La advocación mariana que literalmente une dos continentes es la de nuestra Virgencita la Reina de los Ángeles;  así lo confirman los arqueólogos quienes, analizando la roca de la  figura de la Virgen aparecida a Juana Pereira en 1635, concluyen que  está compuesta por grafito, jade y roca volcánica. 
Ni el jade ni la roca volcánica era posible hallarlos en Europa y solo allá era posible hallar grafito.
Pero no únicamente es inexplicable el diferente origen de los  componentes de la roca sino el hecho de que es sumamente difícil hallar  los tres unidos en una sola pieza.
Un detalle adicional embellece el suceso y es el que Juana Pereira era una joven mestiza.
De tal manera que nuestra amada María Santísima en su advocación de  Reina de los Ángeles se nos presenta una vez más como hito que congrega y  une a los hijos de Dios.
Para los ticos, estas fechas previas al 2 de agosto en que cerca de  un millón de costarricenses de los casi 5millones se vierten en las  calles del todo el país en Romería a la Basílica de los Ángeles,  son días de fiesta que hablan de la unión de un pueblo que de otra  forma tendría suficiente para estar dividido, no obstante, la Virgencita  consigue que nos olvidemos de nuestras diferencias y nos hace echar a  andar hasta su casa.
Les confieso, nunca hice la romería, no creo que ahora consiga  hacerla por cuestiones de salud pero igual disfruto y celebro a los  peregrinos que de lo que me hablan es de nuestra insaciable sed de  infinito a la que se refirió Benedicto XVI en su diálogo con Peter  Seewald: “se ve que el hombre aspira a una alegría infinita [ ],  quisiera lo infinito…”
Tras el infinito van los peregrinos hacia la casa de la Virgen de los  Ángeles, buscando saciar su sed de infinito, su sed de Dios, van… 
Me  consuela que al menos por unos días Costa Rica entera reconoce que Dios  es de primera necesidad porque al fin de cuentas y como también ha  expresado el Papa: “Dios es de primera necesidad para que sea posible  resistir las tribulaciones de este tiempo… para movilizar todas las  fuerzas del alma y del bien, de modo que podamos hacer saltar el  circuito del mal, y detenerlo". 
Creo que en el fondo y quizá sin saberlo por eso van los peregrinos, por eso van… 
Bien, por lo menos por eso iría yo, de permitírmelo la salud.












