20 de abril de 2012

"Suceda lo que suceda, y veas lo que veas, has de guardar silencio"

 
He venido pensando en las situaciones en que me he metido y he salido trasquilada. Han sido todas situaciones en las que no he sabido o querido tener paciencia.

Para tenerla, he aprendido que por un lado tendría que haber puesto en juego recursos con los que me han equipado como es la libertad, la inteligencia y la capacidad de amar, pero también haber deseado ejercitar mi voluntad en adquirirla; es decir, cuando se elige la impaciencia significa que existe una voluntad debilitada y una afición o apego que nos impide actuar libremente. 

Vista como se la vea, la impaciencia no tendrá otro resultado que el fracaso tal y como le probado en carne propia una y otra vez.

En el fondo viene a ser una cuestión de falta de confianza en Dios. 

Para trabajar sobre la confianza en Dios no es suficiente el propio esfuerzo ya que la desconfianza en ocasiones se arraiga en la propia vida debido a sucesos en la historia personal, es decir, por experiencias que lo transforman a uno en persona desconfiada. Termina siendo la desconfianza un desorden de los afectos que impide ser razonable y, por tanto, obstaculiza el camino a la verdad y al bien.

Una vez hace muchos años, reconociéndome persona desconfiada e inhábil para obtenerla por mi cuenta, la imploré al cielo por lo que puedo decir que, al día de hoy, he mejorado pero me falta todavía mucho camino para llegar a tener esa confianza en Dios que pido en los siguientes términos: “que sea una que jamás podría yo imaginar”.

La cuestión es esa, la desconfianza produce impaciencia y ésta grandes males. 

Eso es lo que observo sucedió cuando el otro día quise ofrecer razonabilidad en un grupo que ardía por denunciar abusos en la liturgia. En esa ocasión ni los denunciantes tenían disposición para ser razonables pero tampoco los denunciados, así que, la hija de mi madre salió trasquilada debido a la impaciencia que la llevó a “tratar de poner orden” a otros desconfiados e impacientes.

Los tiempos que vivimos de muchas maneras nos están, ya no solicitando u ofreciendo, sino exigiendo confianza en la Providencia Divina o, lo que traducido sería: confiar en que el camino que transitamos conduce, inevitablemente, a ponernos delante de un bien (como la paciencia) que tarde o temprano nos veremos obligados a elegir. 

Y es que, fíjense bien: qué es lo que por lo regular nos mueve? Nos mueve el deseo de que la realidad sea otra, mucho más agradable, mucho más perfecta, mucho más “coherente” (cosa que nunca es) por lo que una vez tras otra nos damos de narices contra las personas y las circunstancias.

Una vez admitiéramos la realidad tal cual es y que, a pesar de lo que debería ser y de nuestro esfuerzo por mejorarla, persiste en ser lo que es, la razonabilidad con que nos han equipado tendría que ayudarnos a aceptarla, pero no lo hacemos.

En ese sentido me ha resultado esclarecedor un relato noruego que describe Alfonso Aquiló Pastrana en uno de sus artículos publicados en conoze.com el cual ha titulado “La impaciencia de los hombres”

No solo me ha echado luces sino que es de ahí de donde tomé el título para esta entrada por lo que si desean saber las razones que tuve para hacerlo, tendrán que echarle con paciencia una miradita.

¡Feliz fin de semana!

19 de abril de 2012

Widget en honor a la elección del Santo Padre


A partir de hoy, 19 de abril de 2012, séptimo aniversario de la elección del Santo Padre Benedicto XVI, un nuevo widget www.vatican.va estará disponible para los usuarios de Internet.
Mediante el uso de esta interfaz será posible, de forma automática y dinámica, transferir parte del contenido más importante contenida en la página web www.vatican.va institucional a la página web de otro usuario.
Al Magisterio Pontificio se lo enriquece con otro medio de comunicación que dará al contenido de la página web institucional oportunidad de ser más ampliamente conocido, mediante el uso de todas las ofertas de tecnología con el fin de difundir la palabra del Santo Padre.
Utilizando el nuevo widget que será posible exportar, particularmente, todas las novedades principales: el Angelus del domingo, el público y el Boletín de la Santa Sede Oficina de Prensa.
El apartado llamado “Enfoque” (Focus) de la página www.vatican.va contiene la dirección de correo electrónico (widgets@vatican.va) en el que los usuarios pueden solicitar el código para insertar en sus propios sitios web con el fin de visualizar el “widget vatican.va".
Les informo que ya solicité el mío.

Comunicado oficial de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei

In data 17 aprile 2012 è pervenuto, come richiesto nell’incontro del 16 marzo 2012, svoltosi presso la sede della Congregazione per la Dottrina della Fede, il testo della risposta di S.E. Mons. Bernard Fellay, Superiore Generale della Fraternità Sacerdotale San Pio X. Il suddetto testo sarà esaminato dal Dicastero e successivamente sottoposto al giudizio del Santo Padre.
[00513-01.01] [Testo originale: Italiano]

El 17 de abril 2012 fue recibido, como se solicitó en la reunión del 16 de marzo de 2012, celebrada en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el texto de la respuesta de la S.E. Monseñor Bernard Fellay, Superior General de la Sociedad Sacerdotal de San Pío X. El texto mencionado será examinado por la Congregación y luego será sometido al juicio del Santo Padre.

-oOo-
Y, bien, como aporte “personal” un comentario que me he traido del blog Rorate Caeli, el cual -con sentido del humor- da la cara a lo que nos espera.
Francisco dijo …
Marcel dijo: “Me parece fascinante que en su mayor parte, los medios de comunicación en todo el mundo no se ha puesto en esta historia … sin embargo, es la noticia más importante del mundo.".
No se preocupe, lo harán. Algunos lo han hecho. Los demás están -probablemente- esperando que el Vaticano confirme el acuerdo para, a continuación, empezar los ataques a la Fraternidad San Pío X, el Santo Padre, la Iglesia Católica y el catolicismo tradicional.


-oOo-
Continuemos orando.


-oOo-
Artículos relacionados (lamento que estén en otros idiomas)
Les Lefebvristes répondent au Saint-Siège : les explications du père Lombardi

¿Los curas piden perdón?

A mis cincuenta y dos años he tenido una experiencia que nunca tuve: un sacerdote me pidió perdón.

Me lo pidió porque tuvimos una conversación sobre liturgia que derivó en que el apreciado sacerdote eligiera hacerlo.

Primero, no le di mayor importancia pero desde entonces me ha rondado su gesto en la cabeza, por lo que, por darle gusto a la curiosidad traté de recordar si ha habido a lo largo de mi vida algún sacerdote que, habiéndome maltratado verbalmente me haya pedido perdón, y no di ni con uno solo más que con éste que me pidió perdón hace unos días.

En todos y cada uno de los casos que vinieron a mi memoria, considerando que quizá también los ofendí recuerdo que busqué la forma de reconciliarme y, si bien siempre tomé la iniciativa, nunca escuché de ellos pedir perdón de vuelta.

No es eso algo singular? Será que los curas no piden perdón? 

No me habría llegado a hacer esta pregunta si uno hubiese sido por el único cura que me ha pedido perdón en estos días. 

Hay crisis dentro de la Iglesia, se sabe bien que hay mucho pecado; sabemos también que Cristo sufre por sus consagrados y que la Virgen nos implora por ellos oraciones.

Pues bien, creo que haber descubierto esta singularidad en los sacerdotes que conozco, me obliga a atender los sufrimientos de Cristo y las súplicas de Nuestra Señora.

Sepan, padrecitos, que por cada uno de ustedes que me ha maltratado ofreceré la misa a la que asista y también las oraciones en las que los recuerde.

Considérense suertudos ya que olvido rapidísimo las ofensas y se me dado la Gracia de perdonar relativamente pronto y fácilmente, pero también que -como yo- deben haber muchas más personas que los han perdonado, estarán rezando y ofreciendo misas por ustedes.

Por favor, den gracias al Señor por eso; por mi lado, cuenten con que daré gracias por su sacerdocio.

Existen refacciones de carne para corazones de piedra




“Oye, tú, en este día no pidas al cielo otra cosa que un corazón de carne”
Maricruz Tasies
 Hoy, Fiesta de la Divina Misericordia también son las vísperas del cumpleaños del Santo Padre y, como si fuera poco, estamos a la expectativa de lo que se resuelva en cuanto a la FSSPX.

Paralelo a estas grandes celebraciones y sucesos que involucran emoción, sentimientos y reflexión están todos aquellos acontecimientos que parecen llamarnos día a día a conversión: unos enfermos, otros cuidando a los enfermos, unos de duelo, otros felices por un nuevo nacimiento, unos perdonando y otros necesitando del perdón.

En lo personal, dos sucesos me han tenido pensando en ciertas cosas: un correo que recibí de parte de un miembro de un grupo que promueve la liturgia en mi país y otro, la denuncia de un sacerdote muy querido que ante su Obispo interpusieron unas monjitas.

En el caso del padre, fíjense que las monjitas se quejaron ante el Obispo de que el padrecito celebra misa en la capilla, confiesa en el confesionario y que elige, antes que los folclóricos, los cantos litúrgicos para las misas del colegio. Pero, qué, es que no quieren a un sacerdote católico entre ellas? 

El mismo tipo de confusión con lo del correo que recibí, el cual es una exhortación a corregirme y en el que, entre otras cosas, demandan de mi pedir perdón a personas y organizaciones, me exigen promesas de buen comportamiento y poner “en orden” a mis amigos.¡Y, yo, pensando que fiel católica venía siendo en relación a la Liturgia! ¡Torpe de mí!

A manera de paréntesis, algo que sobre esa ridícula denuncia del sacerdote remueve mis entrañas es recordar que la semana pasada estaba el padre comentando que viajó en la Patagonia 300km ida y vuelta el mismo día para celebrar Pascua junto a ocho personas. Dijo, además, que por una sola persona y por amor a Dios hubiese hecho el mismo recorrido. Evidentemente, las monjitas ni idea tienen de la calidad de sacerdote que Dios les ha reparado para su colegio, si lo supieran, no se pondrían con semejantes tonterías.

Pues bien, uno se pregunta tanto en el caso del padre como en lo que observo de mi reacción a ese correo, si habrá poder humano capaz de rescatar al alma de padecer (o hacer padecer a otros) semejantes atropellos? No lo hay, lo único que rescata el alma es la Misericordia Divina.

Si tanto el padrecito como yo no hubiésemos sido en nuestro momento el hijo pródigo de la parábola, si no hubiésemos tenido que vérnoslas con nuestra miseria en la necesidad de implorar Misericordia “tal como Cristo nos la ha presentado en la parábola del hijo pródigo” no tendríamos idea de que ésta nos ha sido donada como acontecimiento que “tiene la forma interior del amor [ ]”. (DM, Cap. IV. n. 6)

Es por esa experiencia que, tanto el padrecito como yo así como tantos católicos que -por fieles- llevamos palo, hemos visto nuestra alma rescatada con lo que a la vez hemos sido regalados con un “tal amor (que) es capaz de inclinarse hacia todo hijo pródigo, toda miseria humana y singularmente hacia toda miseria moral o pecado”. (DM, Cap. IV. n. 6)

El padrecito y yo podremos hoy celebrar nuestro rescate pero también que nuestra alma es salvaguarda en las mismísimas entrañas de nuestro Padre por lo que ante toda miseria humana estamos listos para inclinarnos y, encima de todo (como si fuera poco), conservar la paz, la confianza y la esperanza.

¡Era cierto, mi´jos! ¡Existen refacciones de carne para corazones de piedra!

Gracias, Padre, por tú gran e infinita Misericordia. (Y, gracias por todo fiel sacerdote, tal como el querido padrecito de la Patagonia)

16 de abril de 2012

Necesidad de la "extrema humillación"

 
“…para una nueva fecundidad, es necesario estar llenos de la alegría de la fe, de la radicalidad de la obediencia, del dinamismo de la esperanza y de la fuerza del amor”.Benedicto XVI, Misal Crismal, 2012

Sospecho que las preguntas que ha lanzado el Papa en la Homilía de la Misa Crismal han sido para todos, no solo para los desobedientes, sino también para los amargados, para los desesperados y también para los faltos de caridad. En síntesis, para todos aquellos buenos católicos (entre los que me incluyo) que no conseguimos, en Cristo ante las circunstancias, dar con la verdad de nosotros mismos.
“Esta es la rebelión fundamental que atraviesa la historia, y la mentira de fondo que desnaturaliza la vida. Cuando el hombre se pone contra Dios…”
Benedicto XVI, Misa de la Cena del Señor, 2012
Porque el Papa comprende, como humano y como padre, las consecuencias de la soberbia, es que en la Homilía de la Misa de la Cena del Señor se ha referido a la experiencia de los discípulos durante la Última Cena: habían cantando junto al Maestro los salmos recordando la humillación de Israel situación que, aquella noche, los preparó para sufrir “la extrema humillación que, sin embargo, era el paso esencial para salir hacia la libertad y la vida nueva”.

El pecado no es vencido, ni se alcanza “libertad y la vida nueva” sino a través de la extrema humillación de la Cruz en la que acompaño al Señor año tras año pero que no parece convertirse nunca en mi propia humillación; por lo que, año tras año, también, el Calvario pasa de mí de largo. 

El caso es que el Señor me ama y me quiere humilde, obediente, confiada; para eso me habla directamente, como un padre a su hijo, tal como lo ha hecho el Santo Padre. No es a cualquier otro pecador, se dirige a mí, a quien ama.

Mientras no lo comprenda seguiré, año tras año, pasando de lejos del Calvario hasta día en que se me presente como inevitable y en todo su esplendor. 

Ese día, confío en que la Gracia me auxilie a transcurrir por mi Viernes Santo, decidida a tomar el toro por los cuernos, a ver si –finalmente- llego a ver la Resurrección.

Es cosa rara esto de la soberbia: conmueve el pecado en el mundo pero no el propio pecado. Y no conmueve porque no me dejo interpelar en Cristo por las circunstancias ya que considero que no necesito mi “extrema humillación”.

Sospecho que, tras hacerlo, mi única necesidad será el silencio y la oración en compañía del Único que sabe mejor que yo acerca de mis más profundas miserias y debilidades. 

Sospecho que ese día comprenderé a qué se refiere el Papa cuando habla acerca “de la alegría de la fe, de la radicalidad de la obediencia, del dinamismo de la esperanza y de la fuerza del amor”.

Artículos relacionados: Corazón de padre, alma de niño

10 de abril de 2012

Deseo recordarles

Deseo recordarles que dentro de cinco días se vence el plazo ofrecido a la FSSPX (Fraternidad Sacerdotal San Pío X) para dar una respuesta final a la invitación que se les hiciera para regresar a casa.

De esa decición dependen cosas de suma importancia para la Iglesia. 

Les ruego oraciones por los miembros de la Fraternidad, particularmente por Monseñor Fellay, para que el Espíritu Santo los guíe de regreso y que sea el Señor generoso dándonos su auxilio para sanar las consecuencias de tan prologanda fractura.

Colocho en la sesera

Una nota breve porque en realidad no hay mucho que pueda o quiera decir al respecto.

Lo diré con toda la ingenuidad, ignorancia y candidez del caso y, muy probablemente, aún así sea una imprudencia pero vieran que gran motivo de confusión son para mi algunos Obispos. 

En realidad no se si será conveniente para mi seguir tan de cerca lo que sucede en España no siendo española e ignorando buena parte de lo que se requiere para hacer un juicio veraz pero es que leer a un Obispo predicando desde la doctrina y ver luego a otro, no contradiciéndolo exactamente, pero –sencillamente- no apoyándolo, me hace un colocho en la sesera

Claro, y para rematar, leo a otro en otro sitio web justificando o haciendo no se sabe exactamente qué con la teología de un experto puesto en jaque por el Magisterio.. 

Por supuesto, que eso no sucede solo en España, si tuviera que referirme a lo que sucede en mi país no es que esté tan grave la cosa, o a lo mejor si y que sea la hija de mi madre la única que no se ha enterado, pero igual, aquí también tenemos Obispos que no hablan sobre, por ejemplo, la misa según la forma extraordinaria y que -cuando hablan- no dicen lo que, desde la doctrina, el Magisterio y el modelo que presenta el Santo Padre, se espera tendrían que decir. Algunos, sencillamente, ni siquiera abren la boca. Y, saben por qué no la abren? Porque en lo poco que dicen o dejan de decir lo que se nota es que tienen miedo. Miedo de qué? Pues no se sabe con certeza. Quizá miedo a ser rechazados por los laicos o por sus hermanos en el presbiterado. No se sabe en realidad. El caso es que para mi es novedad que un Obispo tenga miedo. Lo grave es que ese ejemplo lo siguen algunos de sus presbíteros. Pésimo ejemplo, me atrevería a decir, pero no lo digo, solo lo insinúo porque se bien lo que pasa cuando uno dice lo que piensa. Bien que lo se!. Pero, saben qué es todavía más grave? Que no parece que Jesús, vivo entre nosotros, sea parte de la conversación.

No se si se darán cuenta nuestros amados Obispos que, como a cualquier laico, el Señor, -con la realidad- les está exigiendo tomar posición?

Esta posición que se esperaría tomaran no es una basada en una autoridad que ellos mismos se hayan otorgado, ni siquiera se fundamenta en el éxito de sus funciones, ni en ideologías, ni en sentimientos, sino en la Gracia que, en colaboración con su libertad, haría brotar en ellos la imperiosa necesidad, como ya lo hace en muchos otros Obispos, de hablar lo que se tiene que decir, en el momento y con la claridad que debe ser dicho. Discernimiento de espíritus, creo que lo llaman. Don del Espíritu y cualidad de los santos, si no me equivoco, es decir, algo que se implora. 

Provocan confusión algunos Obispos y, ¡vaya, que la provocan!. No debería esto decirles que, simplemente, están siendo motivo de confusión?


Nota: “Colocho” es un riso hecho un nudo o, lo que en expresión tica sería: un semerendo enredo.

9 de abril de 2012

Qué estarían buscando en la mirada del Papa?

«Dijo Dios: “Que exista la luz”» (Gn 1,3)
“La luz hace posible la vida. Hace posible el encuentro. Hace posible la comunicación. Hace posible el conocimiento, el acceso a la realidad, a la verdad. Y, haciendo posible el conocimiento, hace posible la libertad y el progreso". Benedicto XVI, Homilía Vigilia Pascual, 2012

Celebrada la Pascua en el Viejo Continente y esperándola por estas tierras me he dejado venir únicamente para saludarlos ya que, como habrán podido notar, no tengo mucho que decir últimamente. La razón de fondo la ignoro, lo único que se es que he estado en silencio porque estoy observando con detenimiento todo lo que pasa. Y observo porque, en primer lugar, estoy perpleja ya que nada en esta Semana Santa ha sucedido como esperaba, absolutamente nada; por ese motivo, he debido estar un poco más atenta a la realidad de lo acostumbrado ya que, donde menos se piensa, salta la liebre. Con decirles que hubiese querido asistir a la Vigilia Pascual y no ha habido forma de hacerlo pero fui afortunada ya que, después de almuerzo cuando fui a reposar por el calor -al encender el televisor- estaba dando inicio la Vigilia de la Noche Santa en Roma.

A brincos y saltos me la vi de principio a fin. Digo que a brincos y saltos ya que, como dije, los imprevistos están a la orden del día. Como sea, el caso es que hubo una parte en la que no sufrí interrupciones y fue durante la comunión. 

Como cuando estoy en misa, estuve observando a cada comulgante y, en esta ocasión, me quedó de perlas ya que la cámara enfocaba cada rostro de perfil y podía apreciar hasta sus más pequeños y breves gestos.

Quienes llamaron mi atención fueron los neófitos. Llegaron de varios lugares del mundo para recibir los Sacramentos de Iniciación Cristiana. Creo que me cautivaron ya que, al ser adultos, al verlos con sus trajes tan elegantes, tan sobrios y discretos, se queda uno pensando qué de sus historias personales los habrá llevado a recibir el Bautismo de manos del Santo Padre.

El detalle interesante que observé fueron sus gestos a la hora de comulgar. Todos comulgaron de rodillas y en la boca, por supuesto. Todos hicieron una reverencia antes y después de arrodillarse. Algunos se persignaron, pero -varios- al abrir la boca y justo antes de decir “Amén", clavaban su mirada en la del Santo Padre

Claro, no daba la impresión de que el Papa estuviera atento a ese detalle, pero igual, esos adultos, con su vestimenta blanca, de rodillas y, en las milésimas de segundo de que disponían, buscaban la mirada de Su Santidad; casi con avidez –diría- como quien cayendo en la cuenta de lo singular del momento se dice: - “En otra como ésta no me veo”; de tal manera que varios con dificultad respondieron el “Amén” y algunos hasta perdieron un poco el balance a la hora de ponerse en pie por no extraviar su mirada de la del Papa.

No los culpo. Es que, nada más imagínense como uno de ellos: sabiéndose llegado de tierras lejanas, envuelto en la belleza de la solemnidad y del acontecimiento de la recepción de los Sacramentos en la noche más importante del año y, además, en la Basílica de San Pedro!

El caso es que, observándolos con tal lujo de detalle debido en un ángulo perfecto gracias a las cámaras de televisión, se pregunta uno qué será lo que cada uno estaría con tal avidez buscando al clavar su mirada en la del Papa?
 
Qué buscarían ustedes? Tienen alguna idea?
“Por eso la fe, que nos muestra la luz de Dios, es la verdadera iluminación, es una irrupción de la luz de Dios en nuestro mundo, una apertura de nuestros ojos a la verdadera luz".
Benedicto XVI, Homilía Vigilia Pascual, 2012

¡Feliz Pascua!

7 de abril de 2012

“Amigos, nos alegréis solo de lo que ha pasado!”

Híjole! Estaba escribiendo esta entrada o más bien, lo que fue de ella, cuando llegó hasta donde me encontraba una persona de pésimo humor. 

Soporté sus asperezas y su enfado venciendo mi carácter y mis pasiones. Renuncié, no se ni cómo, a mi inclinación a querer tener siempre la razón. Debí reconocer ante ella mis imperfecciones por lo que además me despreció y criticó; sin embargo, una vez se fue de mi lado (y se me pasó el sobresalto) noté el gran provecho que fue este suceso para mi alma.

Pero bien, ya trataré este asunto más adelante, el caso es que no deja de sorprenderme para qué, justo en el momento en que estoy escribiendo, me sucede -precisamente- sobre lo que estoy escribiendo?

Me explico. 

De esa entrada, ahora inexistente, quería cerrar el argumento con una cita de san Francisco de Sales por lo que estaba hilvanando las ideas para llegar ahí, a partir de una cita del padre Julián Carrón en la que mencionó lo que le impresiona aquella vez cuando los discípulos, al regresar de misión, están muy contentos. Literalmente dice:
“me asombra mucho ese episodio en que los discípulos vuelven contentos de su misión: tienen delante a Jesús [ ] carnalmente presente. Pero, ¿basta esto para que se den cuenta de Él, de su diversidad? En efecto, ellos están más contentos por el éxito y por los milagros realizados que por Él. “Pero, ¿os dais cuenta? No os alegréis sólo de lo que ha pasado, alegraos de que esto es sólo el comienzo de lo que os tengo preparado; y lo más importante es que os he elegido, os he llamado amigos, que sois Mis amigos”
Caray, es cierto! Suceden cosas muy bonitas y alegres, sobre todo en Semana Santa: procesiones, confesiones, reconciliaciones, conversiones. Mucha belleza, mucho entusiasmo, mucho éxito pastoral. Muchísimo. Tanto que perdemos de vista lo esencial. 

Pero, bien, volvamos a la pregunta: ¿para qué es que, justo en el momento en que estoy escribiendo, me sucede –precisamente- sobre lo que estoy escribiendo?

Sucede, en primera instancia, para que pueda mirar la hondura de la necesidad de la persona malhumorada que se llegó hasta mí y mirar, de paso, hasta el fondo de la mía. Por eso es que el padre Carrón tiene razón cuando señala:
“en esto radica toda la novedad de Jesús: [ ] Sólo Él sabe darse cuenta de toda la necesidad de sus amigos, es el único capaz de no reducirlos, como ellos mismos se reducen, y justamente porque los mira así [ ] según toda la hondura de su necesidad, les dice: «Amigos, ¡no os contentéis con esto!(refiriéndose a los milagros), porque estas son todas consecuencias, son indicios; lo más interesante de lo que os ha pasado es que os remite a otra cosa».
Y, debido a que, esa “otra cosa” a lo que remite es a lo esencial, es decir, a Cristo, a nuestra amistad con El, es que se me hace imposible hoy no amar sin medida a esa persona a quien, en otro momento de mi vida, hubiese -sencillamente- enviado a freír churros a la punta del cerro. 

Por lo que esta viene a ser la respuesta a esa rara pregunta y el gran provecho que fue este suceso para mi alma:
Sucede ante mis narices sobre lo que estoy escribiendo para me vea obligada a reconocer a Cristo amando sin medida y para que mi libertad se disponga, por Gracia, a amar sin medida también. Así de sencillo.
Por eso es que, “Amigos, nos alegréis solo de lo que ha pasado!”

“El condescender con el humor de los demás, el soportar las acciones y las maneras ásperas y enojosas del prójimo, las victorias sobre nuestro propio carácter y sobre nuestras pasiones, la renuncia a nuestras pequeñas inclinaciones, el esfuerzo contra las aversiones y las repugnancias, el franco y suave reconocimiento de nuestras imperfecciones, el trabajo continuo que nos tomamos para conservar nuestras almas en igualdad, el amor a nuestro abatimiento, la benigna y amable acogida que dispensamos al desprecio y a la crítica que se hace de nuestra condición, de nuestra vida, de nuestra conversación, de nuestras acciones, todo esto, Teótimo, es, para nuestras almas, más provechoso de lo que pudiéramos pensar, con tal que lo dirija el amor celestial”
San Francisco de Sales, Tratado del amor de Dios

4 de abril de 2012

Hoy, si no mañana, brillará el sol

En este momento en que estamos pasando por una fase delicada y pendientes del desenlace no haré más que un par de pequeñas observaciones sobre una cuestión que he notado hoy tras leer un post en el blog Rorate Caeli en el que citan al padre Gaud de la FSSPX señalando el que no debería existir el ambiente tradicionalista.

Las razones que ofrece apegadísimas al Evangelio.
“Sin embargo, la fuerza de unir a las personas dentro de la Tradición católica está en la relación lógica entre nuestra fe y nuestra vida cotidiana. Esta coherencia debe reflejar nuestra convicción y nuestra sinceridad, y no sólo las reglas. La verdad católica es que realmente la luz vino por ella. Y esto es lo que atrae. Pero vamos a estar siempre lo más cerca posible de nuestros contemporáneos de buena voluntad. Por tanto, debemos ser firmes en lo que respecta a nosotros mismos, pero brillar con la misericordia y la comprensión hacia el prójimo. Entonces amarán nuestra firmeza!”
Padre Guillaume Gaud, FSSPX
La primera observación es que y, si bien podría ser solo debido a las circunstancias, leer algo escrito en este tono de parte de un miembro de la FSSPX me ha alegrado muchísimo ya que, desde luego, no debe ser la única alma que se exprese de esa forma.

El caso es que, dentro de mi circunstancia, no he leído a miembros de la Fraternidad hablar de esa forma, lo que me hace pensar que ha sido por ese motivo por lo que muchos, entre los que me incluyo, hemos reaccionado a la defensiva y hasta con violencia, debo admitirlo; lo cual y, como es obvio, de ninguna manera ha favorecido la comprensión mucho menos la comunión entre nosotros.

Ahora bien, así las cosas, lo segundo que quisiera resaltar es que noten los miembros de la Fraternidad y sus allegados, que –no obstante- el furor de nuestra parte, en el fondo yace intacto no solo el deseo vehemente de la comunión sino el amor. 

Hemos amado no solo el tesoro que tan diligentemente, con tanto sacrificio y dolor han conservado sino y, sobre todo, a las personas firmes que Cristo en la liturgia ha hecho de ustedes

La prueba está en que les hemos amado en su firmeza aún ante la carestía de misericordia y comprensión que hemos sufrido.

Si eso no es amor, entonces, no se lo que podría serlo. 

Tras la carta de Mons. Bux, quería preguntarles: Es cosa mía o tal parece que finalmente hoy, si no mañana, brillará el sol?

Artículos relacionados:  
“La humildad es fundamental para ser felices [ ] Pero no es que sirva como un medio, sino que la humildad vale debido a que posee una belleza inmensa".
Javier Barraca
Esa es la belleza de la humildad del sacrificio de Cristo que se actualiza en la Liturgia, esa belleza que ustedes aman y nosotros también.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...