Conocí a un señor que además de tener un trabajo para cuidar de su
familia es miembro del consejo pastoral y del consejo económico de la
parroquia; por esta razón, tiene reunión una noche por semana con el
consejo pastoral y otra con el consejo económico.
Participa también de la misión continental por lo que con cierta
regularidad debe asistir a formación los sábados de 8am a 4pm. Otros
sábados los dedica a ir de misión.
No quisiera ni imaginar cómo será su vida cuando además de sus
funciones como empleado, padre y esposo deba hacerle frente a las
fiestas patronales, asistir a bautismos, confirmaciones y primeras
comuniones de sus hijos, amigos y parientes.
Uno se da cuenta que es un señor comprometido pero me pregunto si tanta actividad es razonable.
He conocido varios jóvenes, señores y señoras como él; sacerdotes
también. Yo misma fui así durante un período de mi vida pero mentiría si
dijera que tanta actividad me hizo ser más caritativa o más piadosa o
más fiel, etc.
De aquella experiencia lo único que recuerdo es que fue creciendo en
mi el orgullo hasta llegar a confundir el servicio a la parroquia con mi
vida de fe.
No existe mayor mentira.
El servicio por el servicio es solo trabajo y como tal debería
realizarse en su justa medida no al punto de separarlo de la familia, de
la diversión, del entretenimiento, de su vida intelectual y académica,
de su propia buena salud.
Lo que es determinante es el auxilio de la Gracia que hace de la
vivencia de los sacramentos, la oración y la misa frecuente auténtico
alimento para el servicio como vocación.
La Gracia es lo único que ofrece ayuda para sostenernos de cara a la realidad en todos sus matices.
No sé si cada bautizado que inicia su camino de compromiso con Cristo
en su Iglesia deberá pasar por un período de actividad frenética, quizá
deba ser así; sin embargo, que el engaño no se prolongue ya que, para
cuando las dificultades de la vida arrecien, nada de eso le servirá ya
que ningún servicio ni actividad parroquial posee ni es capaz de regalar
la Gracia para mantenerse fiel.