5 de diciembre de 2011

Me ganó su corazón...

Es un hecho que soy temible y, aunque me da un poco de risa tan solo pensarlo, he de reconocerlo. Lo que me hace temible redunda en que, no pocas veces, soy un tirano. He ido poco a poco comprendiéndome y no ha sido una trayectoria fácil pero si muy saludable y solo gracias a la Misericordia Divina que no deja a los más débiles de su mano.

Así con lo temible que soy, no obstante, ganan mi corazón todo tipo de personas. Me ganan sus miradas, gestos y palabras que me remiten a la Bondad Divina aunque de ellas, esas miradas, gestos y palabras salgan solo muy de vez en cuando. Me ganan todos, a pesar de sus defectos. Me ganan hombres y mujeres pero también las criaturas de Nuestro Señor. El universo entero me gana por la Belleza de su corazón.

Así fue como me ganó el corazón de Nuestra Madre la Iglesia, me ganó el Santo Padre, la gente del pequeño poblado en el que vivo y en general, la gente de mi país y de todos aquellos otros países que he visitado; de la misma forma que me lo ganan a diario amigos y desconocidos. Hasta quienes están enemistados conmigo alguna vez se ganaron mi corazón, por lo que –pueden estar tranquilos- no lo perderán. 

Habiendo sido ganada desde niña por la creación entera por eso es que también desde la infancia me doy de narices no solo contra el muro del pecado ajeno sino contra el muro de mi propio pecado, lo cual -por pura Gracia- no me ha hecho una persona amargada, antes bien, una persona optimista y feliz. 

Debido a ello es que es interesante darse cuenta que todo le gana a uno el corazón. Me lo he llegado explicar leyendo a Julián Carrón al haber dicho “si vivimos la realidad en su verdad, podemos respirar en cualquier circunstancia”

Y cuál es la verdad de la realidad? “¡La verdad de [que] lo que tenemos delante es que nos es dado!”

Decía Ale Torres en su muro en facebook “Desearía con todas las fuerzas de mi alma estar en la cocina de mi casa horneando galletas, queque navideño, haciendo muffins y rompope. Poder invitar a mis amigos a que vengan a comer todo y pasar toda la tarde hablando sin tener ninguna preocupación disfrutando de este mes maravilloso. Gracias cuatrimestre ¡me lo estas ARRUINANDO!”

A nuestro estimado Alejandro la Navidad le ha ganado el corazón, el de su mamá y sus amigos lo han ganado, pero lo que Ale no ha conseguido ver es que gratitud le debe a su cuatrimestre, ya que -por contraste- le permite claramente reconocer el don que le es dado con la Navidad. 

Como a Ale nos sucede a todos, a unos más que a otros, a unos en un aspecto y a otros en otro, a una cierta edad o en el momento más inesperado. 

El caso es que la creación entera se ha ganado mi corazón y que, quizá por ese motivo es que, me perdonan que no salve las distancias, también me ha ganado el corazón de las decenas y decenas de perritos que he ido salvando del abandono de las calles durante años los cuales han vivido y muerto siendo parte de mi manada. 

Es el caso de Bruno, el que -como verdad que tengo por delante- me fue dado hace tres años. Es el caso de Bruno, mi perrito collie, al que enterré ayer; de Bruno, criatura de la cual me ganó su corazón.
“Imaginaos por un instante que reconociésemos cada cosa como dada, como don; pensad sólo en cuando os hacen un regalo, cómo os gusta, cómo os exalta, cómo estáis agradecidos, cómo os cambia la vida. Imaginaos que aprendiésemos a vivir la vida reconociendo todo como dado” Julián Carrón [1]



[1]La posibilidad de vivir la vida como una aventura”, Apuntes de su intervención en la Jornada de apertura de curso de GS. Mediolanum Forum, Assago (Milán) 29 de octubre de 2011

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