otro día, tuvo una gran idea para servir a Dios pero uno de aquellos a los que tanto amaba se apropió de ella, sacándola adelante pero de pasó arrebatándole su buena fama ante los hombres, pero no ante Dios. 

La mujer temible, lo sabía, por lo mismo tampoco se desanimó.

En una nueva ocasión, tuvo otra gran idea para servir a Dios, pero debido a la fama que se había ganado, uno de aquellos a los que tanto ama debió pedirle que se hiciera a un lado para no perjudicar aquella grandiosa idea que se le había ocurrido.

La mujer temible, se retiró. Regresó a su casa, sola y en silencio; por supuesto, ahora, un poco desanimada.

Lo triste de la historia no es que la mujer se haya desanimado sino que hoy en día existen algunos de aquellos a los que tanto amaba que se complacen en que se haya debido retirar sola y en silencio sin trabajo, sin dinero, sin sus ideas y sin su buena fama. 

Desconozco el desenlace pero, conociéndola, asumo que de su desanimo también saldrá. 

Y, saldrá, nada más porque se que ama y se sabe amada, por lo que jamás se agotará para ella la fuente de sus ideas para servir a Dios y a aquellos a los que tanto ama.

Siendo esto así, dinero y fama, pues vaya, ¿a quién le interesan?

Esta, como les digo, es una historia verdadera, la de una mujer muy pero muy temible, tan temible como yo. 

En este tiempo de Adviento, con el telón de fondo de aquella voz que clama en el desierto, allanemos el camino del Señor, animándonos unos a otros a vivir esta espera con corazón abierto, generoso y agradecido. 

Con un corazón que al menos tenga alguna semejanza con el de esta temible mujer.

Claro, ahora entiendo su expresión de desconcierto cuando uno de aquellos a los que tanto ama, recientemente, le dijo: ¡Me gusta tu corazón!

5 de diciembre de 2011

Me ganó su corazón...

Es un hecho que soy temible y, aunque me da un poco de risa tan solo pensarlo, he de reconocerlo. Lo que me hace temible redunda en que, no pocas veces, soy un tirano. He ido poco a poco comprendiéndome y no ha sido una trayectoria fácil pero si muy saludable y solo gracias a la Misericordia Divina que no deja a los más débiles de su mano.

Así con lo temible que soy, no obstante, ganan mi corazón todo tipo de personas. Me ganan sus miradas, gestos y palabras que me remiten a la Bondad Divina aunque de ellas, esas miradas, gestos y palabras salgan solo muy de vez en cuando. Me ganan todos, a pesar de sus defectos. Me ganan hombres y mujeres pero también las criaturas de Nuestro Señor. El universo entero me gana por la Belleza de su corazón.

Así fue como me ganó el corazón de Nuestra Madre la Iglesia, me ganó el Santo Padre, la gente del pequeño poblado en el que vivo y en general, la gente de mi país y de todos aquellos otros países que he visitado; de la misma forma que me lo ganan a diario amigos y desconocidos. Hasta quienes están enemistados conmigo alguna vez se ganaron mi corazón, por lo que –pueden estar tranquilos- no lo perderán. 

Habiendo sido ganada desde niña por la creación entera por eso es que también desde la infancia me doy de narices no solo contra el muro del pecado ajeno sino contra el muro de mi propio pecado, lo cual -por pura Gracia- no me ha hecho una persona amargada, antes bien, una persona optimista y feliz. 

Debido a ello es que es interesante darse cuenta que todo le gana a uno el corazón. Me lo he llegado explicar leyendo a Julián Carrón al haber dicho “si vivimos la realidad en su verdad, podemos respirar en cualquier circunstancia”

Y cuál es la verdad de la realidad? “¡La verdad de [que] lo que tenemos delante es que nos es dado!”

Decía Ale Torres en su muro en facebook “Desearía con todas las fuerzas de mi alma estar en la cocina de mi casa horneando galletas, queque navideño, haciendo muffins y rompope. Poder invitar a mis amigos a que vengan a comer todo y pasar toda la tarde hablando sin tener ninguna preocupación disfrutando de este mes maravilloso. Gracias cuatrimestre ¡me lo estas ARRUINANDO!”

A nuestro estimado Alejandro la Navidad le ha ganado el corazón, el de su mamá y sus amigos lo han ganado, pero lo que Ale no ha conseguido ver es que gratitud le debe a su cuatrimestre, ya que -por contraste- le permite claramente reconocer el don que le es dado con la Navidad. 

Como a Ale nos sucede a todos, a unos más que a otros, a unos en un aspecto y a otros en otro, a una cierta edad o en el momento más inesperado. 

El caso es que la creación entera se ha ganado mi corazón y que, quizá por ese motivo es que, me perdonan que no salve las distancias, también me ha ganado el corazón de las decenas y decenas de perritos que he ido salvando del abandono de las calles durante años los cuales han vivido y muerto siendo parte de mi manada. 

Es el caso de Bruno, el que -como verdad que tengo por delante- me fue dado hace tres años. Es el caso de Bruno, mi perrito collie, al que enterré ayer; de Bruno, criatura de la cual me ganó su corazón.
“Imaginaos por un instante que reconociésemos cada cosa como dada, como don; pensad sólo en cuando os hacen un regalo, cómo os gusta, cómo os exalta, cómo estáis agradecidos, cómo os cambia la vida. Imaginaos que aprendiésemos a vivir la vida reconociendo todo como dado” Julián Carrón [1]



[1]La posibilidad de vivir la vida como una aventura”, Apuntes de su intervención en la Jornada de apertura de curso de GS. Mediolanum Forum, Assago (Milán) 29 de octubre de 2011

26 de noviembre de 2011

Adviento: nostalgia y soledad

“…dad una nueva dirección a vuestra mente,
disponedla para percibir la presencia de Dios en el mundo,
cambiad vuestro modo de pensar,
considerar que Dios se hará presente en el mundo en vosotros y por vosotros”

Benedicto XVI
El tiempo de Adviento, como la misma existencia, es tiempo de nostalgia y de soledad. Sería mejor que lo admitiéramos para lograr sacarle el mayor provecho pero también para apreciar el don que se nos ofrece. 

A qué me refiero?

Me refiero a que encuentro relación entre el Adviento vivido en clave escatológica con aquella nostalgia y soledad inherentes a la propia existencia.

La primera referencia es la que nos ha entregado Benedicto XVI, cuando explicó que el “Adviento” no significa «espera», como podría suponerse, sino que es la traducción de la palabra griega parusía, que significa «presencia», o mejor dicho, «llegada», es decir, presencia comenzada [ ] pero también tan sólo comenzada [ ] Es decir, que el Adviento significa la presencia comenzada de Dios mismo”.

La segunda referencia es el testimonio de una chica, quien -observándose en acción- decía: “Me estuve observando todo el día, intentando entender qué es lo que me movía, por qué lo hacía todo: la comida con una amiga, el estudio de una cierta manera. En cada acción había un denominador común: una búsqueda constante de algo que colmase mi nostalgia” 

De seguido añade: “Sólo tengo una certeza sobre mí y sobre mi vida: que mi corazón está lleno de nostalgia, está lleno de espera, de tensión, de la promesa de que la vida no está vacía, de que hay algo; si no, dejaría de buscar”

La nostalgia descrita aquí, así como la nostalgia que evidencia el Adviento, es lo que mueve a la búsqueda.

Dice la chica: “Mi corazón busca, por lo tanto, afirma con certeza constante a Otro [éste es el punto]”.

Ese Otro, es de quien habla el Santo Padre y del cual afirma es “presencia comenzada”. 

La chica ha verificado la presencia [del Otro] de quien, además, ha dicho: “ha irrumpido de tal forma que me ha superado, me ha invadido, me ha implicado, me ha abrazado. Estábamos este Tú y yo, y nada más”

Por tal motivo no es de extrañar que, habiéndose visto también arrancada de su soledad, la chica culmine su frase diciendo: “Y volví a respirar” 

Querido hermanos, pregunto: ¿Qué es el tiempo de Adviento sino la búsqueda de una “presencia comenzada de Dios mismo” que colme nuestra nostalgia y nos arranque de la soledad? ¿Qué es el tiempo de Adviento sino la misma existencia?

Tal es el don que se nos ofrece –particularmente- en éste, pero, también en todo tiempo.

24 de noviembre de 2011

Dosis de realidad

Prestar atención a mi persona “en acción” es de lo más difícil para mí ya que soy obsesiva y, como es obvio, ando de continuo adelantándome a los acontecimientos; sin embargo, de vez en cuando, tengo períodos durante los cuales consigo prestarme atención y es, sencillamente, maravilloso. El “mismitico” cielo.

Estoy en uno de eso períodos y caigo en la cuenta de que es en ellos cuando recibo del Señor las mejores dosis de realidad que se puedan recibir. 

Ayer, por ejemplo, fue un día complicado con mi padre anciano. Tenerlo bajo mi cuidado me encanta en cuanto es provocación que pone en juego toda mi persona. A veces consigo atender a la provocación, a veces no. A veces, sencillamente, el ego me consume y me comporto como una niña a quien no le gusta el regalo que le han dado para Navidad. 

Como les digo, ayer fue un día “de esos”; sin embargo, estuve un poco más atenta por lo que recibí uno de esos regalos espectaculares.

Les cuento de qué va la cosa:

Mientras, muy frustrada dejé a mi padre en el médico para que lo atendieran, debí salir a buscar un cajero automático y un lugar donde comprar una tarjeta de recargo para mi teléfono móvil ya que en las prisas de la mañana olvidé recargarlo. Todo esto debí hacerlo no solo revuelta como estaba en mis sentimientos sino debajo de un torrencial aguacero, lo cual detesto, ya que me resulta muy desagradable andar con los pies y ruedos de los pantalones empapados. Pero así fue, esa fue la realidad de la tarde de ayer a la que debí lanzarme con mirada atenta. 

Efectivamente, conseguí el “efectivo” que necesitaba, también mi tarjeta de recargo y hasta un cafecito Britt para llevar, cuando me lancé de nuevo a la calle de regreso al consultorio donde había dejado a mi padre. 

Caminando concentrada por la acera giré a la izquierda para hacerlo y fue cuando noté que estaba justo al frente de la entrada de emergencias del Hospital Nacional de Niños en donde trabaja mi buena amiga y pediatra Judith Abellán. Una mujer quien, además de encantadora, es católica a más no poder y encima médico de emergencias dedicada ocho o más horas al día a los niños y sus padres que ingresan al hospital colmados de dolor y preocupaciones para ponerse confiadamente en sus manos. 

Crucé la calle y me dije: “Cielos!. Judith no me perdonaría, ni yo tampoco, el no pasar a saludarla como le dije que alguna vez lo haría”.

Así que me dispuse a entrar a Emergencias y no más llegué a la puerta saltó sobre mí un oficial femenino ofreciéndome asistencia. En eso, recordé que Judith me había dicho que antes de llegar la llamara para autorizarme a ingresar. Como tenía al oficial ante mí (era alta y aunque con una sonrisa encantadora, era, finalmente un oficial), tomé la decisión de obviar la instrucción de Judith y, simplemente pregunté por ella. La oficial me señaló sin mayor objeción el final del pasillo hacia donde me dirigí.

Me encontré con Judith sentada al lado de la cama de uno de sus pacientes. Cuando me vio sonrió y saltó de la silla para venir a saludarme. Lo cual me hizo sentir muy contenta. 

Nos quedamos hablando tamaño rato con pequeñas interrupciones en las que se dirigía a sus pacientes y a sus padres y fue así como mi inteligencia y mi libertad constataron no solo la intensidad emocional y la exigencia de su vocación sino también la magnitud de humanidad que le exige la realidad que tiene ante sus narices, lo cual me dejó estupefacta, conmovida, agradecida, a punto de verter lágrimas. 

Una buena dosis de realidad me fue ofrecida. Un hermoso y sobrecogedor don del Señor la tarde del día de ayer que permanecerá por largo tiempo en mi memoria y al cual podré recurrir todas aquellas veces que olvide de nuevo prestar atención. 

En las que olvide prestar atención al Señor.


En la fotografía la ven con un religioso quien me dijó visitó el hospital ese día y que resultó ser alguien (disculpa Judith, olvidé su nombre) que vive en el lugar donde se custodia las reliquias del Padre Pío de quien es ella una gran devota. Ese día, fue para ella su visita, un regalo del cielo.

21 de noviembre de 2011

¡No hay necesidad de inventar nada nuevo!

Caray! Viéndose ante tanta complicación y problema que surge promoviendo la misa antigua pero es que, cuando se para uno ante noticias como la de los católicos en China (y si queda algo de sensatez y cordura) no le queda a uno más que admitir que en lugar de sufrir debería de estar riendo, la verdad que si; razón por la cual ahora estoy riendo, dicho sea de paso.

Les traigo un par de pequeñas noticias y la primera de ellas se relaciona con el padre Sixto Varela, un sacerdote costarricense con quien tengo amistad y quien informó ayer en su perfil de facebook lo siguiente: 

“Hoy he celebrado la Misa de 7:00 a.m. en este bello Altar de la Parroquia de Sarchí. TODOS contemplando a Cristo (ad orientem).

Parece mentira, cuánto aprecia nuestro pueblo estos gestos de la liturgia antigua que hoy sin más ni más, algunos “curitas” pisotean y cambian por payasos, títeres, mimos y danzas en la Eucaristía, cuando no hay necesidad de inventar nada, sólo de retomar lo que nunca la Iglesia ha suprimido!

En ese sentido, una vez más, no me queda más que concederle toda la razón. 

Ya se ha hablado mucho sobre el tema más me parece que el pequeño gesto del padre Sixto es a la vez un gran paso en su diócesis pero también a nivel nacional ya que sabemos por las conversaciones que hemos tenido con diferentes sacerdotes, que no todos se sienten cómodos expresando su interés en el tema de la liturgia previa al misal del 62. 

En todo caso, el padre Sixto nos ha sorprendido, alegrado y consolado con su determinación a la vez que nos anima a seguir promoviendo la misa pero además a continuar acompañando a fieles y sacerdotes en este proceso. 

La segunda noticia no tiene aún carácter oficial pero igualmente es alentadora y es que un segundo grupo que promueve la misa antigua en Costa Rica del cual hemos tenido conocimiento recientemente ha sido recibido por el Arzobispo de San José quien les ha dado pasos a seguir con la finalidad de, en enero, ofrecerles atención pastoral. 

Por otro lado, nuestro grupo aún espera la respuesta de Monseñor a nuestra solicitud de una reunión pero estamos seguros que en cualquier momento nos la concederá y podremos, junto a sacerdotes como el padre Sixto y desde otras diócesis, colaborar en la promoción y divulgación de la misa, el arte y música sacros así como el latín, objetivos a los que esperamos dedicarnos plenamente cuando este registrada la asociación Una Voce en fecha próxima. 

Hoy lunes, definitivamente, he de dar gracias a Dios no solo porque España se ha dado un respiro con el cambio de gobernantes con el cual continuarán en la lucha como personas de fe y sobrevivientes de Zapatero, sino también por sacerdotes como el padre Sixto y por laicos determinados a amar incondicionalmente a Cristo y su Santa Iglesia quienes saben, perfectamente, que no hay necesidad de inventar nada nuevo.

19 de noviembre de 2011

Ante las elecciones: confianza y Esperanza

No pasa un día sin que me pregunte qué hago en InfoCatólica tal cual, sospecho, se preguntarán los españoles viviendo bajo el estado de crisis de su país. 

Sobre qué hago aquí una amiga me ha dicho recientemente que estoy aquí “para ser luz", pero qué luz puedo ser si en muchas ocasiones soy pura tiniebla? ¡Vaya usted a saber!

Siendo incluso tiniebla para mi misma y, quizá por lo mismo, en algo se ha caracterizado mi intervención en la web a través de este blog es en lo que a tientas he venido tratando de demostrar lo cual es que la fe tendría que servirnos para algo más que para lo que usualmente la proclamamos. 

Preguntarme acerca de para qué sirve la fe lo he venido haciendo desde niña. Poseía el germen de la respuesta pero no fue hasta que conocí el carisma de don Giussani que confirmé lo que sospechaba: la fe sirve para vivir y para –además- vivir bien siendo feliz. 

La fe, como adhesión a Jesucristo, sirve para hacer juicio sobre la realidad, lo cual es maravilloso porque es ahí en donde entra en juego aquello de que la fe va de la mano de la razón, ahí es donde entra en juego la totalidad de la persona. 

En este sentido, lo que expresa el Manifiesto que ante las elecciones en España ha hecho público el Movimiento Comunión y Liberación (CL), es un ejemplo admirable del juicio que es capaz de hacer la fe apoyada en la razón

Así como CL ha sido para muchos luz ante las elecciones de mañana quisiera pensar que así como transito por mi itinerario de fe ante ustedes en este blog, el Señor se vale de mí para que también sea luz para mis lectores. Esa es la confianza, esa es la Esperanza. 

En cuanto a la confianza y Esperanza, quisiera mencionar que a pesar de las graves crisis personales que se han hecho presentes en mi vida durante este último par de años, ambas permanecen inamovibles lo cual no sería posible si como don no hubiese sido la fe y la razonabilidad que la acompaña, las que me sostienen. Así que, definitivamente, la fe sirve para vivir y además para vivir bien siendo feliz dentro de la crisis.

De ello tengo muchos testigos, particularmente, aquellos de mis lectores españoles que han sobrevivido a la situación moral, económica y política de su país y se ven enfrentados, una vez más, a tomar mañana domingo una decisión ante las urnas.

Sepan de esta forma que con su testimonio han sido luz también para mi ya que, gracias a las decisiones que han debido tomar y con las que han debido aprender a vivir (y lo seguirán haciendo), es que existe una insignificante mujer en un pequeño y perdido pueblito del Tercer Mundo que se sostiene dentro de la crisis en la confianza y en la Esperanza tratando de emularlos desde este blog. 

De tal manera que no se permitan ver con desánimo el futuro de las elecciones, confíen y manténganse en la Esperanza de que, sea la que sea su decisión, pero sobre todo la forma en que la vivan desde la fe, están siendo luz para muchos de nosotros. 

Qué cosas! Venía a platicarles de otro tema completamente diferente y he terminado echándoles ánimo para mañana. Ya ven? También para eso sirven la confianza y la Esperanza.

10 de noviembre de 2011

Cómo podría ser el amor la respuesta a todo?

No te hallarás sin la amistad de tu prójimo
allí donde tendrás a Dios por amigo

San Agustín. Sermón 299D,6

Tengo una amiga que es mujer de mucha oración, de misa diaria, comprometida con diversas causas pro-vida, con la liturgia, los enfermos, hasta conmigo; quien continuamente me dice que solo el amor es la respuesta a todo. Y yo, como ando siempre distraida, la escucho como oírla llover.

Sin embargo, hoy el sonido de la lluvia al amanecer ha evocado su respuesta la cuál generó a la vez una pregunta: Cómo podría ser el amor la respuesta a todo?, es decir, cómo hacer del amor mi respuesta a tantas personas como existen que de alguna forma imprimen a la realidad condiciones inhumanas?Cómo podría ser el amor la respuesta a todo? 

Pues bien, sabido es que mi persona no es el Amor, éste tiene personificación en Otro que no soy yo por lo que si Le he conocido es porque se ha dejado llegar hasta mí. 

Siendo el Amor algo que no me constituye pero que se me entrega gratuitamente y de cuya donación he probado la plenitud de la vida, pues tendría que ser que -habiéndome entregado confiadamente a lo razonable de su propuesta- la Gracia me coloque en posibilidad de ofrecer la respuesta amorosa que la realidad demanda en lo que tiene de tiene de inhumano. 

Pero, y qué hacer con todo aquello que de mi parte y por inhumano también contribuye a la crueldad entre los hombres?

Pues lo mismo. Haciendo memoria de Aquél en cuyos brazos amorosos transcurren mis horas, sobre cuyo hombre he llorado y en cuya sonrisa me deleito cuando va bien las cosas; en Aquél que se ha dejado llegar hasta mí dándome a probar la plenitud de la vida.

- Pero, es posible esto? Tendría que serlo.
- Pero, es que exigiría vivir atentísimo y eso, sencillamente, es agotador.
- Podría serlo. Ya lo has intentado? Recuerda que tu aporte es únicamente voluntad y libertad.
- Pues, viéndolo así… Será posible?
- Será cuestión de que te pongas en ello.
- Es que casi tendría que dejar de ser yo para conseguirlo.
- A tu miseria tendrías que estar agradecida.
- Habrá algo acerca del Amor que no represente un esfuerzo?
- El Amor, en Quien crees, te ha entregado la respuesta con su vida.


Tengo una amiga muy piadosa, comprometida con diversas causas –incluyendo a quien escribe- a quien hasta hoy la escuchaba como oírla llover.
Ambas, ahora que lo noto, tenemos a Dios como amigo.


Nota: Gracias a Néstor Mora por la frase de san Agustín y también por su amistad.
Nota extra: Me van a disculpar las escasas entradas al blog pero es que estoy ayudando en la mudanza de mi hermana. Ya volveremos a vernos.

4 de noviembre de 2011

Los Obispos del Final de los Tiempos

Desde estas tierras y observando lo del caso Germinans se pregunta uno si será que nos ha llegado el día en que nos hemos vuelto hermanos contra hermanos. 

Muy probablemente ya lo estemos viviendo a diferente escala y nivel en diversos países y ámbitos eclesiales, muy probablemente ya está aquí ese día tan temido, quizá -en realidad- nunca se ha ido. 

Desde lejos y también de cerca, uno observa en estos casos puntos en común ya que las condiciones en las que se presenta el fenómeno dan señales de ser sociedades en las cuales las autoridades eclesiales, laicos y consagrados, a todo nivel se han secularizado influenciadas por el relativismo. 

Uno observa tanto en los casos cercanos como en los lejanos pastores que han abandonado a su rebaño a merced del lobo por lo que no se les verá dar la cara por el, quienes –incluso- le han ahorrado al Señor la tarea de separar las “cabras” de las “ovejas” separando a sacerdotes y laicos de sus cargos fundamentados en criterios que solo ellos entienden. Pastores que más que pastores parecen vaqueros ya que se les ve “atajando” su ato de toda forma posible con tal de que no se le salga del corral, el que –por lo regular- está delimitado por una concepción de Iglesia propia y bien calculada, muy afín con intereses políticos y económicos. 

Es un dolor enorme que, aquí y allá, esto esté sucediendo ante nuestras narices pero lo que causa mayor tristeza son las víctimas que se perderán o morirán en el camino. 

Y, por víctimas me refiero, no solo a aquellos que han caído o caerán bajo el peso de acusaciones injustas sino aquellas a quienes, por las consecuencias del escándalo, perderán confianza en la Iglesia o se resignarán a vivir marginados. 

Es cierto, las consecuencias de la secularización y de la flagrante apostasía dentro de la Iglesia nos ha hecho y continuará haciendo muchísimo daño, sin embargo, hay esperanza de la cual hemos obtenido certeza en gestos tan sencillos como el nombramiento en lugares y puestos clave de Obispos firmemente apoyados en su fe.

Y, fijémonos –nada más- qué clase de Obispos son esos: son obispos que han ocupado sus cargos provenientes de parroquias en las que se les veía orando, celebrando los sacramentos y la Eucaristía con dignidad así como realizando obras de misericordia; alejados de componendas políticas y, por lo mismo, muchas veces padeciendo persecución. 

Me parece que si bien, podríamos estar presenciando “hechos apocalípticos” como es este combate fraticida, tenemos en estos Obispos no solo un modelo a seguir sino un apoyo de valor incalculable por lo que tendríamos que velar por ellos a como de lugar. 

Y velar también por nuestros presbíteros católicos porque uno nunca sabe cuál de ellos eventualmente llegará a Obispo, ya que -según pintan las cosas- éstos dan la impresión de ser los Obispos del Final de los Tiempos

¡Qué bien y confiado llegaría uno a ese día conducido por un pastor de ese calibre!. No es cierto? Pero, aunque un Obispo así no nos correspondiera, no estaría de más, orar para se prolongue el Ponfificado de Benedicto XVI hasta el día en que el Señor lo tenga dispuesto y alcance para realizar tantos nombramientos como sabemos es urgente y necesario.

2 de noviembre de 2011

Si alguno regresa que sea Monseñor Fellay

Continua la misa antigua suscitando división: por un lado, aquellos que tienen la descabellada idea de que los católicos nos afiliemos a la Fraternidad, por otro lado, los de la Fraternidad que entienden de qué va ser católico y, en posición algo incómoda, aquellos de nosotros que estamos en medio de la refriega. 

Este parece ser el patrón que imprime la misa antigua por causa de los que la defienden a costa de la unidad con Roma.

Estos últimos, además de no advertir su comportamiento sectario, no caen en la cuenta del favor que le están haciendo a quienes desean que desaparezca la tradición litúrgica de la Iglesia.

Tantos que añoran su pronta incorporación a Roma como es el caso de los anglicanos y nuestros hermanos de la FSSPX cada día ponen más y más objeciones a su plena reincorporación. Hemos de admitirlo, la suya es una posición poco razonable. 

Lo que he venido notando es que muchos en la Fraternidad padecen de los mismos errores que critican al “modernismo”: la desobediencia, imprudencia y falta de solidez doctrinal respecto a su cabeza: Monseñor Fellay. 

Si todo el dolor que han padecido durante tantos años les hubiera calado suficientemente hondo cederían ante el Preámbulo Doctrinal, mas están tan encerrados en su mundo que no consiguen ver la gravedad de la herida que con cada una de sus objeciones inflingen a la Iglesia. Lo hemos verificado a escala en las diferencias suscitadas en nuestro pequeño grupo en Costa Rica. Está clarísimo, no tienen la menor idea de lo que provocan.

Lo que es de mi parte, casi estoy llegando al punto en que si quieren quedarse fuera que lo hagan. Lo que lamentaría es que con eso se definirían aún más enfáticamente como secta y la misa antigua sencillamente quedaría, con excepción de las congregaciones y fraternidades que la vienen celebrando, para el ámbito de los católicos rebeldes (entre los que, por cierto, no me cuento)

Que se quedaran como secta es lo que lamentaría. Y se quedarán, si continúan así, para regocijo de los que se les oponen. Será eso, que desean que triunfe el Concilio Vaticano II?.

Teniendo esto en cuenta es que considero que quienes amamos la tradición litúrgica de la Iglesia es necesario que vayamos entendiendo que la misa antigua no debería ser trinchera que nos aisle. Si el Summorum Pontificum nos ha ofrecido lo necesario para abrir la misa antigua al mundo católico es poco razonable utilizarlo para retraerse por falta de destrezas comunicativas con el resto de la Iglesia, por temor a perder la misa o por un malentendido celo doctrinal.

La misa antigua es y deber ser para todos. Por no tener esto en perspectiva se arriesgan a perderla definitivamente quienes se aislan para conservarla.

Con esta actitud no tienen idea del favor que le están haciendo al famoso “modernismo". No tienen idea.
Alguien debería decirle tanto a los miembros de la Fraternidad como a sus afiliados cómo los vemos desde nuestra perspectiva pero también cuán vehemente deseamos la unidad plena.

Y, por último, si es que no cedieran en bloque, que si alguien regresa, que sea Monseñor Fellay, quien parece ser el único hasta el momento da señales de haber comprendido de qué va ser católico. 

¡Ya quisiera verlos sin su Monseñor Fellay!


Noticias y artículos relacionados:
“¿Divisiones entre los lefebvristas?”
“Parece que a los lefebvristas no les ha gustado el preámbulo doctrinal”
“La FSSPX retira una carta de su superior en Gran Bretaña en la que se anuncia el rechazo del preámbulo”

1 de noviembre de 2011

«Las buenas obras, recuerden chicos, nacen mirando la realidad»

Esta carta la hallé visitando la página de la Revista Huellas y responde perfectamente a la pregunta que me plantearon hace apenas unas horas algunos católicos que cuestionan la ortodoxia de una fe vivida como juicio de la realidad, en otras palabras, de una fe vivida como experiencia de Cristo presente entre los hombres.

Muchos, quizá demasiados que se consideran dueños de la verdad católica en nuestros días, se arrogan el derecho de cuestionar la ortodoxia hasta en el mismo Papa, ni qué digamos en Obispos y presbíteros, por lo que, aquello que digamos católicos de pie sobre estos temas, los tiene completamente sin cuidado; pero los hechos dicen más que las palabras, la fe vivida como método dice mucho más y mejor sobre quien es Cristo para nosotros, cosa sobre la que –según entiendo- trata el testimonio de una vida cristiana.
«Las buenas obras, recuerden chicos, nacen mirando la realidad» Lilliana Ilari

CARTA de Agustina
27/10/2011
Es la 01.03, am. Sé que mañana me espera un largo día y convendría estar durmiendo, pero fue tan grande lo que aconteció hoy que no puedo dejar de escribirlo. No se puede evitar escribir de qué modo la gloria de Cristo se hace manifiesta.
En la materia Introducción a la Administración, en la universidad, como parte de la nota final se nos pide realizar una monografía acerca de un tema referido a una organización. Yo propuse a mi grupo de trabajo que la hiciéramos sobre el Banco de Alimentos de la Plata, ya que conocía la experiencia de Liliana Ilari, su presidenta.
Ayer, martes, Ale, Juampi y yo emprendimos el viaje a La Plata. Tren, colectivo y taxi fueron los medios que en tres horas nos permitieron llegar desde San Isidro hasta allí. Fuimos gratamente recibidos por Liliana, cuya disposición nos impresionó. «Las buenas obras, recuerden chicos, nacen mirando la realidad», fue una de las primeras cosas que nos dijo Liliana, que me quedó grabada. Así comenzó una visita de tres horas cuyo objetivo era indagar en la estrategia de la organización en su entorno. Pudimos cumplir ese objetivo gracias a la charla constante de Liliana. Sin embargo, lo que me impresionó de la visita fue el encuentro con una persona que vivía una experiencia, que vivía a fondo su realidad.
Mientras se desarrollaba la conversación, me fui sintiendo cada vez más conmovida por la sencillez con la que Liliana relataba cosas extraordinarias: su inquietud por la situación social argentina y su activa participación para cambiarla desde su lugar, su trabajo ad honorem en el banco y su jornada de trabajo en el depósito de 9 a 17hs (más su disponibilidad full time al teléfono), su empatía por el otro, su constante preocupación por la educación.
«Las fuerzas que cambian al mundo, son las fuerzas que cambian al corazón del hombre», nos recordó Liliana. Ella quiere que su testimonio sea una fuerza que cambie al mundo, que cambie el corazón de los empresarios con los que trabaja, mientras ella va creciendo a través de la amistad y el trabajo.
Me pregunto ahora «¿Qué mueve a una persona a realizar con sencillez cosas extraordinarias?» Si no es por el profit (podría haber pensado, como buena economista) ni por un reconocimiento social, la respuesta se hace obvia.
La victoria de Cristo se me hizo manifiesta en ese encuentro, en esa persona, en esa circunstancia. Mirar a los voluntarios trabajar contentos; ver la cantidad de donaciones e instituciones beneficiadas y que mis compañeros hayan disfrutado y sacado «lecciones de vida» (tal como definieron ellos al encuentro) es la victoria de Cristo, hoy y aquí.
Ahora puedo irme a dormir tranquila, tras haber escrito cómo Cristo se hace presente en nuestras vidas.
Agustina, Campana / Buenos Aires (Argentina)

«¿Qué mueve a una persona a realizar con sencillez cosas extraordinarias?»

No para todos la respuesta es obvia.

31 de octubre de 2011

Ya el Señor se las arreglará

No se qué me dieron a comer de niña que nunca hago nada como todo el mundo.

Y no es que elegir hacer las cosas a mi manera sea un acto de rebeldía, es que -sencillamente- nunca me he sentido comprometida con las convenciones sociales más allá de lo que son las buenas costumbres, como sería saludar y despedirme, dar las gracias y pedir las cosas por favor. Y a veces ni eso, porque –por ejemplo- la cuestión de besar para saludar o despedirse tampoco es que recuerde seguido que se acostumbra por lo que muchas veces me consideran grosera por no hacerlo.

Si bien elijo mi indumentaria con cuidado nunca he seguido el grito de la moda, tan solo la elijo por lo que considero “el buen gusto” el cual es en realidad “mi buen gusto” en el que confío, pero al lado de eso también por la comodidad y la sencillez.

En cuanto a eventos sociales y religiosos ando por el estilo. A los funerales voy solo si verdaderamente se que los deudos podrían estar necesitando de mi presencia y a las bodas únicamente si no puedo encontrar excusa para no asistir tal como a la boda de mi hermano. Ni que se diga de cumpleaños, aniversarios de boda y graduaciones. 

Lo mismo con el Día de Difuntos. A mi madre nunca le he llevado flores ese día y no creo que llegue a hacerlo porque no soy de andar entre multitudes, pero además, porque para mi ese día no es para celebrar a los muertos sino para celebrar a los vivos, por lo que asistir a misa lo encuentro mucho más acorde con lo que creo y pienso sobre esa celebración.

El caso es que nunca hago las cosas como se espera por lo que provoco no poco desconcierto, por ejemplo, los cibernautas esperan una blogera que en su blog le guste discutir y no me gusta. Otros esperan que amando la misa según la forma extraordinaria tome partido por unos en contra de los otros y eso no lo voy a hacer. Otros, más indiscretos, cuando saben que estoy soltera esperan que piense en el matrimonio, en lo que nunca pienso.

Estoy poco familiarizada con convencionalismos y muchos de los que conozco no me quitan el sueño por lo que probablemente sería una Sor Berzosa que se le echaría a los brazos al Santo Padre. 

Por ser como soy, y eso que muchas veces hago descomunales esfuerzos por tener presente lo que los demás esperan, no lo consigo y por lo mismo también desencajo de tal forma que algunos olvidan invitarme a ciertos eventos o sencillamente omiten saludarme cuando estoy ahí. 

Y no es que me enorgullezca, porque en cierto sentido es falta de atención a la realidad, por lo cual también falto muchas veces a la caridad. 

Pero el caso es que así soy y si Dios tiene compasión de mi, algún día llegaré a mejorar aunque en ciertos aspectos –como dije- no es algo que me desvele.

Esto lo traigo a colación no más porque pasado mañana es Día de Todos los Santos por lo que cuando pienso en ellos también pienso en mí y en cómo es que el Señor se las arreglará para abrirle un campito en el cielo a esta mujer que nunca hace nada como todo el mundo.

Ya el Señor se las arreglará, por el momento tengo suficiente lío atendiendo sus asuntos. Ya se encargará.


(Vaya, ahora que lo pienso, esta es una forma extraña de celebrar el Día de Todos los Santos)

30 de octubre de 2011

"Hoy es un día triste"

Le dije al padre de Diana que me identificaba plenamente con ella. Son, definitivamente, días tristes aquellos en los que se te pierde alguien o algo que aprecias. 

Yo pierdo algo casi todos los días, pierdo el tiempo, pierdo amigos, pierdo enemigos, pierdo soberbia, algo de vanidad, mi paraguas y también mis calcetines… La vida de un cristiano, en definitiva, es una vida de días tristes. 

Qué sería de nosotros sin esos días tristes, sin esas grandes o pequeñas pérdidas? Acaso seríamos capaces de reconocer a Cristo? Advertir cuánto lo necesitamos? 

Pues no. Sin los días tristes eso no sería posible. 

Muchas pérdidas sucesivas he ido recogiendo de mis días en el pasado reciente. Un buen porcentaje de ellas recogidas de mi actividad en torno a la Liturgia y es que bien nos lo decía la semana pasada un buen sacerdote que conocimos: - “El camino de atender al Santo Padre en cuanto a la misa según la forma extraordinaria es un camino de discernimiento, porque si decides tomar partido por la Iglesia y por el Papa, sufrirás grandes pérdidas” 

Lo cual es cierto, las pérdidas las he sufrido, varios días tristes tengo en mi haber.

Y pensar que todo esto no es más que la expresión del problema del mal. 

Diana tiene razón, los días son tristes cuando se te pierde un calcetín de Hello Kitty.

Y es que no existe forma de darle sentido al dolor de esa pérdida como no sea yendo hasta el fondo del problema del mal; hasta ese lugar inhóspito, donde la razón al lado de la fe obligan a reconocer la certeza de que todas esas pérdidas son, en realidad, la mayor de las ganancias. 

Con esta certeza es posible para un cristiano dormir plácidamente, a pesar de llevar un solo calcetín, acurrucado en los brazos del Amor y arropado por la Esperanza tal como Diana en los brazos de su papá.

28 de octubre de 2011

Arrancó el V Congreso Internacional Pro Vida en San José

Anímadisima vengo a participarles que ha arrancado el V Congreso Internacional Pro Vida en la capital de mi país la cual se ha vestido de gala con la presencia de variedad de expertos y una numerosa audiencia quienes nos dimos cita en el auditorio de la Universidad Latina en San Pedro de Montes de Oca. 

Este viernes 28 de octubre ha sido la inauguración y tras las palabras de los organizadores dio inicio el primer bloque temático antropológico-filosófico en el cual intervino el Dr. Thomas Hilgers destacado médico e investigador especializado en la NaProTecnología, la filósofa Dra. Paola del Bosco, Monseñor Ignacio Carrasco de Paula, presidente de la Academia Pontifica para la Vida y el Lic. Alejandro Bermúdez, periodista y Director de ACIPrensa.

El sábado continuaremos por la mañana con el bloque médico-científico y por la tarde con el social-relacional entre cuyos exponentes estarán el Dr. Alejandro Leal, el Lic. Adolfo Castañeda y el Lic. Jorge Scala, entre otros. 

Concluirá el domingo con el bloque legal-testimonial en cual harán sus intervenciones abogados y miembros de C-FAM como es su presidente el Lic. Terrence McKeegan.

Esperamos estar en capacidad de seguir informándoles más tendrán la posibilidad de seguirlo por ustream haciendo click en el siguiente enlace:

V Congreso Internacional Pro Vida San José, Costa Rica

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