15 de julio de 2011

Dios, verdaderamente, es super-poderoso

Hoy desperté pensado, un poco apesadumbrada, en que ya no me gusta tanto el que nos digamos la gente más feliz del mundo porque no es cierto, bueno quizá lo somos, pero esa felicidad -al menos en un 50% es falsa- o no digamos falsa pero debo admitir que es ese tipo de felicidad producto de la inmadurez y superficialidad de personas que nunca se han tomado ni se tomarán la vida en serio.

Pues si, un poco desganada y apesadumbrada me desperté esta madrugada, teniendo en mi cabeza estas cosas y otras que han sucedido en mi país en las últimas semanas tras aquella votación por la cual y por tan solo un voto, se logró archivar el proyecto de ley sobre la Fertilización in Vitro.

Haberlo archivado hizo reventar el panal porque no más dos semanas después ya estaban recibiendo los diputados en audiencia a los expertos que les ayudarán a formarse criterio sobre tres proyectos más que vienen en cola y entre los cuales se encuentra la discusión sobre el aborto y la ideología de género.

Ha sido un período de cerca de un mes de “febril actividad” como ha dicho mi amiga María Fernández Díaz en facebook en el cual y como encargada de las redes sociales no me he levantado de la computadora por lo cual he descuidado a tal nivel otros de mis proyectos y actividades cotidianas que ayer, que toqué fondo, caí en severo desánimo.

La verdad no se, pero encontrarme así, me hizo caer en la cuenta que había cedido excesivo espacio a una actividad frenética que me llevó no solo a ser cruel en una discusión con una madre in-vitro en facebook sino a trastocar lo que son estrategias razonables para la consecución del bien (como debería ser) por otras que en sí mismas no lo fueron, de tal forma que me di de tortazo contra la pared de mi soberbia una vez más.

He venido pensando mucho en ustedes amigos españoles católicos de verdad y en cuán valientes han sido para sobrevivir esperanzados en un país cuya legislación parece desear verlos desaparecer. He tenido en cuenta el montón de católicos españoles que parecen no haberse encontrado con el Resucitado porque me recuerdan aquellos padres FIV quienes los apoyan y que se llaman a sí mismos católicos. He recordado la decepción por el silencio de sus Obispos cuando advierto el silencio de los míos.  He recordado la compañía de sacerdotes como el padre Iraburu y otros cuando constato la compañía de tantos que nos acompañan en mi país. He recordado a los jóvenes católicos españoles acampando por la vida cuando el otro día en un foro estuve rodeada de algunos universitarios con los que platiqué. He valorado esfuerzos que realizan personas como Luis Fernando Pérez cuando veo el esfuerzo de Luis Fernando Calvo coterráneo mío liderando el grupo Por la Vida. 

Hace algunos años cuando empecé a seguir las noticias de España temblaba de solo pensar que todo eso que ustedes viven lo estuviéramos viviendo y ahora que ya está aquí, las piernas no solo no me han dejado de temblar sino que hasta cierto punto esta realidad escalofriante me ha resquebrajado el corazón. 

Sin embargo y considerando los mil detalles en los cuales constato día a día y en cada uno de nosotros que el Señor triunfa, me digo una cosa: Dios, verdaderamente, es super-poderoso porque a lo largo de la historia ha triunfado siempre y lo ha hecho en personas insignificantes que en su adhesión a El han abrazado la realidad en todos sus factores, tal como veo que ustedes y nosotros así como tantos católicos alrededor del mundo lo hemos venido haciendo, de tal forma que sin importar persecución, cárcel y muerte, El ha triunfado y triunfa –precisamente- en todos nosotros y de la forma en que triunfó Jesús: pasando por la muerte y por la cruz; pero triunfa también y sobre todo porque como Pedro, Pablo, Juan, las Marías y Andrés hemos pasado por la experiencia del Resucitado, lo cual implica que en El -ellos y ahora nosotros- lo que hemos visto es nuestra propia imagen.

Los ticos que gozamos de auténtica felicidad seremos el 50% y aunque fuéramos menos y todavía menos siempre será suficiente porque estamos con Cristo y en El sosteniendo el mundo el cual de todas formas posee su sustento y encuentra su destino en El.

Por eso triunfa Dios super-poderoso, triunfa en nosotros y siempre triunfará.

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