3 de mayo de 2012

Sufrir tranquila en misa

Tengo tanto que contarles ya que la semana pasada ha sido tan intensa e interesante que no se por donde empezar.

Les conté que anduve inmersa “en el mundo” exhibiendo y vendiendo mis perolitos de cerámica pintados a mano? Pues, así fue. Bien metida en el mundo anduve y fue espectacular porque doquier miraba había algo que conmovía mis entrañas dándole sentido a todo lo cual me hacía pensar no en otra cosa si no en dar a Dios toda la gloria.

Primero, lo asombrada que estuve todo el tiempo viéndome pintar perolitos que quedan tan bonitos. Luego de eso, constatar que a montones de personas les parecen bonitos también, lo cual fue una gozada. Pero, en medio de todo eso, verificar tanta humanidad que anda circulando por el mundo como fueron los participantes de la feria con quienes entré en contacto: la joven diseñadora de modas, la joven que vendía joyería asiática, el solidario y generoso Julio, el fabricante de muebles de mimbre así como su primo Greivin y, ni que decir de Erick, el organizador del evento. En cada uno de ellos brillaba esa luz de humanidad que tanto necesitamos. He sido afortunada al conocerlos y hallar en sus gestos y palabras aquello que da sentido a su existencia.

Luego, estaban aquellos clientes que demostraron efusivo entusiasmo y que no escatimaron halagos, ideas, ofertas, solicitudes. Afortunada soy de haber sido regalada con tanta alegría y gratitud demostrada hacia lo que hago con sencillez y con tanto gusto. Felicísima de que se llevaran mis perolitos como si de joyitas se tratara.
En medio de todo esto sucedieron varias cosas inauditas como, por ejemplo, que me encontré con la diputada Rita Chaves en uno de su días más difíciles y pude ofrecerle el consuelo de que el Señor me hizo capaz; también recibí la visita de una señora encantadora virgen consagrada que me animó de forma muy fuera de lo común e inesperada a seguir poniendo al servicio de los demás mi talento. Y, como si fuera poco, mi amiga Lorca, se dejó llegar sábado y domingo algunas horas para ayudarme pero además para ir juntas a la fiesta de cumpleaños de una amiga mutua el sábado y el domingo para ir a misa.

Estando en misa, ella notó que no estaba el Cirio Pascual y yo noté que no había sagrario. Yo no se Lorca, pero yo, me estremecí. Escalofríos también me dieron cuando observé un enorme coro cuyas prácticas presagiaban cantos modernos por lo que me volví y le dije: -“Lorca, si empiezan a cantar con ritmo de merengue me salgo. Te esperaré afuera”. Yo, nada más noté sus labios fruncirse y guardar silencio. Eso me extrañó.

Al salir de misa, le mencioné el tema y fue cuando aprendí algo que no sabía y es que, cuando alguien como yo, que sufre en misa no solo con la falta de sagrario o con la ausencia del Cirio Pascual sino con los ritmos de la salsa, el merengue y el reggaeton, llega a una celebración litúrgica donde el coro se ha preparado de esa forma, lo que puede hacer, contrario a lo que yo –definitivamente- haría, es quedarse en la celebración y ofrecerla en reparación por los abusos en la liturgia.

El caso es que, andando en el mundo no solo se encuentra chorros de humanidad sino a Dios quien, hasta en los más pequeños detalles se apiada de nosotros para que cada acción o suceso tenga sentido, desde el gozo y placer de un talento que se ofrece para el gozo y placer de los demás, pasando por todo lo que los demás están dispuestos a dar y recibir, hasta la ofrenda del propio sufrimiento en unión a Cristo por la redención del mundo.

Lo mejor de esta última semana no fue solo hallar sentido a todo sino que ahora, además, puedo sufrir tranquila en misa sabiendo que mi sufrimiento tiene sentido.

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