24 de febrero de 2014

Mi dios es el dinero pero Dios me quiere santa

Yo digo que comprender el Misterio de la Trinidad resuelve toda división interna y externa desde el momento en que por el Bautismo se me da lo necesario para construir una relación en el Hijo con el Padre a través del Santo Espíritu.
Sobre dicho cambio ontológico la gracia repara y construye la unidad dentro de mí misma así como mi relación de hija insertada en la vida del Hijo con el Padre, mis semejantes y la Creación.
El Misterio de la Trinidad es la médula de la unidad o comunión.
De ahí que, por ejemplo, dependiendo de cómo sea mi relación con el Padre será mi relación con el Hijo y de cómo sea mi relación con el Hijo será la que tengo con el Padre.

De ahí también puedo deducir cuán libremente permito al Santo Espíritu conducirme en dicha relación.
Todo se resume a cuál es y de qué modo vivo la relación que ha establecido la gracia del Bautismo conmigo y la vida de Dios.
Así que, por ejemplo, cuando descubrí -tras años de vivir dependiendo económicamente de mi padre el que, faltándome el, flaqueara mi confianza en Dios, supe que mi dios era el dinero y que había construido con él una relación más fuerte que con el Hijo de Dios de tal forma que mi relación con el Padre no debía de andar muy bien y que, por lo mismo, debía poner toda mi confianza en que la gracia repararía dicha relación ya que bajo la condición de duelo y desvalimiento en que había Dios permitido que cayera me encontraba totalmente impotente.
Contemplando el Misterio de la Trinidad es como llegué a darme cuenta de mi idolatría y, aunque fue duro igual que vergonzoso, el Señor ha sido dulce y generoso ya que con bondad de se ha servido de mi humillación para probarme que está conmigo y que nunca me desatenderá.
Si bien mi dios ha sido el dinero, Dios me quiere santa por lo que me ha dejado al descubierto la situación de mi relación con El ante lo que no me ha quedado otro remedio de, con toda sencillez y humildad, mirar porque mi relación con el Hijo y en El con el Padre sea una que conduzca el Santo Espíritu de Dios.
Para que no le suceda como a mí en relación al dinero o hacia cualquier otro de tantos ídolos que nos fabricamos mire de comprender cuál es y de qué modo vive su relación dentro del Misterio de la Trinidad.

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