20 de agosto de 2011

¡Ni que celebrar misa fuera pecado!

Ya se, ya se que están todos (me corrijo) estamos todos muy emocionados por la hiper-mega-super-fantástica JMJ pero es que también lo estoy con los preparativos para las misas que esperamos celebrar en nuestro país la próxima semana. 

Y por qué tanta alharaca con la misa? Pues, porque el sacerdote que las celebrará es funcionario de Ecclesia Dei y acreditado por la Diócesis de Roma para celebrar misa de rito latino según la forma extraordinaria y como estarán enterados, junto a un grupo estable de fieles hemos venido por poco más de dos años tras de una de ellas.

Pues así está la cosa, el padre viene a pasar unos días libres con sus amigos antes de regresar a su escritorio en Roma tras un viaje de estudios.

Nos ha encomendado -entre otros- pedirle una cita para una reunión informal con el Arzobispo y -por supuesto- buscar un templo pero vaya que se nos ha dificultado. Ya saben: - “Deben traer autorización del Arzobispo” (Madre santa, si ya sabemos que no se necesita, pero bien, comprendemos) – “De acuerdo, muchas gracias.”

Y así, uno tras otro, tras otro, otro y uno más. 

No es que no queramos ir donde el Arzobispo es que sencillamente párrocos, madres superioras y demás gentiles personas que nos han atendido tendrían que haber recibido instrucciones de sus superiores en cuando a que no se necesita pedir permiso para celebrar misa, ninguna misa. Bueno, y por otro lado, que el padre solo viene de vacaciones y únicamente desea celebrar su misa diaria (y nosotros con él) y no debería de ser tan complicado.

Con los preparativos nos ha pasado de todo (como suele suceder) lo último fue que contábamos con la casulla y el misal del altar pero el padre que los tenía salió de vacaciones por lo que hemos debido hablar con infinidad de personas hasta dar con alguien que nos los prestara. 

Creo que la falta de estos artículos fue providencial porque he debido hablar con personas con las que no lo hubiera hecho de otra forma y así es como he establecido no solo valiosísimos contactos sino tenido pláticas muy interesantes como la que tuve con una de las hermanas de las Siervas de María así como con varios sacerdotes a quienes me han referido para preguntarles.

Por otro lado, hemos extendido invitaciones lo más discretamente posible para que ninguna autoridad entre en pánico y creo que lo hemos logrado (ya veremos) por lo que también hemos dado con muchas más personas de las que sospechábamos están interesadas en asistir a misa así como con sacerdotes dispuestos a aprender.

Aquél contacto más simpático fue con un sacerdote anciano que suspira por volver a celebrar esta misa; fue a quien le hicimos llegar de primero el DVD para que recordara el rito y a visitar para animarlo a enseñárselo a otro sacerdote amigo suyo. 

En la tarde de ayer lo llamé para preguntarle si tenía el misal que nos hacía falta y mientras reíamos compartiendo anécdotas sobre tanta situación inexplicable con la que nos hemos encontrado, en una de sus típicas salidas de sacerdote anciano y muerto de la risa exclamó: -"¡Vaya tontería! ¡Ni que celebrar misa fuera pecado".

Claro, y tiene razón.

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