9 de marzo de 2011

Charita

Ayer tuvimos una experiencia maravillosa en el ciberespacio que consistió en que, a diferencia del pasado, esta vez aparecimos un chorro (y cuando digo un chorro es “un chorro”) de católicos dando la cara ofreciendo razón de nuestra esperanza con valentía, respeto y honradez en una página de una periodista nacional.

Luego de eso varios de los comentaristas se unieron a nuestro grupo en facebook llamado Voces Católicas Costa Rica/Actuando HOY desde donde nos damos aviso de noticias en donde se nos hace imperativo participar.

A la vez tuvimos la compañía de un sacerdote costarricense muy estimado (y creo que buen amigo) que participó con nosotros explicando y refutando desde la doctrina.

Fue espectacular vernos siendo mayoría y una mayoría valiente, con buenos argumentos, con gran caridad para el prójimo. Una maravilla, la verdad.

El día de hoy, comentábamos algunos de los nuevos conocidos sobre que habíamos ido a misa de miércoles de ceniza y lo bien que nos sentíamos por haberlo hecho.

El sacerdote del que les hablo, por su lado mostró con una fotografía la forma en que el Santo Padre ha elegido que se imponga la ceniza este día y coincidimos en que colocarla sobre la cabeza (y no en la frente como se acostumbra) guarda un simbolismo que nos resulta conmovedor por el hecho de que la ceniza en la frente es como un “sello” más sobre la cabeza implica un necesario gesto de “humildad” de nuestra parte. En fin, uno que se detiene en estos detalles…

Como sea, estábamos todos en la onda de hablar del miércoles de ceniza así como de los gestos y símbolos de esta celebración cuando en eso, recordé la misa a la que había asistido, tan pero tan deslucida… Fue deslucida y vaciada de contenido de principio a fin porque el sacerdote la convirtió para los jóvenes asistentes en una catequesis sobre la Cuaresma en lugar de dejar siendo la misa lo que es.

“Hoy, ni le cuento (le comentaba al padre)a la misa que fui… Charita, porque pudo haber sido una misa muchísimo más edificante; por suerte el Señor se encarga de derramar su gracia aún con nuestras singraciadas” le decía.

Charita que, con la belleza y significado de los ritos todavía necesitemos inventar, como si no fueran ya suficientemente ricos los gestos, palabras, signos y símbolos que apelan al alma y a la razón los que ha dispuesto la Santa Iglesia para las celebraciones litúrgicas. Charita, digo yo.

“Y, ni crea –padre- que fue el párroco el que celebró esta misa, el párroco no celebra misa en la mañana sino en la noche cuando todos los campesinos de por estos lados estamos durmiendo. Charita, también”.

Claro, luego se preguntan por qué los jóvenes se espantan de ir a misa y es que no se dan cuenta que la transforman en nada que represente para ellos un desafío como lo sería una misa celebrada con sus gestos, palabras y rúbricas de siempre, nada fuera de lo común –digo yo- lo normal estaría bien para que estos chicos tuvieran que vérselas con ellos mismos e involucrarse de lleno, comprender y adherirse, ¿quizá?.

La verdad, no se, parece que todavía (aún cuando el Santo Padre y tantos Obispos lo han señalado) continuamos buscando la adhesión a las propias ideas más que a la persona de Cristo.

Pero bien, la cosa es que habemos quienes nos hemos adherido y además cohesionado como somos los que estamos comentando unidos en los periódicos nacionales e internacionales desde el grupo Voces Católicas Costa Rica/Actuando HOY*.

* Para ver este enlace tendría que acceder a facebook
Charita: es un término campesino que significa “lástima” y utilizado principalmente por los niños en sus juegos cuando sufren una decepción.

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