2 de febrero de 2012

Fuera de los límites de la “Netiquette” y del Decálogo

Así como el Decálogo de Moisés es la mejor referencia para emprender un buen examen de conciencia, así el Netiquette será la mejor referencia para cuando como usuarios católicos de la red nos veamos en la necesidad de enmendar nuestra conducta.

Y es que, parece mentira, pero ni una sola de las normas de Netiquette, queda fuera de las consideraciones del Decálogo, de tal manera que si traspasas los límites de la primera lo haces con los del segundo. 

Como usuarios católicos pero también y, sobre todo como blogeros, le pese este oficio a quien le pese, somos además figuras públicas “católicas”, por lo que la exigencia va un poco más allá.

Ambas normativas nos exigen “coherencia” entre lo que predicamos y lo que hacemos. Eso es a lo que apunta el sentido común, no es verdad? Pero no es verdad también que es imposible conseguirlo al 100% en cada ocasión, todos los días y durante todo el año?

Ahora bien, esto en cuanto a lo que corresponde a los blogeros, pero y qué, en lo que corresponde a los comentaristas? Acaso no están regidos también por el Netiquette y por el Decálogo, sobre todo aquellos que se consideran católicos como nosotros? Así es, se espera que cumplan con ambas normativas pero también para ellos es imposible hacerlo al 100% en cada ocasión, todos los días y durante todo el año. 

De tal manera que, por lo menos en lo que concierne al papel de esta blogera católica, no existe duda de que, lo que menos espero de mis comentaristas es coherencia porque ni siquiera soy capaz, sin la ayuda de Dios, de ofrecerla al 100%. 

Claro, pero siempre queda el asunto de que los blogeros somos “figuras públicas católicas”. Caray! Y miembro de un portal católico, además. Lo que implica que aquello que haga en mi blog y allende los límites de este portal tiene repersuciones tanto en el portal como en el Cuerpo de Cristo

Me he venido planteando estas cuestiones, ya que recientemente he reaccionado con violencia no solo ante el acoso de algunos comentaristas sino ante aquellos que en otros sitios se acercan a mi llegados de diversos lugares atraídos por lo que digo.

Está bien, lo concedo, la defensa propia podría ser un atenuante pero es que, por qué razón –entonces- me siento peor y no mejor? 

Pues, porque, ante la libertad y la voluntad arrasadas por el egoísmo no existen protocolos ni decálogos capaces de ponerme freno, porque sigo siendo tan humana como cualquiera quien únicamente por Gracia será capaz de cumplir en cada ocasión, un día a la vez y a lo largo de todo el año con el Netiquette pero también con el Decálogo de Moisés. 

De tal forma que, entiéndase, soy humana a quien se le pide paciencia pero quien también la espera de los demás. Esa paciencia de Dios que solo Dios puede dar. 

Esto vale para mí pero también para cualquier usuario católico por lo que, nos quede claro, el rastro de Verdad, de Belleza y de Bondad que dejemos en la red no será el nuestro, sino el del Señor

De mi parte –me queda claro también- de solo estropicio, soy capaz.

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