“Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno…”
(Gen 1, 31)
Adán y Eva no hallaron sentido a nada en Edén por lo que tomaron las riendas de su vida y miren, no más, adónde paró la cosa.
Por el mismo camino vamos.
Por ejemplo, un ateo universitario no le haya sentido a la muerte de
un niño que pasa hambre, al abuso de menores por parte del clero o a las
“riquezas” de la Iglesia.
Por supuesto, tendríamos que ponernos de su lado ya que -nada de eso- tiene sentido. O lo tiene?
Por otro lado, un sedevacantista, no le haya sentido al Concilio
Vaticano II, pero tampoco a la Historia de la Iglesia y mucho menos a la
fidelidad y la obediencia. Pero deben de tenerlo ya que todavía habemos
quienes le hayamos sentido cada una de estas cosas.
Sentido tampoco le halla a mucha cosa una religiosa que defiende el aborto o un sacerdote que pasa por alto las normas litúrgicas.
Sentido tampoco le halla a mucha cosa una religiosa que defiende el aborto o un sacerdote que pasa por alto las normas litúrgicas.
Sentido no le haya una mujer a un embarazo inesperado pero tampoco
aquella que, embarazada, sabe de antemano que su hijo morirá por lo que
recurre al aborto.
No tiene sentido para una pareja que recurre a la FIV el ser infértil
pero es que tampoco lo tiene el que tantos niños vivan sin padre ni
madre.
No debe poder hallarle sentido un Obispo a la dramática situación
moral y espiritual de su diócesis cuando elige guardar silencio, ni se
lo debe poder hallar un sacerdote que viendo el que su Obispo guarda
silencio, lo imita.
Sentido tampoco tiene que un grupo pro-vida conformado por católicos
se haga llamar “grupo cívico sin filiación religiosa” solo para ofrecer
apariencia de inclusión ya que tendría tan poco sentido como que el
Papa, por no dar visos de ser un católico excluyente, prefiriera llamar a
la Iglesia de ese modo.
Muchas cosas que suceden parecen no tener sentido. Muchos, de hecho, afirmarán que casi nada lo tiene.
El mismo hecho de yo no le va sentido a que muchos no le hallen
sentido a nada es prueba de que es muy difícil hallar el sentido a lo
que sucede.
Sin embargo, todo tiene sentido, y lo tiene porque muchos le vamos
hallando sentido a todo y, cuando no podemos hallárselo, no paramos de
clamar al cielo.
La cuestión es ésta: algunos, no sé cuantos, buscamos y se nos
concede hallar el sentido a las cosas, hasta a aquello que parece que
jamás podría tenerlo, como sería el haber llegado a la vida o dejarla.
Si damos con el sentido de las cosas no es porque en si mismas lo
posean sino porque es Dios quien se lo da; por lo que, no es por nuestro
esfuerzo sino que por su Gracia, el que alcanzamos comprenderlo.
Gracia tuvieron Adán y su compañera.
Si tan solo en Edén hubiesen creído el que “todo era muy bueno”
habríanse dado la oportunidad de hallar que lo único que a todo le da
sentido es reconocerse criaturas queridas y amadas de Dios.