25 de marzo de 2011

Que miren las dificultades que provocan...

Durante las últimas semanas se ha reavivado la iniciativa que tuvimos en Costa Rica hace dos años algunos laicos para solicitar la misa de la forma extraordinaria.

Considerando la multitud y variedad de objeciones que surgen cuando se toca el tema con laicos, sacerdotes, amigos y conocidos se da uno cuenta cuánto daño están haciendo los filo-lefebristas en todo este proceso.
Así como lo oyen y a quien no le guste, que lea y considere la magnitud de los obstáculos que nos colocan a los católicos, que sin ser tradicionalistas ni cercanos a la FSS PX ni nada que se le parezca, miramos al Papa y deseamos lo mismo que el.

Observen -nada más- algunas de las objeciones que otros católicos como yo expresan cuando se les menciona el tema:

Respuesta de Marcel, laico comprometido
“Actualmente hay personas con desequilibrios mentales que en vez de acercarse a profesionales para sobrellevar sus situaciones particulares intentan hacer de la Iglesia
un refugio para satisfacer sus caprichos sean estos con buena intención o no y obvian el crecer conjuntamente con los esfuerzos de todas la iglesia en comunión y paz”. 


Que Marcel, quien es un tipo cabal, los señale como “personas con desequilibrios mentales” no es gratuito considerando lo que puede uno leer en algunos blogs filo-lefebristas.

Respuesta que me dió de un sacerdote y especialista en Sagrada Liturgia
“…me parece frustrante que éste sea el pensamiento de una persona a la que yo le di lecciones… [ ] le suplico que, por el bien de la Comunidad Creyente y Celebrante, reconsidere su pensamiento”
Muchas razones podríamos hallar para que este sacerdote se exprese de esta manera pero sin lugar a dudas una será el que se espanta de las personas que se comportan como los filo-lefebristas y con quienes, por el mero hecho de mencionarle la misa, me confunde.

Como Marcel y el sacerdote, me han respondido personas a las cuales –incluso- les he permitido que me sometan a interrogatorios tipo Gestapo con el objetivo de darles a conocer mi forma de pensar; claro, que el desencanto es fatal porque luego - así nada más y aún no convencidos- terminan insistiéndome en que desista.

En esta línea, no quiero ni imaginar, pero debo hacerlo (sobre todo porque he de considerar todos los factores) lo que será para el párroco o capellán al que “se le ocurra la genial idea” de poner su parroquia o capellanía a disposición de los fieles; tampoco quiero, pero debo imaginar, lo que será la cara que pondrá su Obispo cuando el mismo le informe.

Muchas, muchísimas razones se han expuesto para tratar de comprender tanto prejuicio hacia la Misa de la Forma Extraordinaria, entre ellos: que la desobediencia de los Obispos, que las fuerzas del mal, que la secularización del clero, qué se yo, pero nadie, nadie menciona a los filo-lefebristas cuya postura carente de una respuesta adecuada a la realidad nos están haciendo a los católicos todo este proceso aún más difícil.

A ellos es a quienes hoy responsabilizo directamente y en buena medida de las dificultades que estamos debiendo afrontar.

Que miren las dificultades que provocan y rectifiquen para que alguna vez eso anhelamos, que es un deseo genuino y que merece respuesta, sea haga realidad ante nuestros ojos.

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