13 de febrero de 2011

Es posible fiarse del ser humano (no es interrogante es afirmación)

Una nota breve sobre la confianza ya que ha sido algo de lo poco que me he atrevido a pedirle a Dios quien me ha dado tanto.

Se la pedí alguna vez tiempo atrás cuando habiendo hecho una indagación existencial intensa y escrupulosa descubrí que era una tremenda desconfiada, no me fiaba pero ni de mi imagen en el espejo; en ese entonces se la pedí al Señor por mucho tiempo y todavía lo hago.. 

Confianza fue lo que les faltó a Adán y Eva que no consiguieron fiarse del Creador cuando les dijo que aquél árbol no era para su conveniencia y desde entonces, seguimos llegando a la vida provistos de lo necesario para confiar y no lo hacemos o lo hacemos mal.

En este momento de la vida puedo decir que se me ha dado una confianza como la pedí: Tan grande y tan firme que ni siquiera yo, como mi gran imaginación, podría imaginarla. Y, muy agradecida estoy por ella, ya que ha colaborado significativamente a traer paz y seguridad a mi existencia.

En este momento de mi vida puedo decir también que he aprendido a reconocer a los desconfiados pero también a tenerles paciencia ya que un desconfiado no se fía pero ni de su sombra por lo mismo menos se fiará de lo que le digas y debido a esto, la única forma de ayudarles es dejándoles en evidencia -con gestos concretos- que son de fiar.

Pero, se puede uno fiar de un desconfiado? Pues si, por la sencilla razón de que es persona, por la razón de que tu también lo eres y que el Creador te ha confiado mucho: te ha confiado tu existencia, tus seres queridos, tu vocación, el trabajo, tus destrezas y talentos, etc. Mira que ha confiado tanto que ha dejado en ti su impronta divina para que seas capaz de confiar tan enorme y firmemente, más que de lo que tu imaginación podría imaginar.

Esa es la única forma de ayudar a un desconfiado, de esos de los que ahora hay tantos, tantísimos, aún entre los católicos ya que, cuando uno que dice tener fe la ha separado de la vida, está en si mismo dividido y tiende a desconfiar hasta de sus más profundas exigencias que, por desconfiado, no se da cuenta que tienen su origen en Dios.

Y es que, saben? No, no lo saben. No saben cuántas veces la gente me dice: “Fuiste la única que tal cosa…”, “Has sido la única que tal otra…” lo que me hace pensar, cosa que no pensaba antes de que me dijeran estas cosas, que estoy siendo de los pocos que confían en el ser humano en estos días.

El ser humano es un ser auténtico, aunque muy oculto para si mismo lo conserve, por lo mismo es posible hallar en él certezas, es posible fiarse de él. 

Lo hace nuestro Padre de los cielos y, contamos con su impronta divina, vaya!


Nota: con estas breves conversaciones no pretendo resolver los grandes problemas del mundo, ni siquiera espero que alguien me atienda, no más revuelvo la tierra y le echo abono con algo de lo mucho y bueno que se me ha dado; y es que, tengo claro, que el mundo se empieza a arreglar, arreglándolo desde dentro y trabajando duro en la parcela que se nos ha encomendado, no pretendo más.

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