21 de marzo de 2011

Cuando se habla de la experiencia real es cuando la Iglesia tiene algo que proponer al mundo

En su obra El Sentido Religioso don Giuss nos propone entrarle con todo a los hechos para que nuestra capacidad de razonar, al abrirse y considerar todos los factores, no solo nos ayude a encontrar al hombre que por lo regular se oculta detrás de una costra de prejuicios (auténticas mentiras) que construye como armadura alrededor de su corazón sino y sobre todo para también llegar a “reconocer, admirar, agradecer y vivir a Cristo”
 
Alfonso Calivia, presidente de la asociación cultural universitaria Atlántida, describe cómo le ha entrado con todo a la realidad y ha extraído un juicio sobre ella como universitario español.

PáginasDigital.es ha publicado la entrevista que le ha hecho en torno a los hechos en el campus de Somosaguas, aquí les traigo una de las preguntas y su respuesta en la cual he destacado los diversos aspectos que Alfonso ha extraido que le permiten reconocer la necesidad de su presencia en la universidad y que es la misma que nos exige la realidad a cada uno de nosotros.

Desde su experiencia, Alfonso confirma una verdad irreductible: no es cuando se discute sobre ideas sino “cuando se habla de la experiencia real [ ](de la experiencia real que hemos tenido ante un hombre que ha entrado en nuestra historia y nos cambia día a día) cuando la Iglesia tiene algo que proponer al mundo”

La entrevista completa se puede leer en este enlace. 

Después del ataque a la capilla os habéis hecho presentes en el campus repartiendo 5.000 ejemplares de vuestro manifiesto en el que decís que queréis dialogar con todos. ¿Qué respuesta habéis encontrado?
Hemos encontrado respuestas de todo tipo. Para concretar un poco más podemos hablar de tres: la primera, la respuesta violenta e impotente que no quiere entrar en diálogo y que rápidamente te tacha de fundamentalista, homófobo y ultraconservador, absolutamente cegado por una ideología asfixiante. Si se mantiene esta postura la conversación es imposible porque se convierte en un choque absurdo de ideas contra ideas y efectivamente, no es posible el diálogo. La segunda es la contraria pero no menos ideológica, gente que por tradición respeta o incluso participa de la Iglesia pero que no se mide con lo que decimos, solamente lo defiende como otra idea más, como si el cristianismo fuera una idea. El resultado es el mismo, sin insultos pero sin ninguna riqueza que nos permita entrar en el campo humano, en el campo de la experiencia. Aquí llega, por fin, la tercera respuesta, por la que merece la pena estar presentes en el ambiente, en la universidad: cuando encuentras personas que puede que defiendan una idea de antemano pero que reconocen la necesidad de un verdadero diálogo, que no tienen miedo a lo que podamos defender sino que lo valoran y lo someten a una sana crítica, personas que intentan entender lo que estás defendiendo y así poder rebatirlo de forma inteligente y no solamente ideológica, personas que no tengan miedo a la libertad. Y el colmo es cuando te das cuenta de que la persona que tienes en frente desea lo mismo que tú, ser feliz, personas que sufren al ver una injusticia, que se alegran cuando se les quiere bien, es aquí donde nuestra propuesta incide como un torrente, porque es una propuesta humana, que potencia y salva los deseos humanos, muchas veces incomprendidos por la comunidad universitaria, incluso a veces utópicos, piensan que la Iglesia tacha de asesinas a las mujeres que han abortado y en cambio nosotros hablamos de lugares reales donde se les acoge, piensan que a la mujer se le desprecia y las chicas que están allí con nosotros les dicen que nunca han sido tan bien tratadas y han experimentado el valor real que tienen. Cuando se habla de la experiencia real es cuando la Iglesia tiene algo que proponer al mundo. Porque en definitiva qué es la Iglesia, cómo nació la Iglesia. La Iglesia nace de un hombre que ha entrado en la Historia y que ha cambiado a personas durante más de 2.000 años, por lo tanto es esto lo que tenemos que testimoniar, no toda una retahíla de normas y valores que si no los cumples eres desechado [1].

Nota del blogger [1] que es lo que muchos piensan que hacemos los cristianos (y, que lo piensan, porque -lamentablemte- muchas veces no están equivocados ya que entre nosotros todavía hay muchos que elegimos discutir sobre ideas más que sobre nuestra experiencia real ya porque no sabemos cómo o porque -sencillamente- no tenemos una experiencia de la cual poder hablar) 

Mucho que aprender tenemos de estos chicos universitarios, la verdad que si.

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