30 de agosto de 2011

Catacumba de alquiler o en estado abandono

Pues bien, en vista del nuevo obstáculo que se nos ha presentado para poder celebrar la misa según la forma extraordinaria en nuestro país el grupo de la Misa en Latín en Costa Rica anda en busca de un cura valiente -o más de un cura de ser posible- que no tema morir a los planes que tiene para si mismo como clérigo de la arquidiócesis de San José y que nos facilite un espacio en su parroquia para que nuestro grupo pueda reunirse por lo menos una vez al mes sin verse en la necesidad de tener que llegar a que, en vez de pedir prestado un saloncito parroquial, para la próxima nos veamos solicitando una catacumba de alquiler o en estado de abandono para la reunión.
 
Y es que díganme que sería no solo ridículo sino injusto el que tuviéramos que vernos en esa situación únicamente porque no fue posible hallar ni un solo cura con vocación al martirio, no es verdad?

En fin, les dejo la inquietud y me retiro en la esperanza de que el Señor a su manera se valdrá de mis palabras -como lo hace siempre- para su Gloria y nuestra santificación.

Desde ahora quedo total y sinceramente agradecida.

PD. Si aparece ese sacerdote valiente que se ponga en contacto conmigo mediante facebook o por mensaje privado a la dirección de correo maricruztasies@yahoo.com

27 de agosto de 2011

Ni cuatro, ni tres, ni dos, ni una sola misa

No tuvimos ni una sola misa según el rito latino en su forma extraordinaria.

Las razones han sido las mismas que surgen aquí y allá.

No daré mayores explicaciones nada más informo para que este fin de semana y ojalá a cada misa a la que asistamos la ofrezcamos por las intenciones del Santo Padre en relación a este tema.

Gracias a todos los que nos han acompañado y lo seguirán haciendo. En verdad hemos apreciado la compañía pero además constatado las gracias recibidas en virtud de la Comunión de los Santos.

Algún día escribiré las crónicas de este camino que aunque arduo no nos ha llevado a los ticos a otra cosa que a aprender abrirnos ante el Misterio y dar gracias desde lo más profundo de nuestro corazón.

25 de agosto de 2011

¿En qué se le habrán ido sus días a nuestro Señor Jesucristo?

Sentados esta mañana en una cafetería en una soleada mañana de invierno y mientras el sacerdote amigo nuestro funcionario de Ecclesia Dei hablaba de sus experiencias, de su vocación, de su trabajo, lo escuchaba en silencio y de pronto surgió en mí la pregunta: ¿Por qué diantre deseo la misa antigua? Nunca he participado en ella y conozco tan, pero tan poco del rito que me avergüenza por lo que me veo obligada a tratar de explicarme por qué. Si, por qué deseo la misa antigua?

La respuesta la tenía ante mis narices en la persona del sacerdote que delante de mi se engullía un tremendo gallo pinto con jamón y “ueos…” (no habla español)

Por qué en él? Fue algo que dijo? Bien, si y no. No fue solo lo que dijo, que de por si fue muy útil, valioso e interesante sino lo dicho y cómo esto combina perfectamente con la forma en que vive su vocación. 

La clave se encuentra en algo que mencionó: “la misa antigua definió mi sacerdocio”, tras lo que pensé: “pues, si un rito hace eso con la vocación de un consagrado pues bien merece poner atención a ese consagrado para entender el contenido del rito, no?

A qué me refiero? El padre X (así lo llamaremos) el viernes pasado concluyó un doctorado (todos los que tengan uno, dos o tres doctorados pueden imaginar lo que significa) tomó un vuelo con escalas en clase económica desde el primer mundo para venir al tercer mundo a invertir los cinco días libres que tiene antes de regresar a su escritorio en Roma con una pareja amiga suya pero también con un grupo que le ha pedido celebrar la misa que regularmente celebra y además accedido a realizar con ellos una serie de actividades.
Solo alguien que ha llegado hasta lo profundo del significado de “sacrificio” hace eso con sus vacaciones. 

Me doy perfecta cuenta que el padre X no es el único sacerdote que ha llegado a expresar hasta el fondo con su vida el término “sacrificio”, pero ¡mare mía! qué bien lo representa y, además -y como si fuera poco- con cortesía, caridad, paciencia y alegría.

Pues bien, observando cómo vive este consagrado que diariamente celebra el rito latino en su forma extraordinaria encontré la respuesta del por qué estoy metida en este berenjenal. Estoy metida porque su vida me habla tanto de que el santo sacrificio de la misa como el santo sacrificio de la propia vida la única forma en que vale la pena ser vividos es en donación total. 

Y es que, en lo que dice y hace el padre X, no solo he visto en qué se le habrán ido sus días a nuestro Señor Jesucristo, sino en qué se le va a el su propia vida. En qué quiero que se vaya la mía.

Puedo expresar mi deseo de la misa de otra forma y no es que me esté poniendo filo-lefebvrista por lo que, por favor, no se me mal entienda, pero si a mi un cura me da a escoger entre ofrecerme su vida como me la ha ofrecido Cristo u ofrecérmela como me la ofrece “uno de mis cuates”, “perdonen pero disculpenmen”*, me quedo con lo primero. 

Y -que conste- el Novus Ordo, podrá ser celebrado con toda pompa como “agape” pero un cura que lo entiende y lo vive además como “sacrificio” -a la legua- se le notará siempre.


* es una expresión de gente sencilla de mi pueblo

23 de agosto de 2011

Serán cuatro misas

Aquí llego de pasadita porque es tarde y necesito urgentemente parar de trabajar.

Vengo a decirles que mañana llega al país nuestro amigo sacerdote funcionario de Ecclesia Dei y que según lo planeado y si Dios así lo quiere estaremos celebrando cuatro misas públicas según la forma extraordinaria del rito latino en nuestro país cosa que no sucede desde la década de los sesenta.

Quedan enterados para que desde este momento nos pongan en sus oraciones.

Más tarde será imposible para mi no hablarles sobre las gracias que hemos venido recibiendo desde que conocimos sobre el viaje de vacaciones de nuestro amigo sacerdote.

Ahora también ya saben por qué andaré poco por estos rumbos esta semana.

No olviden rezar por las intenciones del Santo Padre y por nosotros. No lo olviden. Confíennos a los brazos amorosos de nuestra Santa Madre también así como a sacerdotes y obispos.

Gracias,

21 de agosto de 2011

Concluida la JMJ arranca hoy el Meeting en Rimini 2011

Estos católicos son imparables!

Termina la exitosa JMJ en Madrid y de seguido arranca el evento cultural a nivel mundial más importante promovido por el Movimiento Comunión y Liberación generado por el carisma del sacerdote milanés Luigi Giussani.

Radio Vaticano informa que se ha hecho público hoy “el Mensaje del Santo Padre –firmado por el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado de Su Santidad– a los participantes en el XXXII Mitin por la “Amistad entre los pueblos” de Comunión y Liberación. El mensaje, dirigido a Mons. Francesco Lambiasi, Obispo de Rimini y fechado el pasado 10 de agosto, fue leído al inicio de la Eucaristía inaugural del tradicional encuentro que se celebra cada año en la Feria de esa localidad italiana".

Qué es el Meeting en Rimini? Lo podrán conocer escuchándolo en inglés en este video.


Contiene para mi un valor importante no solo por mi vínculo con el Movimiento sino porque por primera vez dos jóvenes de Escuela de Comunidad (Natalia y Ana Laura) han ido de voluntarias así como porque allá estará como invitado el Rector de la Universidad Católica de Costa Rica el Presbítero Fernando Muñoz quien va acompañado de nuestro responsable el señor Diego Viquez a quienes desde aquí les deseo un feliz encuentro.

20 de agosto de 2011

¡Ni que celebrar misa fuera pecado!

Ya se, ya se que están todos (me corrijo) estamos todos muy emocionados por la hiper-mega-super-fantástica JMJ pero es que también lo estoy con los preparativos para las misas que esperamos celebrar en nuestro país la próxima semana. 

Y por qué tanta alharaca con la misa? Pues, porque el sacerdote que las celebrará es funcionario de Ecclesia Dei y acreditado por la Diócesis de Roma para celebrar misa de rito latino según la forma extraordinaria y como estarán enterados, junto a un grupo estable de fieles hemos venido por poco más de dos años tras de una de ellas.

Pues así está la cosa, el padre viene a pasar unos días libres con sus amigos antes de regresar a su escritorio en Roma tras un viaje de estudios.

Nos ha encomendado -entre otros- pedirle una cita para una reunión informal con el Arzobispo y -por supuesto- buscar un templo pero vaya que se nos ha dificultado. Ya saben: - “Deben traer autorización del Arzobispo” (Madre santa, si ya sabemos que no se necesita, pero bien, comprendemos) – “De acuerdo, muchas gracias.”

Y así, uno tras otro, tras otro, otro y uno más. 

No es que no queramos ir donde el Arzobispo es que sencillamente párrocos, madres superioras y demás gentiles personas que nos han atendido tendrían que haber recibido instrucciones de sus superiores en cuando a que no se necesita pedir permiso para celebrar misa, ninguna misa. Bueno, y por otro lado, que el padre solo viene de vacaciones y únicamente desea celebrar su misa diaria (y nosotros con él) y no debería de ser tan complicado.

Con los preparativos nos ha pasado de todo (como suele suceder) lo último fue que contábamos con la casulla y el misal del altar pero el padre que los tenía salió de vacaciones por lo que hemos debido hablar con infinidad de personas hasta dar con alguien que nos los prestara. 

Creo que la falta de estos artículos fue providencial porque he debido hablar con personas con las que no lo hubiera hecho de otra forma y así es como he establecido no solo valiosísimos contactos sino tenido pláticas muy interesantes como la que tuve con una de las hermanas de las Siervas de María así como con varios sacerdotes a quienes me han referido para preguntarles.

Por otro lado, hemos extendido invitaciones lo más discretamente posible para que ninguna autoridad entre en pánico y creo que lo hemos logrado (ya veremos) por lo que también hemos dado con muchas más personas de las que sospechábamos están interesadas en asistir a misa así como con sacerdotes dispuestos a aprender.

Aquél contacto más simpático fue con un sacerdote anciano que suspira por volver a celebrar esta misa; fue a quien le hicimos llegar de primero el DVD para que recordara el rito y a visitar para animarlo a enseñárselo a otro sacerdote amigo suyo. 

En la tarde de ayer lo llamé para preguntarle si tenía el misal que nos hacía falta y mientras reíamos compartiendo anécdotas sobre tanta situación inexplicable con la que nos hemos encontrado, en una de sus típicas salidas de sacerdote anciano y muerto de la risa exclamó: -"¡Vaya tontería! ¡Ni que celebrar misa fuera pecado".

Claro, y tiene razón.

17 de agosto de 2011

«Hace falta que te suceda algo bello para fiarte, para que el deseo de cambiar emerja con toda su fuerza»

Al leer estos testimonios uno se da cuenta que las consecuencias del pecado en su vida no han sido muy diferentes de las de un chico de la calle pero el caso es que la semejanza se hace más evidente justamente porque tanto al chico como a uno aquello que provocó el que emergiera con fuerza el deseo de cambiar fue el que algo bello sucediera para fiarte.

Algo bello como la JMJ y el que un desconocido dentro de la multitud te llame por tu nombre tal como le ha sucedido a mi joven amigo Mauricio y me sucedió también alguna vez. 

A veces solo hace falta que alguien que no conoces se haya interesado en tu nombre. 

* * *

Revista Huellas
Algo bello de lo que poder fiarse
Eugenio Andreatta
26/07/2011

Edimar es el nombre de un chico (el segundo mártir de la historia de nuestro movimiento, como decía don Giussani), que en 1994 fue asesinado, cuando tenía dieciséis años, por negarse a aceptar la lógica de violencia y abusos de sus viejos “amigos”. De los mártires, enseña la historia de la Iglesia, nace siempre un germen de vida nueva. Edimar también demuestra haber sido una buena semilla. En Brasil, como en Padua o Camerún, donde hay un centro para chicos de la calle en su honor.
Hace unos días viajaron a Padua un grupo de jóvenes de Brasilia, William y los hermanos Wesley y Wellington, acompañados del padre Giorgio, que fue para Edimar una figura de referencia, como también lo fueron sus profesoras Semia y Gloria. Visitaron a quince chicos de 13 a 18 años que, durante periodos más o menos largos, viven en Casa Edimar, con las familias de Mario, Riccardo y Giampietro.
Allí pasaron una tarde muy sencilla, nada formal. Una visita por la casa, un momento de encuentro, la misa, una cena juntos en la elegante sala de restauración. Pero la chispa saltó inmediatamente. A pesar de los miles de kilómetros de distancia, el corazón es el mismo. Y la misma pregunta en el corazón de esos chicos, tanto en Italia como en Brasil: ¿podré cambiar algún día? Porque muchos de ellos ya han tenido su primera oportunidad, incluso la segunda, y no es que las cosas hayan ido siempre bien. Volver a levantarse es difícil.
Edimar también aprendió enseguida cómo funciona el mundo. Iba a los encuentros de Escuela de Comunidad con la P38. La dejaba tranquilamente sobre la mesa y la volvía a recoger al término de la reunión. «Tranquilo», le decía a don Giorgio: «Es que luego, al volver, nunca sabes si te vas a encontrar por la calle a un amigo o a un enemigo». Prudentemente, no quiso romper del todo con su pasado. Sobre todo con aquel jefe del viejo grupo al que le unían ambiguos vínculos de confidencias y fidelidad, «pero si me traicionas, ya sabes lo que te espera». Edimar lo supo el 31 de julio de 1994. Él no traicionó a nadie, sólo que no estaba dispuesto a matar para demostrar su fidelidad a sus antiguos amigos. Su muerte, que encontró la total indiferencia inicial en el grupo (aunque luego para algunos ya nada volvió a ser como antes), podría haber sido uno de tantos episodios desgraciadamente ordinarios y olvidados, de violencia juvenil. Sin embargo, cuenta el padre Giorgio, de su sacrificio nacieron una escuela materna y un centro de apoyo escolar en el que muchos niños y jóvenes pudieron experimentar la acogida, la educación y el perdón.
Así lo testimonia Wesley, que en su amistad con el padre Giorgio y los demás, bella y a la vez dramática, ha aprendido a no dejarse determinar por sus propios errores y a vivir esa compañía no como una solución o un refugio, sino como un auténtico camino. Hasta el punto de que, mientras trabaja como bombero, estudia Derecho, su segunda carrera después de la de Economía. «No lo entendía todo, pero acepté empezar a caminar», cuenta. «Hoy veo más claro que no tengo que mirar mi nada, sino la preferencia que el Señor ha tenido y sigue teniendo conmigo». Hace falta una pregunta y las ganas de ir hasta el fondo. Como su hermano Wellington, que poco a poco aprendió a fiarse del padre Giorgio y se ofreció como su chófer para acompañarlo cada vez que debía ir al médico.
Los chicos de Casa Edimar no pueden evitar verse reflejados. Aunque algunos, como D., no son capaces de explicarlo con muchas palabras, y te dicen que «para mí no ha sido tan significativo lo que han dicho, el mundo está lleno de gente que camina mejor o peor», pero se quedan impresionados porque esos amigos que hasta ayer eran unos desconocidos hayan querido dedicarles una tarde de sus breves vacaciones italianas. «Me impresiona la felicidad de vuestro rostro, sobre todo el tuyo, Wesley», dice Alex. Porque ya han oído muchos discursos, pero sus ojos no engañan.
Esos nuevos amigos se han fiado de alguien, algo muy difícil cuando has recibido algún golpe de más para tu edad, y no sólo en sentido metafórico. Pero es posible. «No es que ahora me fíe del todo», dice S., «pero poco a poco mi confianza está creciendo». Crece al ponerla a prueba. Como cuando tuvo que elegir, por participar en un robo, entre pasar cuatro meses en la cárcel o un año en Casa Edimar. No era una elección autómatica. «No es fácil dejarse ayudar», añade M., que lleva cuatro años aquí, y desde los seis años vive en centros de acogida, «pero ahora he conocido el movimiento, he descubierto lo que significa ser querido, y por eso quiero estar aquí».
«Hace falta que te suceda algo bello para fiarte, para que el deseo de cambiar emerja con toda su fuerza», dice Mario. Es lo que canta William al entonar Romaria, una canción que describe a un hombre de moral no precisamente intachable, sino más bien miserable, pero que acepta ponerse en camino hacia el santuario de Aparecida para poner su mirada delante de la de la Virgen. Es conmovedor, ¿tal vez porque la canta un brasileño? Puede ser, pero es de eso de lo que se ha hablado durante toda la tarde.

NOTA: Les recomiendo escuchar la canción Romaria.

15 de agosto de 2011

Enumerando certezas

Los lunes he venido por lo regular comentando cuestiones sobre Liturgia y creo que hoy no va a ser la excepción aunque existan noticias un poco más llamativas (1) que el dogma de la Asunción de María (2) o del hecho de que Cristo se muestra delicadamente presente en nuestras vidas de lo cual recibimos confirmación en mil detalles (3).

(1) En cuanto a ser costarricenses y mirar la realidad desde una perspectiva cristiana únicamente mencionaré que la marcha de ayer domingo frente a la Catedral en algo importantísimo me ha hecho reparar lo cual es que, lo que está en el fondo de esas voces blasfemas y cuerpos desnudos en plena vía pública, es el grito ahogado de almas que claman por un bien que consideran ausente. Ese bien es Dios a quien estas personas eligen desconocer. También nosotros muchas veces desconocemos a Dios, elegimos desconocer el bien que nos ofrece en las circunstancias agradables o desagradables que experimentamos; ese es el motivo por el cual nuestra fe por lo regular no nos sirve para diferenciarnos de los blasfemos. 

La pregunta que surge inmediatamente aquí sería ¿de qué manera la fe tendría que funcionar para que establezcamos una diferencia, para que finalmente ésta incida en la realidad? 

(2) En cuanto a la celebración de la Fiesta de la Asunción de María bástame decir que ha caído de pelo que luego de un día sombrío como fue el de ayer por causa de la marcha, sea hoy día de celebrar a María en un día de precepto y oportunidad imposible de superar para ofrecer la misa como reparación y desagravio a lo sucedido ayer. 

(3) En cuanto a los mil detalles en que Cristo se nos ha venido mostrando presente y aparte de los que mencioné arriba les compartiré solamente uno más por excepcional y porque cada vez que lo pienso me resulta no solo inexplicable sino venturoso y que es el que un amigo del grupo que promueve la misa según la forma extraordinaria se haya encontrado en su viaje a Europa sentado al lado de un sacerdote funcionario de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei quien arribará a nuestro país próximamente en su viaje de vacaciones y a quien hemos solicitado nos celebre misa. La tan esperada misa según la forma extraordinaria del rito romano. Esa misma.

Dicho sea de paso, los detalles con los que estamos debiendo lidiar para concretar esta visita no han sido pocos ni fáciles, no obstante, confiamos que, sea como sea que resulten las cosas, todo está escrito en el Libro de la Vida. 

Así que por las certezas que hemos adquirido de los hechos descritos en los puntos 1, 2, y 3 ¡sea a Dios todo la gloria!.

13 de agosto de 2011

A misa con niños III

Ritual familiar de preparación para la misa
 
Me ha escrito de Paraguay un lector afirmando que tanto a él como a su esposa así como para un grupo de matrimonios amigos suyos les ha sido de utilidad esta serie por lo que la continuaré.

Decíamos en la parte II que es fundamental el que el padre y la madre se hagan algunas preguntas y las respondan hasta que consigan ponerse de acuerdo porque de esas respuestas surgirá la estrategia con la que darán progresivamente fin a la odisea que significa asistir a misa con niños.

Ofrecíamos un ejemplo. Los padres debían responderse la pregunta: “Por qué o para qué vamos a misa juntos?” y si la respuesta fuera del tipo: “Porque la necesitamos” eso les ayudaría a plantearse un programa a largo plazo para conseguir satisfacer su necesidad de ir a misa juntos.

Pues bien, este programita con objetivos bien claros no tendrá que significar una carga para la familia por lo que es muy importante que cualquier acción que tomen sea introducida delicada y progresivamente en el itinerario familiar por lo que a los niños se les anunciará con antelación y se les explicará hasta que no existan dudas sobre cada pequeño cambio en la rutina de ir a misa que papá y mamá vayan introduciendo.
Por ejemplo, si ellos deciden que deberán asistir a misa y sentarse en bancas separadas, deberán de explicar el por qué y el para qué. Lo mismo que si cambian el horario de asistencia a misa o si modifican el ritual familiar de preparación en casa para la misa.

En cuanto al ritual se me ocurren varias ideas. Por ejemplo, días antes del domingo les anunciarán a los niños que la próxima vez que sea día de ir a misa papá pondrá una música suavecita (clásica, por supuesto, Mozart, lo más recomendable) para anunciarles que es día de ir a misa 

Así que en cuanto escuchen una música como la que papá y mamá anunciaron sabrán que ese día las cosas las harán de forma diferente. Noten que están creando expectativas en los niños que deberán tener la gracia de satisfacer. 

De tal forma que introducidos en el nuevo ritual nadie hablará más fuerte que la música, ni se moverá ni comerá más rápido; nos vestiremos con colores que reflejen la melodía de la música y si la música nos sugiere alegría, sonreiremos y si nos sugiere tristeza jugaremos de poner cara triste. Incluso, podría ser que la música ese día sugiera crear una historia en familia o leer juntos un libro en el sofá antes de subirse al auto o echarse a caminar al templo. Deben considerar ideas también para mantener la calma y el interés durante el trayecto.

Todo esto con la idea de que se vean envueltos en un ambiente que propicie un cambio en actitud ante la misa y ante la “gran necesidad que tienen papá y mamá de ella” y ante la cual serán los padres quienes pongan el ejemplo con su conducta.

Claro, nada de esto servirá de nada si los llevan a una misa donde el ambiente no contribuye a que mantengan la atención y la calma, por lo que si en lugar de llevarlos a la misa de la 10am deben llevarlos a la de la noche o media tarde, tendrán que hacerlo. Esto en cuanto que he notado que los niños pequeños se comportan mucho mejor en misas donde hay organista y cantos litúrgicos propiamente dichos. Lo mismo en misas donde el sacerdote es un orador pausado cuyo tono de voz invita a la calma.

Muchísimas ideas estoy segura se les ocurrirán para crear este ritual familiar de preparación para la misa, séanle fieles y verán cambios a corto plazo.

Por último, noten que todas estas acciones apuntan a que estemos más presentes en la realidad a cada momento del día, presentes para nosotros mismos y para nuestros hijos.

11 de agosto de 2011

"Jamás hemos visto una cosa igual"

Por si no lo han notado, a mitad de semana he venido compartiendo textos del Movimiento Comunión y Liberación, espero no les moleste.

El siguiente es oportunísimo para los días que se avecinan. El video con que lo acompaño, también.


Encontrar algo que corresponda a nuestra espera
Julián Carrón
28/07/2011 - Artículo publicado en Alfa y Omega el 28 de julio de 2011

Cuando pienso en un joven de hoy que se está abriendo a la vida, me embarga una ternura infinita: ¿cómo se orientará en esta babel llena de oportunidades y de desafios en la que le toca vivir? Basta ver la televisión, o acercarse a un puesto de periódicos o a una librería, para ver la variedad de opciones que tiene ante sí. Acertar es empresa ardua.
Pero si es conmovedor pensar en un chico ante semejante desafío, me asombra aún más que quien nos ha puesto en la realidad no haya tenido ningún reparo en correr semejante riesgo. Hasta el punto de escandalizar a quienes quisieran ahorrárselo a sí mismos y a los otros, sean éstos hijos, amigos, o alumnos.
El Misterio, sin embargo, no nos ha lanzado a la aventura de la vida sin proveernos de una brújula con la que poder orientarnos. Esta brújula es el corazón. En nuestro tiempo el corazón es reducido a sentimiento, a estado de animo. Pero todos podemos reconocer en la experiencia que el corazón no se deja reducir, no se conforma con cualquier cosa. “El hombre está creado para lo que es grande, para el infinito. Cualquier otra cosa es insuficiente”, dice el Papa en su Mensaje. Nosotros lo sabemos bien.
Por eso, quien toma en serio su corazón, hecho para lo grande, empieza a tener un criterio para comprenderse a sí mismo y la vida, para juzgar la verdad o la falsedad de cualquier propuesta que se asome al horizonte de su vida. “Continuamente se os presentarán propuestas más fáciles, pero vosotros mismos os daréis cuenta de que se revelan como engañosas, no dan serenidad ni alegría”.
¿Hay algo que esté a la altura de nuestras exigencias más profundas, que pueda responder a nuestro anhelo, grande como el infinito? Muchos responderán que tal cosa no existe, vista la decepción que en tantas ocasiones han experimentado al poner su esperanza en lo que estaba destinado a defraudarles. Pero ninguno de nosotros puede evitar esperar. ¿Es irracional esta espera? Entonces, ¿por qué esperamos? Porque es la cosa más racional: ninguno de nosotros puede asegurar que no existe.
Pero sólo descubriremos que existe si tenemos la oportunidad de encontrar algo que verdaderamente corresponda a nuestra espera. Como los primeros que encontraron a Jesús: “jamás hemos visto una cosa igual”.
Desde que este hecho entró en la historia, nadie, que haya tenido noticia de él, ha podido o podrá estar tranquilo. Todo el escepticismo no podrá eliminarlo de la faz de la tierra. Estará allí, en el horizonte de su vida, como una promesa que constituye el mayor desafío que haya tenido que afrontar. “Quien me sigue recibirá el ciento por uno y la vida eterna”.
Sólo quien tenga la audacia de comprobar en la vida la promesa que contiene el anuncio cristiano podrá descubrir su capacidad de responder a su espera. Sin esta verificación no podrá existir una fe a la altura de la naturaleza racional del hombre, es decir, capaz de seguir interesándole.


Somos más que balas perdidas por la ciudad
que almas en busca de Nunca Jamás
cometas volando sin gravedad

Mucho más que historias a punto de naufragar
canciones sin nada nuevo que contar
y copas vacías de voluntad

Solo abre un segundo
tu ventana a nuestro mundo
y verás que son prejuicios sin más

Ha llegado nuestro turno
para hacer nuestro futuro brillar

Somos más que balas perdidas por la ciudad
que almas en busca de Nunca Jamás
cometas volando sin gravedad

Mucho más, seremos historias que triunfarán
canciones con tantas cosas que contar
y copas cargadas de voluntad

Somos más, canción inédita
Jaula de Grillos

10 de agosto de 2011

Estamos todos en la pachanga, pero ¿qué es lo que escuchamos?

Qué es lo que se escuchamos detrás de nuestras quejas? Cuando me refiero a quejas, me refiero a cuando un acontecimiento como la JMJ provoca que alcen la voz los anti-clericales; por quejas me refiero no solo a esta su voz impertinente si no a la nuestra que reacciona indignada y se une a la pachanga. Qué es lo que escuchamos?

Yo escucho muy dentro de mi corazón, por ejemplo, cuando algunos comentaristas intervienen en mi blog quejándose de que Mauricio esté en la JMJ, una especie de sonido seco y ahogado que consigue que me duela el alma cuando se percata de cuán grave es la herida y cuán profundo el dolor que le puede impulsar a alguien a quejarse de que este muchacho costarricense, quien ha estado a lo largo de toda su vida privado de tantas oportunidades, se le haya ofrecido la de viajar a Europa.

Leo a esta gente y, simplemente, lo primero que escucho es una voz que airada me dice que son unos desgraciados. Y si, probablemente lo sean, pero eso no es lo importante. Qué es lo importante y lo que verdaderamente escucho detrás de mi queja? 

Escucho dolor, vacío y sin sentido; podría decirse que hasta físicamente percibo mi miseria, pero, qué son esos sentimientos, qué son? De dónde llegan, por qué están ahí? 

Prestándoles atención, podemos darnos cuenta que son tan vívidos que pueden llegar a percibirse como el hambre a la hora de comer o como cuando, en mi caso, tengo asma y necesito el inhalador. 

Yendo un poco más al fondo, puede decirse que llegamos a sentirlos -literalmente- como una profunda herida o como la carencia de aquello que a uno lo constituye y que echa de menos lo indecible, tanto que hasta duele.

Ellos no lo saben, pero como la de los desgraciados que mencioné arriba así es mi necesidad, mi anhelo, mi carencia, así es mí herida. La de todos.

Pues bien, ellos se quejan y nosotros nos quejamos, estamos todos en la pachanga, pero, qué es lo que escuchamos? 

Lo que escuchamos es el lamento de nuestra alma que gime por pertenecer completamente a Dios; lamento que clama por Bondad, Justicia, Verdad, Belleza… No es otra cosa lo que escuchamos. Qué otra cosa podría ser? 

Alguien como Mauricio, quien tendría muchísimo más que cualquiera de nosotros por lo que quejarse, ha prestado oído atento a sus lamentos y por eso está hoy en la JMJ, quejándose quizá por no haber podido comer gallo pinto ya no se sabe ni en cuánto tiempo, pero al menos está y está ilusionado; mal dormido y cansado también pero colmado de esperanza; reconociendo agradecido en cada amanecer que de no ser por esa profunda herida que lleva encima jamás habría llegado a Madrid a ver al Papa.

Alguien como yo, que tan sorda a esta altura de la vida no estoy, he comprendido hasta tal punto de dónde viene y adónde lleva este dolor que a veces me he encontrado a mi misma diciendo: “Este dolor es mío y no permitiré que nadie me lo arrebate”; tanto así porque me doy perfecta cuenta de que sin el jamás podría reconocer lo que me constituye.

Para algunos “quejumbrosos innombrables” la voz de ese lamento es la misma que para nosotros lo que pasa es que, aún cuando están en Madrid o quejándose en cualquier otro lugar de España, sus gemidos no pasan de ser el abismo de desesperación que se merecen, más que por sordos, por imbéciles.

Uno de los jóvenes ticos en la JMJ

Para aquellos que recuerdan la campaña que realicé para buscar donadores para que Mauricio Lobo llegara a la JMJ, aquí les traigo una fotografía que mi querido amigo subió hace dos días a facebook durante el poco tiempo que me imagino dispone para entrar a internet.

Por cierto, Mauricio es uno de esos jóvenes costarricenses en peregrinación de quienes sigo sus pasos por facebook.

La peregrinación de Mauricio salió de mi país el 1 de agosto y entró por Alemania donde los esperaban familias miembros de su grupo de la Juventud Amigoniana de la Congregación de Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores fundada por el padre español Luis Amigó.

De ahí viajaron a Madrid en donde entiendo ahora se encuentran.

Pues bien, nada más dejarles su fotografía y mencionar de nuevo que -de no ser por el donador español- pensar en que Mauricio pudiera hacer esta peregrinación hacia la JMJ habría sido muchísimo más difícil y, quien sabe sino, hasta imposible.

La prueba de que está allá es la fotografía que espero le sirva al donador para identificarlo el día que se encuentre con él porque -además- Mauricio está pendiende de verlo ya que le lleva un regalo que ansia entregarle junto a un fortísimo abrazo.

9 de agosto de 2011

¡Caray! ¡Demasiadas emociones!

Se acerca el Encuentro de blogeros con el Papa, la JMJ, la visita a Costa Rica de un funcionario de Ecclesia Dei, la puesta en marcha del proyecto Catholic Voices. Todo esto prácticamente en el lapso del próximo mes.

¡Caray! ¡Demasiadas emociones!

En cuanto al Encuentro de blogeros, me parece oportuno mencionar (por si llega a ser de utilidad para alguno esta información) que tanto la visita del funcionario de Ecclesia Dei y lo que en mi país se ha movido en torno a la celebración de la misa según la forma extraordinaria, la eventual conformación de la Asociación Una Voce Costa Rica así como el proyecto de Catholic Voices, han sido iniciativas que como blogera he conseguido echar a andar apoyada únicamente en este medio de comunicación. 

Desde aquí he logrado reunir grupos bastantes numerosos en facebook, consolidarlos, hacer contactos a lo ancho y largo del mundo con sacerdotes y fieles interesados en los mismos temas, facilitado divulgación de actividades, recibido y ofrecido apoyo de todo tipo; en breve, que de no ser por Internet no estaría sucediendo nada de esto.

En cuanto a la JMJ, quisiera mencionar que debido a Internet un joven costarricense amigo mío recibió apoyo económico de un donador español gracias a quien este muchacho está en condiciones de sufragar buena parte de sus gastos en Europa.

De la misma forma, gracias a Internet puedo mantenerme al tanto de la jornada que a través de Europa están realizando diferentes grupos de estos jóvenes peregrinos que salieron de mi país a encontrarse con el Papa en Madrid. Los sigo por facebook y así es como me voy enterando de que han llegado a Roma, de que luego irán a Florencia, sobre cuál ha caído enfermo, cuál no ha parado de tomar fotografías y de aquél que no puede pegar los ojos de la emoción.

No estaré para el Encuentro de blogeros con el Papa pero se que estaré magníficamente representada y que, por lo tanto, mi voz estará allí presente.

Mientras tanto, aquí estaré amaneciendo emocionada por tantas labores que como blogera me depara el día y esta realidad hermosa y santificante que es la web.

¡Deo omnis gloria!

6 de agosto de 2011

La misa para niños II

Me lo ha sugerido José Ángel Antonio el escribir recomendaciones para asistir a la misa con los niños. 

Le aseguré que mi experiencia se limita al breve entrenamiento de un año que recibí de parte del Cuerpo de Paz para la atención de niños de escasos recursos en edad pre-escolar (3 a 6 años) y a la que obtuve en el Museo de los Niños atendiendo 400 niños diarios en edades entre los 7 y los 12 años.

Fui tía, además, tía soltera como si fuera poco, lo que significa que en más de una ocasión salí sola con una catizumba de chiquillos a acampar a la playa, al cine o a alguna fiesta, más por este lado no puedo asegurar que obtuve buenos resultados porque la mayor alborotera siempre fui yo.

En fin, le he tomado la palabra a José Ángel Antonio y por eso me he dejado venir a platicarles sobre lo que haría si tuviera que asistir semanalmente a misa con mis tres hijos pequeños y mi marido.

Primero que todo le propondría a mi marido que se involucrara y que formuláramos la mejor estrategia para la familia, es decir, un plan que juntos podamos cumplir sin que sea una carga extra para la pareja ni para la familia.

Empezaría porque juntos nos respondiéramos un par de preguntas fundamentales: ¿A qué vamos como pareja a misa? ¿A qué queremos llevar a los chicos? 

De la claridad, sinceridad y sencillez de las respuestas surgirán las pautas para llevar a los niños a misa sin que signifique una odisea.

Ofrezco un ejemplo: Si juntos llegamos a la conclusión de que “vamos a misa porque la necesitamos” tal respuesta en si misma ofrece la solución a la forma en que transmitiremos nuestra necesidad a los niños.

Si como pareja, vamos a misa porque la necesitamos, tendremos que hacer un esfuerzo por transmitir a nuestros hijos la importancia que la misa reviste para nosotros.

Para empezar, por ejemplo, una noche de la semana me propondría “casualmente” preguntarte: -“Oye, Juan. Me podrías explicar de nuevo por qué es tan importante para ti la misa?” Y ahí, tú, Juan te explayarías en respuestas breves y fáciles de entender asegurándote de que los niños escuchen. Yo, mientras, buscaría la forma de aportar lo mío e interesar a los niños en la conversación ya sea haciéndoles preguntas o motivándoles a que las hagan. Esta conversación no debe ser forzada ni prolongarse más allá de lo que los chicos logren mantener el interés.

Por largo tiempo provocaríamos conversaciones de este tipo como preparación para el acontecimiento de la misa del fin de semana que es “tan necesaria” para nosotros, asegurándonos que los niños vayan poco a poco comprendiendo la importancia que ésta reviste para la vida de la pareja. 

Creo que sería interesante plantear la misa a los niños como un acontecimiento destacado en la vida de papá y mamá para que, por nada del mundo, quieran quedarse fuera.

Si consiguiéramos que comprendan cuánto necesitamos de la misa tendríamos en buena medidad ganada la autoridad necesaria para poner las “reglas de asistencia a misa” y hacerlas cumplir sin mayor obstáculo.

Como dije al principio, es primordial que la pareja responda las preguntas fundamentales: ¿A qué vamos como pareja a misa? ¿A qué queremos llevar a los chicos?, porque de ahí surgirá la estrategia.

He notado que en una sola entrada no he podido que dar más que una recomendación y tengo muchísimas bajo la manga, así que de a poco y quizá durante los fines de semana las vaya colocando en el blog.

Ahora si, escucho sus comentarios.

Madurar nunca es breve ni indoloro

Consistentemente aparecen en mi vida y además situados en “puestos clave” varones presuntuosos, controladores y agresivos que me disparan la “locura”; tengo a uno de ellos entre mis parientes, a otro en un grupo en el que participo y a otro lo tuve en la universidad de profesor. 

Conozco un poco sus historias y se que cada uno de ellos ha sufrido de un padre ausente lo cual explicaría muchas cosas (en cuenta buena parte de su locura), pero el caso es que no necesito explicármelos sino explicar mi reacción porque es la que me ha sufrir.

Y es que en relación con ellos no consigo ser yo misma por lo que al final lo único que les queda claro es que la loca soy yo. 

Para colmo, son varones católicos con autoridad quienes –además- sin reparo llaman públicamente mi atención por lo que me dejan fácilmente hecha una ruina emocional.

Cada uno de nosotros tiene una historia y unos locos de atar que le disparan la locura, el caso es que yo he debido plantarme ante esta situación recurrente para ir hasta el fondo y hallarle sentido porque ni loca puedo creerme que me permita verme reducida a esto.

Haciendo el esfuerzo por ir hasta el fondo reconocí algo muy importante que es mi necesidad de aprobación la cual de alguna forma les reclamo y, a lo que es obvio, reaccionan con desaprobación; es decir, de estos varones jamás obtendré lo que necesito lo que quiere decir que mi necesidad quedará por siempre insatisfecha y que, aunque con ellos no me relacione, seguirá latente esperando la próxima oportunidad en que alguien con sus características se haga presente en mi vida.

Todo esto me hace considerar que esa necesidad de aprobación está ahí por una razón, en realidad, por dos razones:
- Una, para que me reconozca necesitada.
- Otra, que reconozca que esa necesidad es infinita y que solo el infinito puede colmarla.

Y, adivinen qué? Nadie en este mundo es capaz de colmarla, el único capaz de hacerlo es Cristo.

Y, adivinen qué más? Que eso me hace igual que Pedro y tantos otros que a lo largo de la historia se han reconocido fascinados por la humanidad de Cristo en la cual han descubierto su propia humanidad redimida.

Pues bien, por dirigirme en Cristo hacia esta mi humanidad redimida es que hago el trabajo de ir hasta el fondo de estas cuestiones que poco o mucho me atormentan.

Porque hago este trabajo, el cual –dicho sea de paso- nunca es breve ni indoloro, es que caigo en la cuenta de los beneficios y, aunque pierdo privacidad es probable que con esta pérdida obtengan ustedes ganancia con lo cual me daría por completamente satisfecha.

Mi profesor, mi amigo y mi pariente permanecerán indefinidamente en sus “puestos clave” pero ahora soy yo quien ha obtenido “la clave” que me ha ofrecido un ángulo completamente diferente de la cuestión.

¡Deo omnis gloria! ¡Que madurar nunca es breve ni indoloro!

4 de agosto de 2011

"Pedro hizo un camino humano. Es igual para nosotros".

“El ejemplo de Pedro es impresionante. Él decidió seguir, se equivocó muchas veces, volvió a caer, dijo de todo, Jesús le reprendió como a ningún otro, pero al final: «¿Me amas?». ¿Cuál fue el milagro? Cristo había entrado hasta la médula en Pedro: «Mira, Señor, no sé cómo, pero toda mi simpatía humana es para ti, toda mi vibración humana es para ti, sabes que te amo. Hasta tal punto tu presencia se ha hecho una conmigo, que no puedo dejar de decir: “Te quiero”, aunque dentro de cinco minutos pueda traicionarte otra vez». 

Le siguió y asistió al milagro: un Pedro más humilde, menos presuntuoso, en absoluto presuntuoso, puesto a prueba por todo su mal, pero no derrotado. En él no prevaleció el mal. Su afecto por Cristo, su simpatía humana por Cristo, le había aferrado de tal modo hasta las entrañas, hasta la última fibra de su ser, que el mal que había hecho no había podido prevalecer. Para arrancar la presencia de Cristo de las fibras del ser de Pedro había que matarle; podía equivocarse mil veces, pero para arrancarle de Él había que matarle. Pedro hizo un camino humano. Es igual para nosotros. También nosotros empezamos a estar ante la realidad de forma nueva, con una posesión nueva; en caso contrario, prevalece en nosotros la posesión de todos, la tristeza de todos, vivimos todo como todos”. 

Es posible superar esto? Por supuesto, si “Cristo es algo que está sucediendo en mi”.

“Lo más fascinante de todo es que el Señor (como a Pedro) nos hace vivir todas las circunstancias para que podamos hacer experiencia de qué significa Él, de quién es Él. 

¿Cómo Le conocemos? Yo me doy cuenta de quién es Cristo no porque haga reflexiones abstractas o porque lea libros, sino porque hago experiencia de Él en la vida, y todo se vuelve distinto. Del mismo modo, los demás no necesitan nuestros discursos, no necesitan nuestros proyectos, sólo necesitan sentir sobre ellos la misma mirada que nos ha aferrado a nosotros, necesitan lo mismo que nosotros”.
Esto lo comprendió Pedro a la perfección.


Nota: Textos tomados de El camino a la verdad, una experiencia
19/07/2011 - Apuntes de la síntesis de Julián Carrón en el encuentro con el Centro nacional de los universitarios de Comunión y Liberación. Milán, 18 de junio de 2011

2 de agosto de 2011

Huir como si del demonio se tratase (porque se trata de el)

El demonio desde siempre se ha reconocido por el hombre desplazado.

Se reconoce desplazado y además -para rematar- separado de Dios.

De ahí que ande desesperado.

Desesperado y reconociéndose al margen de lo importante y eso es porque lo está y, lo está por libre elección; de ahí su afán en que, como él y libremente, nos consideremos víctimas.

Como víctimas nos comportamos todos aquellos que tenemos algo que reclamar ya sea al Estado, a la vida, a Dios, a la Iglesia, a nuestros hermanos católicos o protestantes, al Papa, a nuestros jefes o progenitores, a nuestros compañeros de trabajo, etc.

En estos tiempos puede uno notar cómo surgen por doquier personas que reaccionan ante la realidad sintiéndose desplazadas, separadas, victimizadas; podemos notar también cuándo y de improviso surgen en nosotros estos sentimientos con los que literalmente palpamos el abismo de separación que se abre entre nosotros y Dios, entre nosotros y nuestros congéneres.

Ese es el abismo de separación es la desesperación en la existe el demonio.

Separación y desesperación de la que debemos de huir como si del demonio se tratase porque –efectivamente- se trata de el.

Mucha atención hemos de prestar a la realidad para detectar cuándo es que nos distraemos del hecho de que somos absoluta e incondicionalmente amados, queridos, útiles y necesarios; hemos de estar muy atentos porque es en esos momentos que somos más vulnerables a sus artimañas. 

Somos el enemigo número uno del demonio que gana terreno en nuestras vidas cuando le compramos su paquetito inmundo de que somos víctimas.

Libremente nos hacemos sus aliados cada vez que nos permitimos sentirnos de cualquier forma desplazados.

¡Mucha atención, eh!

1 de agosto de 2011

¿Qué es lo que hace que suceda esto?

Explíquenmelo por favor, porque a pesar de intuir la respuesta todavía no me lo creo, que no, y que no, que no me lo creo.

Qué es lo que hace que nuestro grupo que promueve la misa según la forma extraordinaria del rito latino -luego de cada reunión- motive en los miembros expresiones como “…la verdad estoy muy agradecida con Dios por la oportunidad que me da de compartir con ustedes, refresca el alma una reunión como la de ayer. Dios les Bendiga” u otras del tipo “¡qué gratificante ver que todavía hay gente comprometida con la Iglesia Católica y con la Eucaristía! Me siento muy feliz con ustedes, y cada vez que nos reunimos siento una alegría infinita, esa alegría viene de Dios que está con nosotros. Ojalá que sigamos así por mucho tiempo”

Qué hace que los jóvenes del grupo, y cuando digo jóvenes me refiero a muchachos entre los 23 y 30 años estudiantes o profesionales se traten como amigos de toda la vida?

Qué es lo que hace que se los encuentre uno hablando en la esquina del salón sobre música sacra, oraciones en latín, sobre aquél rito o el otro, en lugar de escucharlos hablando de lo que por lo regular hablan jóvenes de esa edad?

Qué hace que iniciemos la reunión a las 5pm y la terminemos a las 10:30pm sin sentir que el tiempo ha pasado y que tan solo al día siguiente convengamos en que será necesario reunirnos pronto de nuevo?
Todo esto que estamos viviendo en torno a la promoción de un rito que ni siquiera todos hemos experimentado, las preguntas, la incertidumbre, la voluntad para ponerse de acuerdo fácilmente, sin censura para este o aquél, para tal o cual cosa, digo, es esto normal?

Es normal que uno de los miembros done gran parte de sus ahorros a la causa, que otro desembolse buena parte de su salario, que otro done su tiempo, otro sus destrezas, otro sus virtudes, etc., digo, es esto normal?

En fin, no me extiendo, el caso es que los ticos y particularmente los miembros del grupo coordinador estamos viviendo una serie de experiencias maravillosas.

No se qué hace que esta experiencia al servicio de la Iglesia sea diferente de la que tuvimos o tenemos como miembros de los grupos de liturgia en nuestras parroquias, pero –efectivamente- la experiencia es diferente; y es que –por ejemplo- yo no recuerdo haber salido de ninguna reunión parroquial de lectores sabiéndome de esta forma amada, querida, útil y necesaria. No tengo el más mínimo recuerdo de haberme reconocido así.

Por eso pregunto: ¿Qué es lo que hace que suceda esto –particularmente- en torno a la promoción de la misa según la forma extraordinaria? 

Como les digo, sospecho que tengo la respuesta pero si alguno quiere ofrecernos la suya, pues adelante, será bienvenida.

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