24 de febrero de 2014

¿La misa tradicional es una moda?

Que el obispo checo Jan Graubner, titular de la diócesis de Olomouc, en la entrevista que le hiciere Radio Vaticana transmita del papa Francisco el que “la misa tradicional es una moda” no me escandaliza ya que es el pan de cada día para quienes alguna vez intentamos hablar con autoridades sobre el tema.
Existe una fuerte convicción en gran parte del clero la que transmite al laicado acerca de que la misa tradicional es una moda pero, lo es? De mi experiencia muy cercana con jóvenes costarricenses puedo decir que, sin lugar a dudas, es una moda.
Cómo llegó a serlo? Llegó a serlo, fundamentalmente, por el acceso que tienen a internet.
Sin embargo, he aquí una pregunta que pocos se hacen: ¿qué es lo que con tanta vehemencia reclama el espíritu y la inteligencia de dichos jóvenes para adherirse a la “moda de la misa tradicional"? Reclama básicamente la esencia de la forma extraordinaria: su ortodoxia y, a través suyo, lo que del Misterio sus corazones anhelan.
Pero, es que acaso no lo encuentran en el novus ordo? Pues, parece que no. Lo cual no debería escandalizarnos ya que su sensibilidad puede ser acogida como lo han sido tantas otras en nuestra amada Iglesia.

Ahora bien, cabe preguntarse por qué la forma extraordinaria no cautiva a la totalidad de los jóvenes? Bueno, principalmente, porque es desconocida; también porque existe muchísimo prejuicio hacia ella pero también debido a que no todos los jóvenes tienen la misma sensibilidad.
La realidad es esta: la mayoría de los jóvenes desconocen la misa tradicional y cuando la conocen, sea que descubran afinidad con ella o no, temen manifestarse.
Quienes se sobreponen a sus temores terminan siendo cruelmente rechazados en sus parroquias lo que provoca que se unan por las redes a otros jóvenes rechazados así como a adultos fanatizados que los corrompen.
De esta forma es como va creciendo alrededor del mundo esta horda de jóvenes tradicionalistas muchos de los cuales se han dejado llegar a los extremos del sedevacantismo.
Precisamente, debido a que he escuchado en infinidad de ocasiones que la misa tradicional es una moda fue por lo que hace más de seis años decidí apoyar a los jóvenes pero fallé rotundamente ya que las sucesivas negativas que reciben los han hecho derivar, como era de esperar, hacia fundamentalismos nada manejables.
Por último, voy a poner gravedad al asunto ya que hasta aquí solo me he referido a la atención que merecen jóvenes con cierta sensibilidad que no han sido corrompidos teológica ni doctrinalmente.
En atención a ellos, lo que tendría que urgir a párrocos y obispos es el hecho de que si no les abren espacio lo más pronto posible corren el riesgo de seguir viéndolos perderse yendo hacia grupos con clara conducta sectaria.
Solo soy mujer blogera que vive en uno de los países más pequeños del mundo por lo que, probablemente, lo que diga acerca de la moda en la que se ha convertido la forma extraordinaria no será conocido más allá de los linderos de este portal; no obstante, poco importa que mis palabras se las lleve el viento pero no así la real experiencia de obispos y sacerdotes que alrededor del mundo, llevando la contraria a la mayoría, han apoyado a dichos jóvenes con magníficos resultados.

Más de uno de mis estimados lectores podría aportar aquí mismo pruebas de magníficas experiencias.
No tengan reserva, compartánlas ya que espero sirvan para convencer a los escépticos acerca de que lo más conveniente es prestar atención al profundo anhelo de verdad, bondad y belleza de los jóvenes el cual, en esta ocasión, se nos presenta bajo la forma de apego a una moda.


NOTA: Ni una sola palabra permitiré en contra del Papa, Obispos, sacerdotes o del Magisterio. Ni una sola. Advierto que si me llegan a reventar la entrada con comentarios de ese tipo cerraré dicha opción de inmediato.

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