29 de marzo de 2013

Si no fuera cristiana pensaría que los cristianos están locos

A quién se le ocurriría celebrar la pasión y muerte de su líder pero a quién también se le ocurriría llamar “hogar” al dolor y al sufrimiento y a la muerte “salvación"? 

Por supuesto que es de locos y lo seguirá siendo mientras en el Calvario tantos hallemos nuestra “tienda” [1]

No lo había comprendido de esta forma hasta el último mes acompañando a mi padre en el hospital: es en el dolor y en el sufrimiento donde –por gracia- Cristo nos une a sí mismo. Ahí es donde le vemos cara a cara y desde donde no solo el rostro de quienes sufren se transforma en el rostro del Crucificado sino nuestro corazón sufriente en el Suyo. 

De ahí es que quedamos habilitados para ser misericordiosos. 

Desde toda perspectiva el Viernes Santo es la mayor escuela de la vida. 

De ahí que les digo a aquellos tradicionalistas que sufren porque el Papa no es ni hace lo que esperan que aprovechen este su pontificado el que -de seguro- para ustedes será un prolongado Gólgota.

Esto se los digo no solo porque me preocupa que estén renegando del Espíritu Santo sino porque si, como rechazan este tiempo de redención, hubiese rechazado el sufrimiento de mi padre y el mío propio, no estaría en posibilidad de advertirles el tremendo desperdicio para su crecimiento en la virtud de la fe, la esperanza y la caridad que sería el que continuaran rechazando al Papa.

Mueran. Mueran a su idea acerca de lo que debería querer el Espíritu Santo. 

Mueran en Cristo a sí mismos en este tiempo.

Prueben. Prueben que son tan cristianos como aseguran y con sus acciones demuestren que están tan locos como se que están. 

Pruébenlo para que eviten auto-excluirse de la comunión de la Iglesia por estar aferrados más que la Cruz al canon y a las rúbricas ya que éstos no fueron ni serán siempre los mismos en cambio lo que les ofrece Cristo en el Viernes Santo es verdadera vida que permanece para siempre.

“¡Oh, Jesús! ¿Dónde van a descansar nuestras miradas si no es en tu rostro ensangrentado? ¿Dónde va a saciarse nuestra sed si no es en la fuente que mana agua y sangre de tu pecho? ¿Dónde encontraremos refugio que nos ponga a salvo de nuestros enemigos, si no es en las cinco grutas de tus sagradas llagas? No permitas, Señor, que busquemos otro hogar aquí en la Tierra lejos de tu Cruz, porque sólo allí donde Tú estás puede el hombre decir “hogar”. Y así será este hogar, el Calvario, nuestra tienda, hasta que la peregrinación termine y de allí pasemos al Hogar del Cielo, donde no habrá dolor, ni luto, ni llanto, ni muerte. Pero, entre tanto, Dios nos libre de apartar nuestros ojos de este sagrado Gólgota. ¡Oh, Jesús!”

[1] ¡Oh, Jesús!, padre José-Fernando Rey Ballesteros

21 de marzo de 2013

Mi mundo está patas arriba

El otro día mencioné que me resulta incomprensible el que por un lado unos desprecien a quienes se inclinan por una liturgia elaborada pero también el que, quienes aprecian este tipo de liturgia, se ofendan porque existen quienes se inclinan por una liturgia simple.

Es que acaso, preguntaba, se nos hace imposible alegrarnos porque a todos nos guste la Santa Misa?
Deberá de llegar el momento en que nos alegremos ya que de seguir cada uno defendiendo lo suyo, aquello que es de todos: el Santo Sacrificio de Cristo, se mantendrá en segundo plano y ya conocemos las consecuencias del colocarnos en el lugar de Dios. 

Por lo poco que he visto, leído y escuchado del Papa Francisco me parece que será quien nos ponga a cada uno en su lugar. 

De hecho ya lo hace ya que para su misa de instauración unos tristemente auguraron el que no utilizaría el latín pero lo hizo y, otros, esperaron algo totalmente novedoso pero se quedaron esperando. 

Benedicto venía insistiendo en cuán dramáticamente lejos está Nuestro Señor Jesucristo de ser el centro de nuestra vida por lo que la mayoría concluimos que se refería al mundo; lo que no sospechamos era que podría también estarse refiriendo a nosotros. 

El Papa Francisco, ciertamente, ha puesto mi concepción de la Iglesia patas arriba pero si lo miro de cerca, de muy cerca, me doy cuenta que en muchos aspectos es al contrario ya que, simplemente, me descoloca obligándome a situarme en una perspectiva diferente. 

Lo que condujo a preguntarme: es menos Papa un Papa que en lugar de un trono ocupa un sillón? O un Papa que en lugar de un anillo de oro lo lleva de plata? O menos Papa porque prefiera sus zapatos negros ortopédicos en lugar de las zapatillas rojas? 

O, al contrario, será el Papa más Papa por prescindir de ciertos ornamentos, por salirse del protocolo o por tener un estilo aparentemente liberado de ciertas cuestiones?

Pues no, la razonabilidad de la fe me indica que no, el Papa Francisco no es más o menos Papa cuando me descoloca.

Es probable que -justo en ese momento- es cuando está siendo más perfectamente Vicario de Cristo. 

Es innegable, el Papa F me ha puesto el mundo patas arriba pero solo para que caiga en la cuenta cuán lejos está Cristo de ser el único de cuyo criterio he de fiarme pero a la vez para que me de cuenta cuán cerca Suyo debo estar para que el resultado sea lo inevitable: el que me alegre de que a unos y otros nos guste la misa. 

Es casi, casi, verdadero ecumenismo lo que el Papa F está logrando.

(Es broma. Comprendo que el ecumenismo es otra cosa.)

¡Feliz vida, queridos lectores!

Que el Señor tenga compasión de nosotros dándonos de lo que necesitamos en este momento de la historia.

Amén

15 de marzo de 2013

¿En qué habrán estado pensando los cardenales?

No lo niego. Esta fue una de las preguntas que me hice al conocer de la elección de SS Francisco I. 

“Caray!”, pensé de inmediato, “pero, qué me pasa? De cuándo acá me considero autoridad para reclamar?”
Pues nada, desde que soy humana y rechazo el auxilio de la gracia. Desde que prevalece en mi el pecado antes que la virtud. La soberbia antes que la humildad.

“En la humildad”, me dije, “en la humildad deben haber pensado los cardenales”. 

Finalmente, respiré en paz y aliviada.

“Y, antes que los cardenales”, también me dije, “en eso debe haber pensado el Espíritu Santo”. 

Lo que es razonable ya que si algo enfrentó Benedicto XVI fue la soberbia del clero y del laicado que no es diferente a la soberbia del mundo ya que, compartimos con los descreídos, querámoslo o no, el mismísimo pecado. Como si la naturaleza del pecado de soberbia en los creyentes fuera de otro tipo que la de los descreídos. 

Vaya magnitud de soberbia! Si no les digo?

Ahora bien, qué pasa con los reclamos que le plantean a su Obispo, ahora Papa, los tradicionalistas argentinos al que se suman tradicionalistas de otros lugares del mundo? 

Pues nada, el que Mons. Bergoglio (entre otras cosas que le reclaman) no haya favorecido la misa tradicional y antes (según sus interpretaciones)le haya puesto obstáculos, parece comprensible ya que, si (con la misma soberbia que lo han juzgado) han defendido la misa antigua, era de esperar la negativa de Monseñor tal como la del Arzobispo de San José. 

Por tanto, el Espíritu Santo y los cardenales, estaban pensando en la buena medicina que sería la humildad para los tradicionalistas y todo aquél que la necesite como, por ejemplo, aquellos que brincan la mar de contentos porque interpretan algunos gestos de SS Francisco I como el augurio de una Iglesia “renovada”(a su imagen y semejanza); me refiero no solo a los que se alegran por no tener sobre sus espaldas el peso que imprimía Benedicto XVI en su afán por defender la liturgia sino a quienes esperan de Francisco I, entre otros, la ordenación de mujeres y la eliminación del celibato sacerdotal pero también me refiero a aquellos que desean el total declive de la Iglesia. 

Otra “piña” de soberbios. Tanto como vos y yo. 

El caso es que deseo hacerles ver que, sea Benedicto o sea Francisco, sea uno que la defienda u otro que “obstaculiza” la misa tradicional; sea como sea, mientras no identifiquemos nuestro pecado, nada de lo que piensen los cardenales, jamás nos satisfará. 

Si les digo, me apena el que Jorge Mario Bergoglio no sea otro Ratzinger, pero ese es mi problema, no del Papa, ni de los cardenales, ni mucho menos del Espíritu Santo.

Será su pontificado, como dijo Bruno Moreno, “un tiempo interesante, tiempo de lucha entre el bien y el mal, tiempo de gracia” como todo tiempo de salvación, ¡vaya!, ante el cual se me dificulta incluso esperar. 

¡Deo omnis gloria!

"La “matrix gay” y la Sala IV" por Joaquín Trigueros

Durante las últimas semanas ha habido gran polémica en mi país por el V Congreso de Bioética al que invitaron, entre otros, al profesor Jokin de Irala de la Universidad de Navarra con su ponencia “Comprendiendo la homosexualidad” a quién -con la usual saña e ignorancia- los medios de comunicación lo presentaron como “el médico que cura la homosexualidad". 

El asunto se agravó cuando el lobby se enteró de que el Ministerio de Salud, como en años anteriores, había decretado de interés público el Congreso. 

El asunto tomó mayor relevancia cuando la Defensora de los Habitantes acuerpó al lobby, como es lo usual en ella, pero también el que la Sala IV derogara la declaratoria de “interés público” al congreso.

Ha sido de tal magnitud la violencia del lobby y sus padrinos en el ataque, tan enorme nuestra impotencia para hacer prevalecer la verdad ante la opinión pública que -al día de hoy- no solo el Ministerio de Salud fue obligado a disculparse sino que el profesor de Irala canceló su ponencia y rechazó declarar ante la prensa.

Del blog de un apreciado amigo y comunicador católico costarricense les traigo su última entrada relacionada con el tema.


La “matrix gay” y la Sala IV:
un contexto para entender mejor la oposición al V Congreso de Bioética
Por Joaquín Trigueros
Blog ojodegatoenlaniebla en marzo 7, 2013

8 de marzo de 2013

Corren a la sacristía por sus sotanas como quien corre tras el amor de su vid

Me he quejado de quienes tienen miedo de cómo resulte ser el próximo papa pero ha sido porque no he sido capaz de verme reflejada en ellos. 

Me refiero a que también tengo miedo pero no de cómo resulte quien ocupe la sede de Pedro sino de cómo resulte el próximo arzobispo de San José quien, hasta el día de hoy, no se ha pronunciado sobre la celebración pública de la misa según la forma extraordinaria.

Hablando sobre el tema con laicos y sacerdotes me dicen que sospechan que no lo hace por “razones pastorales”. No tengo claro a qué se refieren por lo que, si nos ponemos a especular, miles de razones podrían surgir, desde que –muy probablemente- tenga cerca de si a muchos sacerdotes que colaboran con él a quienes “no les suena” lo de volver “al tiempo de antes” hasta que, verdaderamente, considere que los fieles costarricenses no estamos listos para esa forma del rito. 

Como cualquiera de esas razones son solo sospechas no deberíamos, por prudencia, aventurarnos a llegar a un juicio sobre sus motivos, sin embargo, sean cuales sean, no me parece estaría de más colaborar con Monseñor ofreciéndole razones para decidirse proponer a sus sacerdotes y fieles el que se abran a la forma extraordinaria. 

Una de las razones y la principal es que Benedicto XVI, siendo Vicario de Cristo, de propia iniciativa liberalizó la celebración de la santa misa según el misal de Juan XXIII no solo para beneficiar a la Fraternidad Sacerdotal Pio X sino porque, verdaderamente, desea promover la recuperación del espíritu de la liturgia centrada en el santo sacrificio de Cristo.

Otra razón es que, no obstante un porcentaje importante de los jóvenes que se acercan a esa forma del rito están influenciados por lefebvristas y toda índole de católicos que se hacen llamar “tradicionalistas”, a la vez son jóvenes que tienen una vida de fe comprometida en sus parroquias y que, por lo mismo, merecen no solo atención pastoral sino recibir la enseñanza y las respuestas que necesitan de su padre y pastor. 

Una razón más es el que al menos el 50% de los que esperan ver celebrada la misa pública en Costa Rica son fieles entre los 24 y 70 años. De este segmento, al menos el 70% están en el rango entre los 24 y 50 años, lo que significa que -sin conocer la misa antigua- se reconocen atraídos por su significado y espiritualidad; razón que, a mi entender, es una muy buena razón pastoral para ofrecerles la posibilidad de crecer en su fe mediante la celebración de esa misa. 

Luego, existe una razón más y es que, muchos niños y adolescentes que colaboran como monaguillos conocen de la forma extraordinaria por cuenta propia, ya sea porque se han familiarizado con ella por internet, porque la han conocido en algún viaje con sus padres o porque, sencillamente, tienen cerca de si jóvenes y adultos que han despertado en ellos esa inquietud por conocerla. 

Si pensamos en buenas razones pastorales para celebrar la misa extraordinaria de forma pública en nuestro país creo que la mejor razón es el que estos niños y jóvenes –sedientos de Dios- reciban la atención pastoral que merecen ya que su deseo hacia esa forma del rito llega hasta límites en que su carencia les duele.
Tengo claro que satisfacer su deseo por esta razón ni siquiera es todavía la mejor razón sino el que la mayoría de ellos muestran signos de estar llamados a la vocación sacerdotal por lo que no encuentran el ambiente para madurar en la fe y en su discernimiento vocacional ya que, a la vez que manifiestan su predilección, se ven censurados por laicos, sacerdotes y por sus compañeros en la parroquia, escuela o colegio. 

A grandes rasgos estas son algunas de las razones que arroja mi experiencia en la promoción de la misa según la forma extraordinaria. Inquietud que en mi nació –precisamente- por dar una respuesta a la inquietud de un joven quien, atraído por esta misa, me pidió que le ayudara a promoverla. 

Al día de hoy ese joven se encuentra en Europa en un convento celebrando misa antigua a diario junto a sus hermanos monjes cuando, perfectamente, bajo un ambiente pastoral propicio podría estar celebrándola en nuestro país. 

Es cierto, me he quejado de quienes tienen sus reservas sobre cómo resultará el próximo papa cuando no debí hacerlo ya que, si bien no acerca del Vicario de Cristo sino de cómo será nuestro próximo Arzobispo, tengo mis reservas.

Rogaré al cielo para que juntos podamos crecer en la confianza. 

El siguiente video es obligado para quien todavía no comprende las razones por las que, particularmente en la misa según la forma extraordinaria, los niños y jóvenes corren a la sacristía por sus sotanas como quien corre tras el amor de su vida. 

 

6 de marzo de 2013

La lucha es contra el demonio

12 Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.
Efesios 6, 12
Desde el miércoles anterior por la noche papá cayó en grave estado de salud. 

Me ha tomado por sorpresa pero también la lucha interior que ha sido muy grande porque concibo íntimamente relacionados el acontecimiento de la renuncia del Papa y la sede vacante con el agravamiento de la salud de mi papá y su habitación vacía ya que se encuentra en el hospital. 

De Benedicto XVI ni de mi padre puedo saber sino con restricciones lo que me ha hecho sentir huérfana por todas partes lo que ha provocado que cayera en una también grave situación emocional y espiritual que fue, literalmente, abrirle la puerta de mi alma al temor y la desconfianza sobre todo en relación a la salud de mi padre ya que hasta el momento, los síntomas que presenta y todavía sin un diagnóstico, son mortales. 

Sentí mucho miedo por mi padre y por verme sepultándolo en poco tiempo. Muchísimo miedo. Quedé devastada. Tanto que ayer domingo desperté totalmente derrumbada; sin embargo, no me gustó para nada sentirme así de tal manera que no me quedó de otra que clamar al Señor con las palabras del padre Pío: ¡Señor, sálvame!

Lo hice sin mucha convicción, a decir verdad, sin embargo, cuando el domingo llegué a cuidar de papá en el hospital sucedió que no podía ingresar a la sala ya que estaban dándole un baño por lo que decidí ir a tomar un café. 

De camino, recordé que deseaba buscar al capellán para pedirle que le ofreciera el sacramento de la Unción de los Enfermos, por lo que pregunté por la Capellanía y para cuando llegué estaba fuera el padre Byron revestido dispuesto a ingresar para celebrar misa. Me quedé en misa y lo que allí sucedió fue lo que me hizo caer en la cuenta de lo siguiente:

Dios es el dueño de la historia. 

La realidad tiene altibajos y no existe nada que podamos hacer para evitarlo. 

Tuvimos un hombre santo como Vicario de Cristo, hoy ya no lo tenemos. 

Hoy, mi padre está vivo y mañana podría no estarlo, por lo que no estoy dispuesta a vivir como si estuviera muriendo o peor aún, como si estuviera muerto (o como si la sede de Pedro fuera a quedar vacante para siempre).

Papa está vivo y yo, que lo quiero mucho, iré a verlo para disfrutar con el todo el tiempo que el Señor nos preste. Iré alegre para poder mirarlo a los ojos y verlo sonreír. Lo hago hoy porque mañana quizá no pueda hacerlo y si mañana no puedo, pues también, estaré alegre porque el Señor me ha concedido la gracia de apreciar el presente el que significa ahora para mí lo mismo que apreciar el milagro del Señor en mi vida a cada instante.

Con esta certeza por la que clamé y me fue concedida podré hacer frente a todo lo que venga, ya sea al período de sede vacante o al desenlace en la salud de mi padre. 

Bien lo dijo SS Benedicto XVI “es tiempo de oración” ya que es tiempo de lucha contra el demonio quien no ataca más despiadadamente sino a los que tiene cerca; por lo que aquellos que en período de sede vacante, a través de sus dudas y temores, se han permitido acosar por el enemigo, “revístanse de la armadura de Dios” (Ef 6, 8) y oren. 

Oren ya que la lucha es contra el demonio quien espera separarnos del amor de Dios. 

Díganselo en la cara: “Eso, ¡jamás!”
9 Resístanlo firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos dispersos por el mundo padecen los mismos sufrimientos que ustedes. 10 El Dios de toda gracia, que nos ha llamado a su gloria eterna en Cristo, después que hayan padecido un poco, los restablecerá y confirmará, los hará fuertes e inconmovibles. 11 ¡A él sea la gloria y el poder eternamente! Amén.
1 Pe 5, 9-11

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