28 de julio de 2011

"Yo no puedo dejar a un lado mi búsqueda de sentido"

Muchísima gente pasa por nuestra vida pero tan solo unos cuantos consiguen mirarnos con esa mirada con la que con vehemencia sabemos que necesitamos ser mirados.

El siguiente es el testimonio de una chica hablándole a su amigo pero podría ser el testimonio de cualquiera de nosotros.

Esta es la intensidad con la que quiero vivir! La intensidad con la que me hacen vivir esos que me han mirado como reconozco necesito ser mirada!

Deo omnis gloria por los amigos, por eso amigos que te miran como te mira Dios!

 «En este momento siento la necesidad de hablar contigo, ahora que esas preguntas que durante tanto tiempo he tenido escondidas dentro de mí, encerradas y encadenadas, han explotado finalmente. Finalmente… Todo ha conspirado y conspira contra mí, todo, hasta mi madre me decía: “Estate tranquila, se te pasará esa tristeza”; o también: “No pienses en ello”… Pero no se me ha pasado, y no he dejado de pensar en ello, porque es una necesidad de sentido atenazante, que no me deja y me atormenta sin cesar cada día, en todo momento, sin tregua. Todos han tratado de domesticarme, de tranquilizarme, de ahorrarme el sufrimiento y de hacer que todo sea más soportable; han tratado de sedar un corazón inquieto que, sin embargo, nunca tenía intención de dejar de desear y de pedir más. Después has llegado tú. Nunca había tenido un amigo como tú. Eres el único que no se ha espantado ni escandalizado ante mi dolor y ante mi exigencia de infinito. Nadie me ha mirado nunca como tú. Mi corazón ha temblado, ha vibrado como nunca. Me he visto repentinamente invadida por la conciencia amarga de que hasta ahora nadie me había mirado como deseaba verdaderamente, pues todos dejaban a un lado mi urgencia incómoda, compartiendo conmigo todo, menos lo que era indispensable. Pero una vida que no considera mi humanidad, las exigencias más viscerales e íntimas, no es vida, no es ni siquiera muerte, es sólo un llanto desesperado.
Yo no puedo dejar a un lado mi búsqueda de sentido, pues si lo hago me ahogo, no puedo seguir adelante, todo se vuelve igual, plano, inútil, aburrido y terriblemente insoportable. El encuentro contigo ha creado en mí una pretensión con relación a toda mi vida, a cada segundo, y ya no quiero seguir viviendo por menos de esto. Has encendido en mí una pasión, un gusto que nunca había saboreado. Necesito junto a mí personas que estén a la altura del pensamiento que domina mi vida, personas con las que pueda en cada momento hablar de lo que realmente vale. Quiero estar contigo porque no me reduces, no me niegas, no me mortificas, no me consuelas y no tratas de darme una respuesta, no tratas de distraerme o de levantarme la moral, sino que compartes conmigo la espera, la pregunta, la nobleza de nuestro dolor, la grandeza de ese deseo ilimitado y la desproporción que crea. Te necesito porque me haces mirar a la cara y estar en pie ante este terrible pero querido dolor, ante este terrible pero querido pensamiento que me hace tan humana».

«Si uno está en Cristo es una criatura nueva»
Ejercicios de la Fraternidad de Comunión y Liberación 2011, pág. 19

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