En estos días he venido preparándome para la exhibición y venta de
mis perolitos de cerámica por lo que he estado muy presente “en el
mundo”.
Me da un poco de risa y vergüenza decirlo pero es la verdad ya que mi
vida transcurre en el campo bastante alejada del ritmo frenético en el
que vive la mayoría.
El caso es que, muy en contacto con el mundo como estoy en estos
días, me doy cuenta lo difícil que es también para la mayoría hacer
memoria de Cristo. No es de culparse cuando se nos olvida.
Es difícil salir al mundo sin la conciencia de estar viviendo a
Cristo pero mucho más sin una buena dosis de oración, una buena
persignadita o sin, por lo menos, encomendarse a María Santísima y a san
Miguel Arcángel ya que, es cierto, el mundo está de locos.
De eso me doy por enterada, en primera instancia, mediante la
televisión. Es impresionante el afán que tienen por hacernos acostumbrar
y que, además, nos hallemos bien comoditos entre vampiros, muertos
vivientes, demonios, dioses malévolos y cuanto personaje son capaces de
inventar para capturar la atención de quienes, desatendidos de sí
mismos, en lugar de mirar su anhelo de bien se concentran en lo
contrario.
El caso es que, desde niña recuerdo que noté el cambio del pudor al
impudor en las imágenes de televisión.
Allí me dije: “Caray, nos quieren
acostumbrar a verlo como algo normal!” Y, ahora, con lo de tantos
personajes espantosos vinculados a lo “oscuro” con los que nos
ametrallan no me queda otra que admitir que quieren acostumbrarnos al
desorden de las emociones, a negar la razón, a vivir de fantasías, a
arrancar a Dios –a como de lugar- de nuestra vida y que, según ellos,
nos encontremos bien comoditos allí también. Pero, que se olviden, ya
que -de eso- ¡ni locos!.
Lo que es dramático no es solo que nos acostumbren a la maldad sino
que a ésta la hacen saltar de la televisión a la vida real aquellos que
se comieron el cuento de que el mal da poder, porque –parece mentira-
pero muchas mentes terminan creyéndoselo. Basta con leer los diarios
sensacionalistas y conocer la forma en que los asaltantes se ensañan en
contra de sus víctimas. Y basta, también para reconocerlo y –atando
cabos- leer a Monseñor Luigi Negri así como esa noticia absurda de la educación pagana en el Reino Unido.
Sonará inofensivo tanto vampiro y muerto viviente malvado en la
televisión pero está visto lo que hicieron al intentar acostumbrarnos al
impudor.
El caso es que si los vemos inofensivos es que van ganándonos la
batalla, porque ni el impudor ni la maldad, son algo a lo que ni en la
televisión, mucho menos en la vida real, deberíamos acostumbrarnos.
Pues bien, como hija de Dios y saliendo al mundo a dar la batalla
como recientemente estoy saliendo, caigo en la cuenta lo difícil que es
vivir a Cristo; por lo mismo y, debido a la urgencia, venía a
recordarles que antes de salir de casa digan sus oraciones, se persignen
y encomienden a María Santísima así como a san Miguel Arcángel. Y que,
por nada del mundo, dejen de ir a misa el domingo.
Aunque así parezca, ¡no es bromeando que lo digo!