31 de octubre de 2012

"Nadie está de más en la Iglesia"

Recuerdo que desde niña de lo que más me apasionaba durante las vacaciones era el involucrar a mis hermanos, primos y amigos en toda clase de juegos, trabajos y diversión. 

No creo ni siquiera que me recuerden como su líder sino como una más del grupo. Quizá si, como un miembro altamente creativo ya que de continuo seguían mis sugerencias en cuanto a tantas cosas interesantes y divertidas que les proponía, como por ejemplo, cuando ensayábamos para ofrecer un “show” a los adultos al final de las vacaciones o como cuando les proponía salir con provisiones de excursión montaña arriba o río abajo. 

Ninguno quedaba excluido de todas las veces que construimos casas juntos, ya fuera en el gallinero, en el quiosco o sencillamente dibujando las paredes cual plano arquitectónico en el piso de la cancha de basquetbol. 

Para cada uno siempre había una bicicleta, un wagon o un scooter para salir de aventura. 

De todos me preocupaba que hubiesen comido, que durmiesen cómodos, que estuviesen contentos y esto fue así durante largos años en que hermanos, primos y amigos llegaban a nuestra casa de “temporada”.
Hoy lo he recordado al leer al Cardenal Cañizares en la entrevista que le ha hecho Andrea Tornielli sobre sus razones para celebrar la misa según la forma extraordinaria a los peregrinos que llegarán el próximo fin de semana a Roma para celebrar y agradecer el Motu proprio Summorum Pontificum. Dijo el Cardenal:
“Todos somos Iglesia, todos vivimos la misma Comunión. El Papa Benedicto XVI lo ha explicado muy bien, y en al primer aniversario del motu proprio recordó que nadie está de más en la Iglesia
Tan nadie está de más en la Iglesia como nadie estuvo ni estará de más en mi familia ni entre mis amigos.

Es por esta convicción que traigo desde niña el que en ocasiones llego a quedarme literalmente sin poder emitir palabra cuando diario tras diario, noticia tras noticia, comentario tras comentario lo que resalta es el constatar cuánto nos estorbamos unos a otros. 

A unos nos estorban los kikos o Comunión y Liberación, a otros nos estorban los tradicionalistas, a otros los de Taizé, a unos los progres y a muchos otros les estorbo yo. 

Y, cosa curiosa, ¡a mí nadie me estorba!

Y, porque no me estorban es por lo que prefiero guardar silencio y desaparecer del blog y de las redes sociales cuando me abruman con sus críticas, su amargura, sus temores y desesperanzas. 

Desaparezco nada más que para retomar fuerzas en el diario vivir en donde verdaderamente puedo buscar alivio a mi insaciable anhelo de comunión, el que –irremediablemente- queda una y otra vez hecho añicos por el contacto a través de la web con personas católicas llenas de desprecio por el prójimo. 

Yo, en realidad no los culpo ya que en todas partes del mundo existimos personas con dificultades y problemas que –por lo regular- nos confunden e insensibilizan. 

El problema para mi radica en que me amargan la existencia y, para cuando me doy cuenta, estoy haciendo con ellos lo mismo que hacen conmigo.

Terminan estorbándome y, de paso, permitiéndoles yo que me alejen de lo que siempre he sido: una persona hospitalaria, alegre, generosa y entusiasta pero sobre todo, muy pero muy humana y que de ninguna forma está de más en el mundo ni en la Iglesia como muchos se empeñan en hacérmelo saber. 

Yo, si tengo responsabilidad en algo es en no alejarme a tiempo de esa caterva de confundidos e insensibles, pero sepamos que, como católicos, nuestra responsabilidad es mayor en cuanto a que sin arrepentimiento ni enmienda desdecimos con nuestras palabras y acciones al mismo Cristo.

Quienes me lean, juzguen –tal como he debido hacerlo- de qué manera y hasta dónde hemos llegado con nuestros desprecios hacia otros miembros de la Iglesia ya que con ello hablamos muy mal de la fe en Cristo que aseguramos profesar.
“Yo «creo», pero mi creer no es el resultado de una reflexión solitaria, sino el fruto de una relación con Jesús, en la que la fe me viene dada por Dios a través de la comunidad creyente que es la Iglesia. La fe nace en la Iglesia, conduce a ella y en ella se vive. Tenemos necesidad de la Iglesia [de nuestros hermanos, amigos, parientes] para confirmar nuestra fe y hacer experiencia de los dones de Dios: la Palabra, los sacramentos, la gracia y el testimonio del amor. Ella nos da la garantía de que lo que creemos es el mensaje originario de Cristo, predicado por los Apóstoles". Benedicto XVI, Audiencia míercoles 31 de octubre del 2012

Nota:
Como detalle que podrá servirnos para hacer un examen de conciencia sepan que de mi país y muchos de mis contactos en facebook no vienen a comentar a los blogs de InfoCatólica debido a los innumerables, desproporcionados e injustificados desprecios con los que se encuentran. 

Sepámoslo y, por amor a Cristo, corríjamonos.

30 de octubre de 2012

¡Si se mirara como yo la miro!

He venido estando tan pero tan ocupada en tanta cosa de la que necesito ocuparme para sobrevivir que no he tenido tiempo para ustedes. Sin embargo hoy, tras una breve plática por facebook con mi hermana y Alvaro surgió un tema que me llamó la atención lo suficiente como para dedicarle algo de mi poco tiempo. 

A ver. Es lo siguiente.

Anoche, en un tonto programa de televisión un más tonto personaje que se encontraba en las últimas y quería morir porque había muerto su amor, dijo: - ¡Si se mirara como yo la miro!, refiriéndose a una amiga suya médico que debía operarlo. 

¡Si se mirara como yo la miro!

Una cosa que he visto retrasa nuestro crecimiento espiritual y humano es la falta de aprobación. Considerarse no querido, inútil, innecesario, es de lo que más problemas trae a la persona. Tantos, que me atrevería a decir que la búsqueda de Dios, es la búsqueda de aprobación, es decir, de saberse querido, amado, necesario.

Creo que en buena medida ha de ser así ya que bien recuerdo, por ejemplo, que los miles de problemas en los que me metí durante mi adolescencia fueron por causa de no haber contado con un padre que me dijera que era su princesa por lo que crecí sin un rey; es decir, sin el fundamento emocional para construirme de cara al mundo y delante de Dios.

Eso se remedió poco a poco y lo noté cuando el Padrenuestro fue dejando de provocarme náuseas. Así de tremendamente herida crecí hasta que el Señor me convenció de su amor absoluto e incondicional.

Recuerdan aquella parte de la Escritura que dice: “Oye, hija, mira, presta oído. Prendido está el Rey de tu belleza. Ríndele homenaje que El es tu Señor”?. Pues bien, la lectura y evocación repetida de esas palabras constituyeron parte del remedio que el Señor aplicó a mi alma y a mis emociones. 

¡Si tan solo te miraras como yo te miro!

Así fue como al cabo del algunos años llegué a princesa y tuve un Rey! Ahora no solo me puedo mirar como El lo hace sino que, hasta a los que se consideran mis enemigos, los miro en la Belleza que los constituye.

Ahora bien, como esto empezó en facebook siendo tan solo un juego en el que, al final, le dije a mi hermana que la miro como a la Basílica de la Virgen del Rocío: amplia, abierta, luminosa, feliz… Me voy a atrever a seguir jugando y decirle a algunos de ustedes como los miro.

Empezaré por Luis Fernando Pérez. A LF lo miro como miro una de esas fortalezas prendidas en la punta de un cerro adherido a la roca: inexpugnable. Pero, qué digo? Así como el Alcazar de Segovia, por ejemplo. Lo miro erguido valientemente entregado hasta la muerte a la naturaleza de su construcción. El lo sabe por lo que LF es el mejor lugar donde buscar refugio en caso de necesidad. 

A Juanjo Romero lo miro como al que bien podría haber sido el príncipe hermano de la princesa; es decir, como a un hermano que te llega a conocer más de lo que te conoces debido al amor que te profesa y a la confianza que se ha determinado poner en ti. Juanjo, definitivamente, es un príncipe. Hijo del Rey. Mi hermano.

A mi amiga Leonor, con todo y que la conozco poco, la miro como a un templo de estilo hispanoamericano, tal como la Basílica de Zapopan erguida sobre suelo llano en territorio popular, sirviendo con una dulce acogida a los peregrinos que la observan extasiados en su belleza, imponencia y esplendor.

Asi se me podría ir la vida describiendo a cada uno. Incluso a algunos de mis comentaristas, tal como Tulkas o Iker, pero también a otros quienes, por principio, no comentan en mi blog, tal como Yolanda. 

A todos y cada uno podría decirle lo que veo en ellos todo lo cual es maravilloso aunque apenas un atisbo de cómo sospecho los mira Dios. 

De tal manera que si alguno desea que le exprese cómo lo miro que me lo diga pero solo si quiere saber la verdad. 

Y, vamos, que no hace falta que me lo pregunten. En todo caso pueden y deberían animarse a preguntárselo al Señor. El los mira infinitamente mejor de lo que los miro yo.
“Cada uno es fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno es querido. Cada uno es amado. Cada uno es necesario” Joseph Ratzinger

29 de octubre de 2012

Es así o será que estoy equivocada?

Sobre el Sínodo de los Obispos he leído una noticia sobre un párroco español el que, invitado como auditor, ha dado declaraciones a través de la agencia Zenit que me resultan iluminadoras sino valioso el que hayan sido dichas no por un obispo o cardenal, ni por un laico tampoco, sino por un párroco, precisamente.

El caso es que don Jesús Higueras, de la parroquia de Santa María de Caná, Madrid, España, ha dicho:
“La nueva Evangelización no es tanto un nuevo método cuanto una actitud por la que devolvemos el protagonismo a Dios en las tareas eclesiales” para pasar luego a decir que “La parroquia es el lugar por excelencia para vivir la nueva evangelización mediante una pastoral de la santidad”
Lo que me llevó a preguntarme por qué habrá sido que cada vez que me veía involucrada en “tareas pastorales” me sentía incómoda, como si en lugar de estar siendo enviada a trabajar por la santidad de las almas, me enviaran a cumplir con un deber? Por qué, siempre y a pesar de la pasión que ponía, terminaba perdiendo el interés en las reuniones de coordinación, en las sesiones de preparación, en la formulación de las lecciones así como en cumplir con los reportes catequéticos?

Claro! Es obvio, no? Porque la “pastoral” así como nos la proponen nos motiva a abordar la Evangelización como el cumplimiento de un deber cuando debería motivarnos a salir al encuentro del hermano con la actitud de quien tiene claro que el dueño de la historia es el Señor quien no busca mayor cantidad de adeptos sino seducir con su forma de vida. 

Cierto! Ahora lo veo claro! Es básico: se nos motiva mal. 

Buscaré otra forma de explicarme por si no ha quedado claro. A ver. 

Si el objetivo de la Evangelización es llevar la noticia de lo que el Hijo de Dios encarnado ha hecho por mí con su vida, muerte y resurrección, por qué carambas los planes y programas pastorales nos forman para que lleguemos a pensar que eso no se puede lograr si no es acercando a determinado número de personas a la fe y llenando formularios?

Es como he visto que le sucede a unos cuantos sacerdotes: a veces da la impresión de que si no cumplen con una cuota de conversos temen verse enviados a una remota parroquia por ineficientes. 

No creo equivocarme al concluir que debido a que el Papa conoce de esta problemática es que propone Sínodos, Años de la Fe, el rezo diario del Credo y del Rosario tanto como la recuperación de la tradición litúrgica de la Iglesia ya que, la forma en que hemos comprendido y aplicado la famosa “pastoral” ha sido de pe a pa, una pésima ocurrencia.

Tal parece que aquello que servirá para corregir el entuerto tendrá que contemplar lo siguiente:

1. Haber llegado a la conclusión de que la Evangelización no es un método sino una actitud producto de un cambio de corazón. Conversión, dicho en una palabra.

2. Una actitud que en humildad y sencillez le devuelva al Señor la autoridad que le hemos usurpado en toda índole de tareas eclesiales.

3. Tener claro que lo que el Señor esperaría con lo “pastoral” no es mayor cantidad ni más eficientes curas y laicos sino, seguidores indiscutible y probadamente más santos y que, por lo mismo, muevan a otros a santidad.
 
Es así, o será que estoy equivocada?

18 de octubre de 2012

24º Aniversario de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro (FSSP)

He de ser sincera. Uno de los motivos que tuve para asistir a la celebración de la misa tridentina en Guadalajara fue que siempre quise conocer a los sacerdotes de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro (FSSP) ya que son lo más cercano que puedo estar de una parte crucial del proceso que ha seguido la liturgia en los últimos cincuenta años. 

Conociéndolos estaría cerca de clérigos que vivirían su fe bajo cánones para mi desconocidos como es “la espiritualidad en fiel observancia de “las tradiciones litúrgicas y espirituales” conformes a las disposiciones del motu proprio Ecclesia Dei adflicta del 2 de julio de 1988”

Por otro lado, la experiencia, me ayudaría no solo a comprender a la Iglesia tal como la he vivido durante toda mi existencia sino también a los incomprensibles miembros de la FSSPX que la han vivido de tan diferente forma y, sin embargo, tan similar a la FSSP. 

Tenerlos delante prometía ser un enriquecimiento enorme.

No se realmente lo que esperaba pero lo que hallé superó cualquier cosa que pudiera imaginar. 

Hallé a tan solo dos sacerdotes no mayores de 40 años a cargo de una cuasi-parroquia realizando las tareas normales de cualquier cura. Eso si, imbuidos dentro de la espiritualidad que les pertenece, es decir, centrada en el santo sacrificio de la misa celebrada según la forma extraordinaria del rito.

Qué da eso como resultado? Pues bien, conociéndolos apenas y con el trato personal (sobre todo con el padre Fryar cuando estuvo en nuestro país) puedo mencionar que su espiritualidad da como resultado un tipo de sacerdote diferente al que conozco y con el que me identifico.

Para mi es obvio que un sacerdote que tiene como prioridad la celebración de la misa tridentina la que, entre otros, le coloca de cara a Dios cada día, tiene que arrojar como resultado un sacerdote diferente. No digo que mejor, solo diferente.

Diferente en qué sentido? Por ejemplo, observé al padre Fryar salir de casa del padre Sixto solo, en silencio y en ayunas directo a rezar la Liturgia de las Horas en latín. Al terminar, permanecer en silencio por un rato para luego dirigirse a la sacristía sin cruzar palabra para revestirse allí diciendo sus oraciones. En la sacristía nadie le interrumpió. 

Pues bien, sirva esto de preámbulo para mencionar que hoy 17 de octubre del 2012 se celebra el 24avo Aniversario de la fundación de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro
 
Sirva esta celebración como marco para presentarles de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro en México su canal en youtube en el cual publican las extraordinarias conferencias sobre espiritualidad que viene dictando desde hace cinco meses el padre J. Romanoski a su comunidad del Templo del Pilar en Guadalajara los sábados a las 11am para terminar a las 12 mediodía. 

Ha sido idea del padre “Romo”, como cariñosamente gusta que le llamen, sin embargo lo apoyan los miembros de la Militia Sancti Petris la cual trabaja en la divulgación de las actividades pastorales de la FSSP en México a través de los medios y de las redes sociales.

Sirva este día también para felicitar a los miembros de Una Voce México con quien la FSSP trabaja estrechamente, particularmente al Sr. Edgar Fernández, gracias a quien tuve noticia de la misa solemne tridentina en Guadalajara a la que asistí y que ha marcado mi existencia. 

Saludo afectuoso a los padres Fryar, Romanoski y Berg, su superior, pero también a todos y cada uno de los amigos que he dejado allá. 

Pásenlo genial!

El Cardenal Dolan y el Sacramento de la Reconciliación para el Año de la Fe

Si el Cardenal Dolan ha propuesto el sacramento de la Reconciliación como el sacramento del Año de la Fe ha de ser porque reconoce que tanto para recurrir a el como para ofrecerlo hace falta ante todo humildad.
Humildad pero también Esperanza. 

Al leer la noticia sobre Benedicto XVI en su intervención de la noche del 11 de octubre pasado cuando rememoraba el discurso del beato Juan XXIII de hace cincuenta años lo que quedó impreso en mi memoria como un sello de agua fueron las antorchas de los asistentes. 

Se me quedaron grabadas y adquirieron significado al comparar ambos momentos de la historia.
Aquellas antorchas de hace cincuenta años, con su luz tenue y frágil, iluminaron el cielo de la Plaza de San Pedro de la misma forma que las de la vigilia recién pasada. 

Bien podrían ser las mismas flamas ya que, de hecho, es el mismo Espíritu.

Un Espíritu que no cambia porque es el ofrece sustento a todo: al tiempo, al espacio, a la vida, a la muerte.
Hablando de muerte, es eso para lo que vengo. 

Es cierto que iniciando al Año de la Fe “estamos felices” pero también que esta alegría nuestra es “una alegría más sobria y humilde”.

Es una alegría humilde y más sobria ya que, dado el resultado de la historia del cristianismo y de éste en un mundo que cada día le es más hostil, algo ha muerto en nosotros.

Ha muerto algo de vanidad, de espíritu de triunfalismo, de orgullo y de soberbia.

Un poco de todo ello ha muerto, si, pero no lo suficiente. 

Por eso me ha parecido providencial la propuesta del Cardenal Dolan en cuanto a que nos exigirá transitar por el Calvario que todavía nos falta. 

Vergüenza, dolor, sufrimiento y humillación que sabemos necesitar y a los que daremos la cara delante de Cristo sacerdote con esta alegría sobria que nos anima ya que nos alimenta la Esperanza.














Esa Esperanza que es expresión del Espíritu que hizo brillar aquellas flamas de hace cincuenta años tanto como las de ahora. 

Es el mismo Espíritu. 

El que hace posible la humildad pero también la Esperanza.

Bien por el Cardenal Dolan!

Deo omnis gloria!

En Posadas: algo merece ser investigado

Me escriben mis amigos argentinos y otros que no lo son solicitándome con vehemencia que mencione en mi blog lo que sucede en su país en relación a las mujeres auto-convocadas y abortistas a quienes su gobierno financia cada año para que se reúnan en diferentes ciudades del país. 

Estas mujeres, como sabrán, al final de su jornada de discusiones “celebran” tirándose a las calles para dirigirse hacia algún templo católico y volcar contra él su furia. Este año fue contra la Catedral de Posadas y un templo de rito ucraniano.

Desde la primera vez que anunciaron tal acción los católicos se organizaron para aparcarse frente al templo amenazado para rezar el rosario. De esta forma ha sido como la “rezada” y la “pasada” de las feministas se ha vuelto una “tradición” a lo largo y ancho del país.

Como es obvio, son los rezadores quienes reciben en sus cuerpos los líquidos y demás vejámenes de las abortistas sin que la policía haga nada.

Este año no fue muy diferente a excepción, quizá, de que el párroco calificó de “fanáticos” a ciertos católicos que rezaban y que, según documento que aportan como prueba, las feministas se alojaron en establecimientos propiedad de la Iglesia.

La “pasada” de las feministas, desde el primer año, provocó diferencias entre mis amigos argentinos y yo, ya que a mí la astucia y la prudencia me indican que la mejor estrategia no sería complacer en su sed de violencia a estas mujeres sino rezar juntos pero, además, hacerlo dentro de los templos a puerta cerrada habiendo llamado antes a la policía.

Para mis hermanos argentinos mi punto de vista es inaceptable ya que tienen la firme convicción de que defienden su fe y de paso evitan la profanación de los templos por lo que su motivación no es algo que vengo a discutir con ellos ni ante ustedes.
 
Siendo así las cosas y aún sabiendo cómo pienso esperan que utilice mi blog por lo que en este caso (no tanto porque piense que necesiten defensa ya que es claro conocen bien en lo que se meten) he accedido en razón de lo que sucedió a diferencia de años anteriores y que considero merece investigarse como ha sido lo que mencioné anteriormente: tanto la posición que tomó el párroco como la de aquellos responsables de arrendar habitaciones a las feministas. 

A su Obispo sería oportuno que se acercaran para preguntar no solo si conoce la forma de pensar del párroco sino sobre el arrendamiento de esas habitaciones.

Sospecho, por lo que me cuentan, que la situación del clero en Argentina no es ni de lejos la ideal para recibir con agrado este tipo de consultas, sin embargo a mí la astucia y la prudencia me indican que, no obstante, deben hacerse y que, en caso de no obtenerse respuesta, tendría que procederse ante instancia superior y, si es necesario, llegarse ante la Santa Sede.


Nota:
De lo que sucedió y a solicitud de los interesados dejo enlaces a videos y noticias relacionadas así como a la imagen que me llegó y que aportan como prueba de que les fueron arrendadas habitaciones a las feministas.
Dejo a juicio de los involucrados y de las autoridades la información para que la verifiquen ya que no tengo forma de hacerlo.

 Me ha sido entregado hace unos minutos el enlace al video de la conferencia de prensa ofrecida por el Obispo Martínez


8 de octubre de 2012

"Casa viviente"

Me doy perfecta cuenta de que cuando el padre Luigi Giussani menciona a Cristo como “acontecimiento” a más de uno se le han de poner los ojos cuadrados, sin embargo, esa forma de presentar al Señor la encuentro provocativa ya que mi corazón y mi entendimiento entran en alerta como ha de haber entrado ante las palabras y gestos del Maestro el corazón de los discípulos en más de una ocasión.

Entramos en alerta o deberíamos entrar si vivimos de manera consciente en cuanto el Señor presente entre nosotros nos enfrenta a través de los acontecimientos a una nueva forma de pensar a la que, por lo regular, nos resistimos debido a que nos da miedo perder “derecho de propiedad” sobre esa porción de la casa en la que, muy dentro de nosotros sabemos, no tenemos control ya que pertenece al ámbito en el que Dios habita.

Ha sido llamando la atención sobre el tema que en su visita a la casa de Loreto el Santo Padre mencionó que la fe de María es la consigue abrir “la puerta de su casa para entrar en la voluntad de su Hijo”. De ese asentimiento suyo es como la fe “nos proporciona una casa en este mundo”.

De tal forma, si nuestra fe tiene su morada en la voluntad del Hijo, es que no se comprende el que, por ejemplo, titubees ante la adversidad, te resistas ante la corrección, que desesperes ante la dificultad o que opongas resistencia ante el dolor o el sufrimiento. 

Mucho más difícil de comprender el que la duda y desconfianza te aleje de la caridad siendo ésta “el alma de la fe”[1] y el “lenguaje universal que todos comprenden” así como el argumento “más convincente [antes] que muchas reflexiones teológicas"[2]

No se comprende tampoco el que viviendo todos en la misma casa en la que Dios habita haya tantas y tan marcadas diferencias como las que existen entre nosotros. 

En el templo que es María habita la voluntad de Dios. Así es como su asentimiento “crea y sostiene su libertad”. De ahí que, como al Papa, no deja de asombrarme el que Dios en el hombre haya “creado un interlocutor libre” y que, así como a María y a los apóstoles, solicite del resto de nosotros el “que su criatura le responda con plena libertad” muy al estilo del Amor en su triple asentimiento: diciendo “si” a la creación del hombre, diciendo “si” a la Encarnación del Hijo y diciendo “si” a la Muerte en Cruz.

Se aproxima el Año de la Fe y la oportunidad del siglo para que retornemos a la sencillez en que vivieron su fe quienes conocieron al Señor. 

Empezando por María de quien no cabe la menor duda ha vivido siempre al Amor, vivido siempre a Cristo, como acontecimiento. 

No en vano la ha llamado en Loreto el Santo Padre la “casa viviente”.


[1] San Antonio de Padua “La caridad es el alma de la fe, la que le da vida, sin amor la fe muere”
[2] En la Nueva Evangelización, “la caridad es más eficaz que las reflexiones teológicas”, Monseñor Nikola Eterovic, secretario general del Sínodo de los Obispos, 2012.

6 de octubre de 2012

¡HOY inicia el II Encuentro Internacional de Blogeros con el Papa!

Se la están pasando rebien en el II Encuentro Internacional de Blogeros con el Papa en Santander, España.

Un esfuerzo tremendo del padre Joan Carreras y colaboradores. Los invito a visitar su blog pero también a estar con ellos en VIVO a través de USTREAM.

Oración por ellos les pido y gratitud hacia el Señor por tantos y tantos católicos comprometidos que desean vivir su fe de tal manera que incida en la realidad.

1 de octubre de 2012

¡Avemaría! ¡Sea por Dios!

De lo delicioso que tiene ser bloguero, pero además uno como yo que no escribe sobre temas específicos ni especializados, es que puedes ser tu mismo a tus anchas. Con lo que tiene eso en sus pros y contras, por supuesto; pero bien, poder ser yo misma y que me acepten o bien me riñan, es para mí una delicia. Eso, aparte de que hablo de lo que es vital para mi existencia como es mi relación con el Señor. 

Pues bien, dicho esto, no me queda más que mencionar algo breve, simpatiquísimo y muy revelador que me sucedió el otro día durante el ratito que me tiré en la cama para ver si se calmaba un dolor pertinaz del que padezco hace varios años en razón de una hernia discal. 

Tirada allí, algo feliz de estar sin hacer nada pero incómoda porque no podía acomodarme de forma que no me doliera, empecé a decir: “Ay, Señor, por qué no me curas? Cúrame, por favor. Por qué tengo que tener este perro dolor tan aborrecible. Hazme el favorcito y cúrame. Dame alguna paz, mi Diosito".

Bueno, debo aclarar que no lo decía en tono de amargura ni de reclamo sino más bien como una niña mimada le pide a su padre que le compre el helado que más le gusta. Lo que no me hacía sentir mejor, por supuesto.

De repente, viéndome con esas niñerías y a pesar del dolor, reí y paré la plática en seco para que, lo siguiente que dijera y que llegó sin saber de dónde, fuera: “Hágase tu voluntad!”

Ay, madrecita linda, pero qué bien me sentí después de haberlo dicho. ¡Por supuesto! Eso era lo que tenía que haber dicho desde el principio: “Hágase tu voluntad!”

No recuerdo bien ahora donde lo leí (esta memoria mía que por ella nadie daría un cinco), me parece que fue al Papa que le escuché algo como lo siguiente: el dolor o el sufrimiento es lugar privilegiado de encuentro con el Señor.

De seguro es así. 

Yo, ahí tirada con este dolor que tantas veces me ata, recordé a Nuestra Señora en lo que pudo Ella haber estado atada, asustada y sufriendo viéndose encinta dentro de una sociedad en la que te mataban por algo como eso. La miré a Ella y luego miré a Nuestro Señor camino del Calvario y me decía: “Caray, qué gran privilegio saber que ambos conocen de mi dolor y yo de los suyos. Qué gran privilegio y que gran regalo!. ¡Avemaría! ¡Sea por Dios!

[Claro, la cuestión difícil de explicar aquí es la razón por la que con dolor y sufriendo puede uno estar plenamente agradecido pero además seguir siendo feliz. Eso, eso sería lo difícil de explicar!]

Ahí tumbada, seguí riendo y sonriendo y, para cuando finalmente me acomodé, conseguí dormir un ratito para únicamente levantarme recontenta unos minutos después.

Pues bien, yo, como soy bloguera que se ha autorizado a sí misma la delicia que es para ella hablar tanto de cosas triviales como cositas un poco más importantes quería, sencillamente, contarles para el fin de semana esto bonito que me pasó. 

Espero que para alguno sea de utilidad. 

Bendiciones.

Nuestro entrañable Juan

…todos tenemos que ser siempre capaces de apreciar y estimarnos mutuamente, alabando al Señor por la infinita ‘fantasía’ con la cual obra en la Iglesia y en el mundo”
Benedicto XVI, Angelus, 30 setiembre 2012
No les he hablado de Juan y, como lo dicho por el Papa en el Angelus del 30 de setiembre tiene que ver con nuestro entrañable servidor, no me queda más remedio que presentarles a este singular personaje.

Juan apareció en nuestras vidas a través de la “fantasía” de internet. 

Todo comenzó cuando durante el post-operatorio de papá nos la vimos a palitos para atenderlo en casa. Nos ayudó por un par de semanas Jorge y luego otro muchacho que resultó no tener la experiencia por lo que rápidamente tuve que buscar a otra persona para reemplazarlo.

Como conozco de la invaluable ayuda que ofrece internet, un día escribí en el buscador de google “cuidadores de ancianos” y fue cuando aparecieron tres anuncios, dos de mujeres cuidadoras localizadas un tanto lejos de mi casa y una de un hombre que decía vivir muy cerca. Opté por llamarlo y darle una cita. Llegó ese mismo día.

Resultó ser Juan quien tiene cuatro meses de estar ayudándome a cuidar a papá.

Qué tiene Juan de singular? Todo, simplemente, todo.

Juan no solo posee la fuerza física necesaria, sino que es paciente, de buenos modales, respetuoso, cariñoso, tiene la experiencia que necesitamos, no es “carero” y no escatima en ayudar a cualquier miembro de la familia en las diversas formas en que se da cuenta puede ser útil. 

Escucharlo hablar con papá es un gusto, por otro lado, a papá le encanta su compañía. Es tan bonita su relación que bien podría alguno sentirse celoso pero no es así ya que estamos muy conscientes de nuestras limitaciones y de lo que conviene en cuanto a los cuidados que requiere nuestro padre. 

Sin embargo, para el caso que me trae en relación con lo dicho por el Papa, Juan tiene algo que lo hace singular en nuestro contexto: Juan es evangélico. Tanto lo es que, desde el primer día me pidió los domingos libres para poder asistir al culto y para también entregarle ese tiempo a su familia a lo cual, obviamente, no me negué aún cuando eso implicaría que tendría que incomodarme o incomodar a otros para asistir a misa.

Muchos pequeños y grandes gestos hemos recibido de Juan como cuando me dijo que mucho en lo que necesito la ayuda de Dios para corregir en mi persona lo puedo hacer con ayuno y oración.

No cabe la menor duda de que no solo cree en Dios sino que vive según sus preceptos por lo que tampoco me sorprendí el día en que, discutiendo sobre mi temperamento ante determinadas circunstancias, me dijo sin mucho preámbulo: - “Señora Maricruz. Si es que considera que no puede hacer nada con su temperamento, entonces, dígame nada más: para cuándo va a ser que ponga en uso los dones del Espíritu Santo? (Gulp!)

Jo, jo, jo. ¡Me diste por donde era, Juan! (esto, por supuesto, lo dije para mis adentros) En este punto llegué a la convicción de que tendría que hacer algo muy diferente a la forma en que lo he venido haciendo. Definitivamente.

Por eso, para cuando durante el Angelus el Papa citó a San Agustín, quien escribió que “como en la Católica –es decir en la Iglesia- se puede encontrar lo que no es católico, así también fuera de la Católica puede haber algo de Católico”, mi primer pensamiento fue para Juan.

Fue el padre Luigi Giussani quien dijo lo siguiente: «En el modo que tenemos de vivir las circunstancias, decimos ante todos, quién es Cristo para nosotros» pero, se que coincidirán conmigo, bien pudo haberlo dicho nuestro entrañable Juan
 
Bien pudo haberlo dicho Juan por lo que no cabría sorprenderse de que, por algo como eso, don Giuss tampoco se pusiera celoso.

Por todas partes se escucha: ¡El Catecismo, el Catecismo!

Traigo el tema a colación ya que muchas veces me pasa que “ando como en Babia": oigo sin escuchar y veo sin mirar, por lo que se me ocurrió que podría estarnos pasando lo mismo con lo que por todas partes el Papa menciona que para este Año de la Fe nos concentraremos en el Catecismo.

Hace apenas unos cuantos días lo repitió ante el colegio episcopal:

“Os animo, pues a empeñaros para que, a todos, -según sus diferentes edades y condiciones de vida- les sean presentados los contenidos esenciales de la fe, -de forma sistemática y orgánica- para responder a los interrogantes que plantea nuestro mundo globalizado y tecnológico (…) Para ello, es fundamental el Catecismo de la Iglesia Católica; una norma segura para la enseñanza de la fe y de la comunión en un único credo. La realidad que vivimos exige que el cristiano tenga una sólida formación”.

Por qué concentrarnos en el catecismo? Por qué no llama nuestra atención sobre los libros catequéticos de las respectivas conferencias episcopales, por ejemplo?

Pues porque el catecismo es el catecismo. Quien lo conozca y lo haya utilizado no solo para aprender sino para enseñar habrá reconocido su incomparable valor y su necesidad ya que el catecismo es como entrar en un aula en la que se encuentran dedicados a la enseñanza todos aquellos de quienes necesitamos aprender nuestra fe de forma orgánica y sistemática: los patriarcas, los profetas, los primeros padres de la Iglesia, María, los apóstoles, Jesús y, por supuesto, todo el Magisterio de la Iglesia hasta nuestro días. 

De la magnitud del valor del catecismo no caí en la cuenta hasta que hace ya bastantes años el padre Jorge Pacheco a quien tuve por un corto período de párroco me encomendó, mientras estudiaba los fundamentos de la teología en la UCatólica, la catequesis para la preparación para el bautismo de padres y padrinos así como la de niños, jóvenes o adultos sin ese sacramento.

Cuando el padre me entregó los libros catequéticos oficiales de la Conferencia Episcopal para prepararme los estudié pero llegué a la conclusión de que les vendría bien un poco más de sustancia por lo que le propuse elaborar un subsidio fundamentado en el catecismo. 

En realidad fue sencillo ya que el catecismo se presta para únicamente copiar y pegar. No es difícil ir amarrando los diferentes argumentos ya que ofrece todas las referencias necesarias. Por tanto, quien se vea en la necesidad de enseñar requerirá únicamente de su ordenador o computadora, un básico sentido común y un buen editor de texto. Las fotocopiadoras harán el resto.

Escribiéndoles me ha venido a la memoria el deseo que tengo desde hace días de fundar un centro cultural católico en el cual se ofrezca formación en la fe. Creo que lo iniciaré en mi casa invitando a mis vecinos. Se lo comunicaré al párroco a ver qué me dice y le echaré ganas no vaya a ser que se me pase el Año de la Fe y yo -como en Babia- sin haber hecho nada al respecto.

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