Sobre el Sínodo de los Obispos he leído una noticia sobre un párroco español el que, invitado como auditor, ha dado declaraciones
a través de la agencia Zenit que me resultan iluminadoras sino valioso
el que hayan sido dichas no por un obispo o cardenal, ni por un laico
tampoco, sino por un párroco, precisamente.
El caso es que don Jesús Higueras, de la parroquia de Santa María de Caná, Madrid, España, ha dicho:
“La nueva Evangelización no es tanto un nuevo método cuanto una actitud por la que devolvemos el protagonismo a Dios en las tareas eclesiales” para pasar luego a decir que “La parroquia es el lugar por excelencia para vivir la nueva evangelización mediante una pastoral de la santidad”
Lo que me llevó a preguntarme por qué habrá sido que cada vez que me
veía involucrada en “tareas pastorales” me sentía incómoda, como si en
lugar de estar siendo enviada a trabajar por la santidad de las almas,
me enviaran a cumplir con un deber? Por qué, siempre y a pesar de la
pasión que ponía, terminaba perdiendo el interés en las reuniones de
coordinación, en las sesiones de preparación, en la formulación de las
lecciones así como en cumplir con los reportes catequéticos?
Claro! Es obvio, no? Porque la “pastoral” así como nos la proponen
nos motiva a abordar la Evangelización como el cumplimiento de un deber
cuando debería motivarnos a salir al encuentro del hermano con
la actitud de quien tiene claro que el dueño de la historia es el Señor
quien no busca mayor cantidad de adeptos sino seducir con su forma de
vida.
Cierto! Ahora lo veo claro! Es básico: se nos motiva mal.
Buscaré otra forma de explicarme por si no ha quedado claro. A ver.
Si el objetivo de la Evangelización es llevar la noticia de lo que el
Hijo de Dios encarnado ha hecho por mí con su vida, muerte y
resurrección, por qué carambas los planes y programas pastorales nos
forman para que lleguemos a pensar que eso no se puede lograr si no es
acercando a determinado número de personas a la fe y llenando
formularios?
Es como he visto que le sucede a unos cuantos sacerdotes: a veces da
la impresión de que si no cumplen con una cuota de conversos temen verse
enviados a una remota parroquia por ineficientes.
No creo equivocarme al concluir que debido a que el Papa conoce de
esta problemática es que propone Sínodos, Años de la Fe, el rezo diario
del Credo y del Rosario tanto como la recuperación de la tradición
litúrgica de la Iglesia ya que, la forma en que hemos comprendido y
aplicado la famosa “pastoral” ha sido de pe a pa, una pésima ocurrencia.
Tal parece que aquello que servirá para corregir el entuerto tendrá que contemplar lo siguiente:
1. Haber llegado a la conclusión de que la Evangelización no
es un método sino una actitud producto de un cambio de corazón.
Conversión, dicho en una palabra.
2. Una actitud que en humildad y sencillez le devuelva al Señor la autoridad que le hemos usurpado en toda índole de tareas eclesiales.
3. Tener claro que lo que el Señor esperaría con lo “pastoral” no es mayor cantidad ni más eficientes curas y laicos sino, seguidores indiscutible y probadamente más santos y que, por lo mismo, muevan a otros a santidad.
2. Una actitud que en humildad y sencillez le devuelva al Señor la autoridad que le hemos usurpado en toda índole de tareas eclesiales.
3. Tener claro que lo que el Señor esperaría con lo “pastoral” no es mayor cantidad ni más eficientes curas y laicos sino, seguidores indiscutible y probadamente más santos y que, por lo mismo, muevan a otros a santidad.
Es así, o será que estoy equivocada?