29 de mayo de 2014

"Eres un hombre malo"

Lo que ha hecho el pequeño Elliot en Kenia me confirma lo que he venido considerando.

He venido considerando que al malvado hay que decirle en su cara que lo es ya que es probable que, ni de niño, nadie se lo haya dicho.
- “Eres un hombre malo” le dijo el pequeño en su cara al terrorista momentos después de que, delante suyo, había matado a muchos inocentes en un centro comercial.

“Eres un hombre malo”, tras lo cual el terrorista suplicó perdón: -“Perdóname. No somos monstruos”, le respondió el criminal al pequeño Elliot.

Se fijan? Hay que ser valiente para plantarle cara al mal de esta forma.
Si, el niño arriesgó su vida, la de su madre y la de su hermana pero arrancó del criminal su arrepentimiento y quién sabe si no hasta el principio de su conversión y la salvación de su alma.
Hubiese valido la pena morir por ello? Por supuesto.
Ya sabemos que quien pierda su vida por Su causa la salvará y quien conduce un alma al cielo salva la propia; por estas razones es que no hubiera sido importante haber perdido la vida en ese momento. Ni para Elliot ni para cualquiera de nosotros que nos viéramos en situación semejante.
La historia de Elliot nos parece fantástica pero ni por asomo consideraríamos arriesgarnos de la misma forma; pero, por qué no?
No estamos hartos de que el mal se imponga?
Yo lo estoy. Estoy hasta la coronilla de una mujer que conozco, quien en todo lugar que ha vivido ha dejado montones de perritos abandonados, se ha ido debiendo varios meses de renta así como que ha despedido al menos a tres empleadas domésticas (viejas conocidas mías) a las que acusa falsamente de robo para evitar pagarles lo de ley. Eso, sin mencionar otras pequeñas atrocidades que ha hecho y que me ha tocado presenciar.
Esta mujer es mala, perversa, malvada, así es como he venido considerando decírselo la próxima vez que gratuitamente me agreda. Así lo haré y que el Señor me ampare. No sé de qué podría ser ella capaz.

De la misma forma es como ha llamado Luis Fernando Pérez Bustamante hoy al obispo Morgan, anglicano, el que tiene la cabeza llena de podredumbre. Lo ha llamado así y no se sorprendan si por lo que dicho por Luis Fernando algo empiece a cambiar en el obispo anglicano o en su congregación.

Esperen que algo cambie porque la gracia que impulsa a un hijo de Dios a plantarle cara al mal es lo más poderoso que existe.
Es la misma gracia que impulsó a Moisés alzar los brazos ante el Mar Rojo y a Josué a tocar las trompetas ante la Muralla de Jericó. La gracia que sanó enfermos, echó demonios y provoca el día de hoy el que una mujer tan sencilla como Floribeth Mora, en su lecho de muerte, suplique a Juan Pablo II su intercesión alcanzándole éste la salud que viene del Altísimo.
Esa es la gracia a la que ni por asomo prestamos atención por estar demasiado ocupados verificando que nuestro esfuerzo rinde fruto.
Tren de redomados tontos! Tontos y cobardes. Eso es lo que somos.
En fin…

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