1 de octubre de 2013

¿Qué de malo tiene ser pobre y desvalido?

Ayer, quise ponerle agua a mis perritos en su palangana y no estaba la manguera que usualmente utilizo por lo que fui hasta el lugar donde las guardo y hallé un cabito de manguera que me serviría mejor que el anterior.
Al conectarlo y abrir el tubo salió una cucaracha la que debí arrojar fuera de la palangana junto con el agua que había vertido.
La pobre cucaracha se quedó sin la casa en la que había vivido quien sabe desde cuándo pero salió muy oronda por sobre la tierra y entre el zacate para hallar, de seguro, un buen lugar donde re-emprender su existencia y, todo, como si tal cosa.
Me doy cuenta que es un ejemplo asqueroso pero no menos real de lo que podría suceder en diversos grados a cada uno de nosotros cuando experimentamos cambios dramáticos.
Lo que me hizo pensar que desde pequeña y por vivir en el campo, siempre he visto desde insectos hasta mamíferos a los que su circunstancia les cambia abruptamente y quienes, después de superar rápidamente el shock, se adaptan a su nueva circunstancia sin mayor drama.
Por qué tendríamos que ser diferentes cuando somos una especie de la creación tan carente y desvalida como ellos?
No dijo el Señor que se ocupa de las bestias y flores del campo pero también y –particularmente- de nosotros?
Creo que hasta que lleguemos a estar conscientes del grado tan dramático de pobreza y desvalimiento en el que –realmente- nos desenvolvemos no empezaremos a ver el milagro que es la existencia puesta en manos de Dios.
No habremos visto su acción en nuestra vida.
No habremos visto que todo es gracia.
null
Ahora bien, para qué permitiría nuestro Creador que llegásemos a tan dramáticos niveles de necesidad?

Pues, para eso, para que podamos reconocer que todo es gracia.
Nuestro mayor bien sería darnos cuenta que no tiene nada de malo ser pobre y desvalido.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...