Ayer tuve cita con el médico debido a un dolorcito que persiste en
mis oídos el cual me dijo podría estar relacionado con el maxilar ya que
en mis oídos no encontró problema. Me recetó un medicamento del que, lo
único que recuerdo, fue que me dijo que es un oxigenador del cerebro.
Vaya! Cosa curiosa, pensé, la forma en que todo está relacionado. El
famoso medicamento, de pasó me servirá para solventar otro de mis
problemas como es el que duermo a intervalos. Efectivamente, anoche
dormí siete horas continuas, lo cual es toda una hazaña.
Aprovechando, le pedí a la doctorcita que incorporara a mi expediente
el que últimamente padezco de colitis nerviosa que me fue diagnosticada
por los paramédicos a quienes llamé aquél día cuando tuve ese dolor que
consideré me llevaría a tumba. Fue un tanto vergonzoso verme tumbada en
mi cama rodeada de profesionales para que me dijeran simplemente: “Es
colitis nerviosa”. Y, digo que es vergonzoso ya que, hasta ese día me
había burlado de las señoras que para responder a un sencillo saludo de
“cómo está?”, responden: “Con colitis”. Siempre me ha causado gracia
que me respondan de ese modo. Ahora, ya no le veo la gracia. Las
comprendo y me avergüenzo por burlarme de ellas.
A la colitis nerviosa uno nace propenso, sea por herencia o por
temperamento, lo mío es por temperamento ya que muchas situaciones me
provocan preocupación. Soy una controladora y obsesiva insigne así como
mujer de poca fe y además carente de confianza en la Providencia Divina.
Cuerpo y alma, se nos olvida que es unidad y que, por lo mismo, lo
que enferma al cuerpo también lo hace con el alma y viceversa. Todo
viene en el mismo paquete por lo que en paquete vienen las soluciones a
nuestras dolencias físicas tanto como espirituales.
En este caso la pregunta del millón vendría a ser: ¿Cómo hacer para evitar la colitis nerviosa si carezco de confianza en Dios?
La respuesta es obvia: evitaré la colitis nerviosa cuidando de mi
alimentación pero sobre todo moviéndome en libertad hacia la confianza
en Dios la cual implica un abandono total en sus manos.
No ha habido situación en mi vida que no haya sido una acción
pedagógica de Dios que involucrara tanto mi aspecto físico como
espiritual; tan cierto es que, justo cuando escribía la presente entrada
escuché un ruido en la habitación de mi padre; cuando volví lo miré de
pie con su andadera caminando sin compañía por la zona más peligrosa de
su habitación, atorado en un cable y evitando tropezar con una palanca
de la cama.
Considerando en que creo en la pedagogía divina así como dejando a un
lado el duro camino educativo que sigue mi padre y mirando únicamente
el mío, me doy cuenta que –tal como con el oxigenador del cerebro para
mis oídos- todo está relacionado por lo que, para evitar la colitis
nerviosa no solo será necesario evitar el café y el tabaco así como las
situaciones de estrés, sino –fundamentalmente- depender sin reservas de la Bondad y Sabiduría de Dios.
Si desean profundizar en el tema del abandono refiéranse al más reciente artículo del padre Iraburu titulado Fin de la Cristiandad. San Francisco de Sales
Si desean profundizar en el tema del abandono refiéranse al más reciente artículo del padre Iraburu titulado Fin de la Cristiandad. San Francisco de Sales