¡Aquí entre nos, gente! Han conseguido explicarse esa quejadera de ciertas personas y grupos humanos que en cuanto alguien les niega lo que piden se victimizan?
Con esa descripción asumo que sabrán a quienes me refiero, pues si, a esos mismos: empezando desde lobbies terminando por esos padres y madres FIVET que he venido leyendo en facebook en relación a la discusión que se ha generado en mi país.
Todos son víctimas y el victimario es la Iglesia y todos aquellos de nosotros “católicos que carentes de todo amor al prójimo saboteamos sus anhelos de felicidad”.
Y es que claro, “como no somos capaces de ponernos en su lugar” y “porque ya quisieran ellos que lo estuviéramos para que supiéramos lo que es el dolor de ser marginados por ser homosexuales” o a los otros, por “negarles el derecho a la paternidad”.
Cielos! Caray! Será que no se leen?
Ni que digamos de ateos, católicos progres, ciertos teólogos, algunos protestantes, filo-lefebvristas y todo tipo de personas que acostumbran aparecerse en la web y que por alguna razón consideran necesario enterarnos de que la vida no ha sido justa con ellos.
Y es que no hay en quien persignarse, resultan verdaderamente patéticos.
Claro, y estoy de acuerdo que el “derecho al berreo” ha llegado a ser en los últimos años una de las instituciones más sólidas a nivel mundial pero, no les parece excesivo?
En fin, solo quería saber si alguno ha conseguido explicarse de dónde les sale a estas “víctimas incomprendidas” tal capacidad para crisparle a uno el espinazo?
Lo suyo es inmadurez? Falta de razonabilidad? Tal adhesión al pecado que por lo mismo sus mentes están como ciegas y sordas emocionalmente así como sus almas inmunes a la Gracia? O acaso será todo esto junto?
Han conseguido explicárselo?
PD. Ya se que vendrán a recriminarme, como siempre; aclaro que podré sonar dura en mis expresiones pero me mueve únicamente un deseo incontenible acerca de su bienestar emocional y espiritual. Qué no parece? Pues si parece y nada más porque yo lo digo. Sirva de testigo mi ángel que junto al suyo está en los cielos viendo continuamente el rostro de mi Padre.