¡Estamos cada día más cerca!
De pasadita, nada más, para contarles un par de detalles y esto únicamente porque -ya que el tema está sobre la mesa en InfoCatólica- viene al caso.
En Costa Rica, hace dos años era imposible hablarle a muchos sacerdotes sobre la Misa de Rito Extraordinario sin meterse en un problema; de hecho, me gané varias situaciones incómodas y nada más que por preguntarles su opinión.
En fin, parece que vamos superando los prejuicios y dos detalles de los que me he enterado en estos días me lo confirman:
Uno: Que un sacerdote que estudia fuera del país me ha dicho que cuando regrese pondrá a disposición su parroquia para la Misa de Rito Extraordinario.
Dos: Que en la Catedral Metropolitana -me han informado- los canónigos han empezado a vestir con los ornamentos propios de la ocasión y a cantar la Liturgia de las Horas utilizando el latín.
Podrá sonarles insignificante pero caigo en la cuenta que, de lo que experimenté hace un par de años a que se den ante mis ojos este par de señales me confirma que -como el Papa- he hecho bien en esperar.
Y, dicho sea de paso, qué bueno que el padre Guillermo Juan Morado ha escrito hoy lo que ha escrito y el padre Iraburu también.
Ya ven? Tal y como lo había dicho: uno va a la segura si tan solo mira al Papa y aprende a esperar como él.
¡Deo omnis gloria!
De pasadita, nada más, para contarles un par de detalles y esto únicamente porque -ya que el tema está sobre la mesa en InfoCatólica- viene al caso.
En Costa Rica, hace dos años era imposible hablarle a muchos sacerdotes sobre la Misa de Rito Extraordinario sin meterse en un problema; de hecho, me gané varias situaciones incómodas y nada más que por preguntarles su opinión.
En fin, parece que vamos superando los prejuicios y dos detalles de los que me he enterado en estos días me lo confirman:
Uno: Que un sacerdote que estudia fuera del país me ha dicho que cuando regrese pondrá a disposición su parroquia para la Misa de Rito Extraordinario.
Dos: Que en la Catedral Metropolitana -me han informado- los canónigos han empezado a vestir con los ornamentos propios de la ocasión y a cantar la Liturgia de las Horas utilizando el latín.
Podrá sonarles insignificante pero caigo en la cuenta que, de lo que experimenté hace un par de años a que se den ante mis ojos este par de señales me confirma que -como el Papa- he hecho bien en esperar.
Y, dicho sea de paso, qué bueno que el padre Guillermo Juan Morado ha escrito hoy lo que ha escrito y el padre Iraburu también.
Ya ven? Tal y como lo había dicho: uno va a la segura si tan solo mira al Papa y aprende a esperar como él.
¡Deo omnis gloria!