30 de agosto de 2012

¿Cómo evitar la colitis nerviosa?

Ayer tuve cita con el médico debido a un dolorcito que persiste en mis oídos el cual me dijo podría estar relacionado con el maxilar ya que en mis oídos no encontró problema. Me recetó un medicamento del que, lo único que recuerdo, fue que me dijo que es un oxigenador del cerebro. Vaya! Cosa curiosa, pensé, la forma en que todo está relacionado. El famoso medicamento, de pasó me servirá para solventar otro de mis problemas como es el que duermo a intervalos. Efectivamente, anoche dormí siete horas continuas, lo cual es toda una hazaña.

Aprovechando, le pedí a la doctorcita que incorporara a mi expediente el que últimamente padezco de colitis nerviosa que me fue diagnosticada por los paramédicos a quienes llamé aquél día cuando tuve ese dolor que consideré me llevaría a tumba. Fue un tanto vergonzoso verme tumbada en mi cama rodeada de profesionales para que me dijeran simplemente: “Es colitis nerviosa”. Y, digo que es vergonzoso ya que, hasta ese día me había burlado de las señoras que para responder a un sencillo saludo de “cómo está?”, responden: “Con colitis”. Siempre me ha causado gracia que me respondan de ese modo. Ahora, ya no le veo la gracia. Las comprendo y me avergüenzo por burlarme de ellas. 

A la colitis nerviosa uno nace propenso, sea por herencia o por temperamento, lo mío es por temperamento ya que muchas situaciones me provocan preocupación. Soy una controladora y obsesiva insigne así como mujer de poca fe y además carente de confianza en la Providencia Divina. 

Cuerpo y alma, se nos olvida que es unidad y que, por lo mismo, lo que enferma al cuerpo también lo hace con el alma y viceversa. Todo viene en el mismo paquete por lo que en paquete vienen las soluciones a nuestras dolencias físicas tanto como espirituales.

En este caso la pregunta del millón vendría a ser: ¿Cómo hacer para evitar la colitis nerviosa si carezco de confianza en Dios? 

La respuesta es obvia: evitaré la colitis nerviosa cuidando de mi alimentación pero sobre todo moviéndome en libertad hacia la confianza en Dios la cual implica un abandono total en sus manos.

No ha habido situación en mi vida que no haya sido una acción pedagógica de Dios que involucrara tanto mi aspecto físico como espiritual; tan cierto es que, justo cuando escribía la presente entrada escuché un ruido en la habitación de mi padre; cuando volví lo miré de pie con su andadera caminando sin compañía por la zona más peligrosa de su habitación, atorado en un cable y evitando tropezar con una palanca de la cama.
Considerando en que creo en la pedagogía divina así como dejando a un lado el duro camino educativo que sigue mi padre y mirando únicamente el mío, me doy cuenta que –tal como con el oxigenador del cerebro para mis oídos- todo está relacionado por lo que, para evitar la colitis nerviosa no solo será necesario evitar el café y el tabaco así como las situaciones de estrés, sino –fundamentalmente- depender sin reservas de la Bondad y Sabiduría de Dios.

Si desean profundizar en el tema del abandono refiéranse al más reciente artículo del padre Iraburu titulado Fin de la Cristiandad. San Francisco de Sales

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