9 de julio de 2013

"Tips" para novatos en la promoción de la forma extraordinaria

Este es un tema delicado, sin embargo, dada la gran cantidad de católicos que me consultan sobre cómo promover en sus parroquias la misa tridentina he pensado que sería oportuno ofrecer algunas pistas. 

Antes que todo, es imperativo conocer el Magisterio, es decir, haber leído y estudiado los siguientes documentos fundamentales:


Habiendo sido comprendidos a la perfección se dispone uno a la oración ya que, dadas las circunstancias eclesiales, seguir la inspiración de promover la misa no será camino fácil ni breve.

Muy importante también conocer la realidad diocesana y parroquial, es decir, conocer muy bien el pensamiento y disposición tanto del Obispo como del sacerdote hacia la liturgia pero también la de los fieles. 

Procurar conocerlos como quien se dispone a conocer a una familia a la que desea llevársele un bien que no ha pedido, es decir, contar con que podrían rechazarlo por lo que hemos de procurar conocer sus fortalezas tanto como sus debilidades y amarlos profundamente. Orar por ellos.

Según el resultado que arroje el conocimiento de la realidad diocesana y parroquial así habrá de ser la aproximación que se haga al sacerdote y a los fieles. 

Por ejemplo, a un párroco para quien la liturgia es campo de experimentación la mejor aproximación sería presentarle la misa como novedad. Para un párroco para quien la liturgia es fundamento de la fe, aproximarse como servidor que viene a ofrecerse en un nuevo campo de servicio. 

Dirigirse primero a los párrocos es fundamental ya que el mismo Motu propio así lo indica. 

Si el rechazo hacia la misa no se hace esperar, no desfallecer. Recúrrase a otro sacerdote sin descuidar la atención del primero. Y así hasta que se encuentre un sacerdote dispuesto.

El siguiente paso será conseguir que el sacerdote preste su parroquia para celebrar la misa con otro sacerdote debidamente preparado o que el mismo esté dispuesto a aprender la forma extraordinaria del rito para lo cual necesitará todo el apoyo.

Podría surgir que el sacerdote no se sienta cómodo con esa petición o que le preocupe la forma de pensar de su obispo. No desfallecer y recurrir al Obispo por su atención pastoral si fuera el caso.

No desfallecer tampoco en el caso de que el Obispo rechace la idea. Orar por el Obispo.

Si durante estas andanzas se ha logrado convencer a otros fieles de la bondad de la forma extraordinaria procurar por todos los medios conformar un grupo en procura de constituir una asociación Una Voce desde la cual tendrán amparo canónico para la promoción de esta forma del rito.

Mantenerse fieles al Papa y al Magisterio, obedientes a su Obispo y firmes en la convicción de que tanto el Magisterio como el Derecho Canónico, el Papa emérito Benedicto XVI y el Papa Francisco de su mano así como otros muchos obispos alrededor del mundo amparan su petición pero también no perder nunca el ánimo alegre, la esperanza, la caridad tenerla como fundamento de todas las acciones. 

Y rogar, rogar con palabras, actos de penitencia, ofrendas de la misa, rosarios, novenas, etc. para que el Señor mueva los corazones.

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