Traigo el tema a colación ya que muchas veces me pasa que “ando como
en Babia": oigo sin escuchar y veo sin mirar, por lo que se me ocurrió
que podría estarnos pasando lo mismo con lo que por todas partes el Papa
menciona que para este Año de la Fe nos concentraremos en el Catecismo.
Hace apenas unos cuantos días lo repitió ante el colegio episcopal:
Hace apenas unos cuantos días lo repitió ante el colegio episcopal:
“Os animo, pues a empeñaros para que, a todos, -según sus
diferentes edades y condiciones de vida- les sean presentados los
contenidos esenciales de la fe, -de forma sistemática y orgánica- para
responder a los interrogantes que plantea nuestro mundo globalizado y
tecnológico (…) Para ello, es fundamental el Catecismo de la Iglesia
Católica; una norma segura para la enseñanza de la fe y de la comunión
en un único credo. La realidad que vivimos exige que el cristiano tenga
una sólida formación”.
Por qué concentrarnos en el catecismo? Por qué no llama nuestra
atención sobre los libros catequéticos de las respectivas conferencias
episcopales, por ejemplo?
Pues porque el catecismo es el catecismo. Quien lo conozca y lo haya
utilizado no solo para aprender sino para enseñar habrá reconocido su
incomparable valor y su necesidad ya que el catecismo es como entrar en
un aula en la que se encuentran dedicados a la enseñanza todos aquellos
de quienes necesitamos aprender nuestra fe de forma orgánica y
sistemática: los patriarcas, los profetas, los primeros padres de la
Iglesia, María, los apóstoles, Jesús y, por supuesto, todo el Magisterio
de la Iglesia hasta nuestro días.
De la magnitud del valor del catecismo no caí en la cuenta hasta que
hace ya bastantes años el padre Jorge Pacheco a quien tuve por un corto
período de párroco me encomendó, mientras estudiaba los fundamentos de
la teología en la UCatólica, la catequesis para la preparación para el
bautismo de padres y padrinos así como la de niños, jóvenes o adultos
sin ese sacramento.
Cuando el padre me entregó los libros catequéticos oficiales de la
Conferencia Episcopal para prepararme los estudié pero llegué a la
conclusión de que les vendría bien un poco más de sustancia por lo que
le propuse elaborar un subsidio fundamentado en el catecismo.
En realidad fue sencillo ya que el catecismo se presta para
únicamente copiar y pegar. No es difícil ir amarrando los diferentes
argumentos ya que ofrece todas las referencias necesarias. Por tanto,
quien se vea en la necesidad de enseñar requerirá únicamente de su
ordenador o computadora, un básico sentido común y un buen editor de
texto. Las fotocopiadoras harán el resto.
Escribiéndoles me ha venido a la memoria el deseo que tengo desde
hace días de fundar un centro cultural católico en el cual se ofrezca
formación en la fe. Creo que lo iniciaré en mi casa invitando a mis
vecinos. Se lo comunicaré al párroco a ver qué me dice y le echaré ganas
no vaya a ser que se me pase el Año de la Fe y yo -como en Babia- sin
haber hecho nada al respecto.