Observen la fotografía.
La tomé en Tlaquepaque, Guadalajara, Jalisco, México el día miércoles pasado muy temprano.
Notaron que el señor está prendido de la manita de la estatua de Juan Pablo II? Saben lo que hacia? Estaba rezando con el.
Pues si, con la cabeza inclinada, los ojos cerrados y prendido estuvo
por largo rato y así prendida fue como partí, permanecí y regresé de
México en este viaje.
Y, saben por qué? Porque iba de misión. Bien que lo sabía.
En misión, por qué? Por muchas razones, entre ellas que el objetivo
era asistir a la misa solemne pero también el que entraría en contacto
con personas allegadas a la misa antigua de quienes no sabía nada o muy
poco; alguna de ellas, debido a mis artículos y discusiones en la red,
sabía que conservaría cierto recelo y desconfianza hacia mi persona.
Luego, estaba aquella idea que me rondaba hace años y que deseaba
comprobar si era posible realizar como fue el invitar a la Fraternidad
Sacerdotal San Pedro (FSSP) a venir a mi país ahora que tras largos años
de venir promoviendo la misa entre sacerdotes y laicos, ahora que Una
Voce Costa Rica ha entrado bajo cuidado pastoral del Arzobispo y venido
practicando el rito de la misa según la forma extraordinaria, ahora que
el Nuncio ha ofrecido su catequesis sobre liturgia a obispos y
sacerdotes, ahora que un sacerdote ha ofrecido su parroquia para
celebrar la misa antigua, ahora que todo parece estar en calma y tener
perspectiva, parecía el momento oportuno para aventurarme a lanzarles la
invitación.
De tal manera que la cosa no sería fácil por lo que prendida de la
manita de Dios partí, permanecí y regresé. Aún lo estoy, porque la cosa
sigue sin presentarse fácil.
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Nota: Si Mariana o Deah me leen que por favor le digan al padre Fryar que revise su correo ya que le escribí para despedirme. Gracias.
Entre hoy y mañana las saludo por correo también, estimadas señoras. Bendiciones.
Entre hoy y mañana las saludo por correo también, estimadas señoras. Bendiciones.