A lo largo de los años los jóvenes y no tan jóvenes me hacen
preguntas tanto en público como en privado sobre ciertas cuestiones. A
cada uno le respondo en la medida de mi capacidad y cuando desconozco la
respuesta los envío a hacer la consulta con alguien autorizado.
El
día de ayer cuando mostré en facebook la fotografía de la hermosa
Basílica de los Heraldos del Evangelio en Brasil, un joven,
reflexionando, hizo la siguiente pregunta:
“Hermoso el templo. Lo que me extraña es por qué no usan la Misa Tridentina habitualmente. Lo digo de los Heraldos, lo digo del Opus, etc. Con el motu proprio Summorum Pontificum lo pueden hacer libremente, y no sé por qué no lo hacen. Pero no es sólo los Heraldos, muchos grupos similares tampoco adoptaron la misa tradicional pudiéndolo hacer al no ser diocesanos”.
La velocidad de respuesta que exige un medio como facebook obliga a sintetizar por lo que mi respuesta fue:
“…aunque se ha explicado lo suficiente, existen reservas de parte de obispos hacia la misa tridentina. Y, si bien esos movimientos y grupos no son diocesanos, sin embargo están dentro de una diócesis y tienen un Obispo con el cual no deben ni quieren enfrentarse. Es cuestión de continuar hablando a los Obispos con caridad y teniéndoles paciencia.”
Lo cual es cierto, sin embargo, siempre será una respuesta insatisfactoria.
Luego pensé que este tipo de consulta no ha sido la primera ni será
la última porque cada vez que un joven descubre que existe el Motu
proprio Summorum Pontificum, la Instrucción Universae Ecclesiae y la
Carta a los Obispos que acompaña al Motu proprio, le entra un
desconcierto enorme que puede durar años y que, si no se atiende,
termina aproximándole a grupos fundamentalistas que les ofrecerán
respuestas parcializadas. Cosa que más daño que bien hará.
Ahora bien, ellos manifiestan sus inquietudes a un bloguero como yo,
luego –insatisfechos- se van donde sus párrocos y, si tienen suerte, le
responderán con caridad pero superficialmente ya que profundizar
implicaría entrar en temas que crujen como sería la disponibilidad del
Obispo hacia el Magisterio de lo que cualquier joven concluirá que su
pastor está en desobediencia (cosa que la razón, en primera instancia,
se negará a creer) por lo que no atenderá las razones “pastorales” que
por lo regular aduce el clero para no implementar el Summorum
Pontificum.
El punto es éste: pocos, demasiado pocos de los jóvenes reciben la
atención que merecen por lo que, hasta cierto punto, tienen razón en
frustrarse y reclamar ya que para qué están nuestros pastores sino para
guiarnos?
El otro día con la carta anónima que le enviaron a Paco Pepe sobre la
situación de la Iglesia en mí país conversé con un sacerdote que me
expresó sumamente preocupado el que ignoraba que la inconformidad con la
situación litúrgica fuera de tal magnitud.
Lo es, no solo en mi país sino a lo largo de Latinoamérica (Hispanoamérica para los que prefieren este término).
Qué hacer? Yo, definitivamente no tengo la respuesta por lo que
únicamente recomiendo que los laicos oremos pero que también hablemos
con nuestros sacerdotes y Obispos con caridad y teniendo paciencia.
Otra cosa sería que sacerdotes diocesanos y de movimientos eclesiales
también oraran y hablaran con sus Obispos con caridad y paciencia. Eso,
ayudaría mucho, ya que, dicho por ellos, celebrarían gustosos la misa
tridentina en sus parroquias y movimientos.
Del por qué no lo hacen más abiertamente, no lo sé y sospecho que,
como la respuesta que necesita el joven, podría ser una que nos
adentrara en territorio peligroso.
Y yo, como si no aprendiera de la experiencia, continúo platicándoles de temas delicados como este.
En fin… el caso es que la pregunta del joven sigue sin respuesta.
Alguien autorizado que le responda?