Porque Pedro es, en este período en que la Iglesia propone la lectura de los Hechos de los Apóstoles, un personaje importante me viene estupendamente compartir lo siguiente con ustedes.
Mi actividad en facebook es tan singular e intensa que pienso que antes que blogera mi “vocación” en la web se parece más a lo que como catequista hacía cuando lo era.
Les cuento por qué lo digo.
Anoche, leyendo un texto que me resultó desde sus primeras páginas un desafío -se me ocurrió- en relación al tema colgar algunas preguntas en mi muro a las que algunos le hicieron frente.
Un joven, al responder, me dejó tan asombrada por la rapidez, lo sencillo y rotundo de su certeza por lo que esta mañana reflexionando en ello debí preguntarme qué fue lo que provocó que ese chico pudiera ofrecer esa respuesta.
La conclusión a la que llegué fue que este chico respondió de la forma en que lo hizo porque miró la realidad de frente como alguien que ante ella no tiene nada que perder.
Ahora bien, he venido no solo para contarles este hecho aparentemente insignificante acaecido el día de ayer sino para formularles la misma pregunta:
¿Por qué fue Pedro capaz llegar a ser feliz luego de haber negado al Señor tres veces?
La única sugerencia que tengo para ustedes antes de intentar responder es que consideren hacerlo en primera persona ya que “saber y creer” deben encontrarse.