14 de marzo de 2012

¿Cada uno es pontífice de su parroquia o diócesis?

Sobre el concepto de “autoridad delegada” lo que me enseñaron es que Cristo delegó en Pedro una fracción de su autoridad de tal manera que el Pontífice delega a la vez una fracción de la suya en sus Obispos y que éstos delegan una fracción de la suya en sus presbíteros. 

Lo cual es razonable que a cada uno corresponda solo una fracción de la autoridad de su superior por la cohesión que imprime máxime en cuanto se deduce que, si eres infiel a aquella fracción que te delegan no solo estarás siendo infiel en lo pequeño sino también infiel a tu superior y en último término al mismo Cristo. Y, quién, por amor al cielo, se daría el lujo de serlo? 

El caso es que lo traigo a colación ya que he visto que los sacerdotes suizos se han negado a leer la carta pastoral sobre el matrimonio homosexual de su Arzobispo en misa.

Y lo menciono, también, porque es muy probable que esto haya venido sucediendo en relación a muchos otros temas y en otros lugares del mundo. 

Me parece que, por ejemplo, con la catequesis sobre Liturgia del Nuncio Pierre Nguyen van Tot a nuestros obispos, podría llegar a pasar que tanto los obispos como los sacerdotes –sencillamente- se nieguen a leerla, lo cual –obviamente- justificaría que no atendieran a un superior. 

Pues qué les diré? Si llegara a ser así, tal como ha sido en Suiza, mal está la cosa. Pésimo.

Aunque, la verdad, qué estoy diciendo? No es clarísima la infidelidad en muchísimos lugares y situaciones alrededor del mundo? 

Los sacerdotes llamando a la desobediencia en Austria no son peores que un obispo que desatendiera al Nuncio o un cura párroco que se negara, habiéndoselo recomendado su Obispo, a leer la catequesis del Nuncio. O es que, acaso, ahora resulta que cada uno es pontífice de su parroquia y de su diócesis?

Miren nada más, en este testimonio de uno de mis contactos en facebook, cómo se bailan de bonito algunos curas la doctrina y el Magisterio y así nos hacen estar, a sabiendas, en pecado; como si por la salvación de nuestra alma no hubiese pagado Cristo con el precio de su vida:
“Mi madre es divorciada y vuelta a casar, y una vez me preguntó si podía tomar la Comunión. Yo le dije que no podía, pero ella me respondió que nuestro párroco daba de comulgar a varias parejas divorciadas y casadas de nuevo. Y así era, y es. Mi madre le preguntó al párroco directamente y le contestó: Puedes comulgar, lo que no puedes hacer es confesarte, porque entonces tendré que decirte que estás en pecado y que no puedes comulgar".
Y, la “autoridad delegada”, qué? Ya no interesa? Ya no interesa Cristo?

Que se vayan enterando los infieles que los fieles tenemos la cosa muchísimo más clara y que estamos concientes de que sería el colmo que nos correspondiera, a estas alturas del partido, ofrecerles testimonio de fidelidad; pero bien, si a eso es a lo que nos empujan. Ahí nos veremos!

Los ticos, sobre todo si la cuestión no mejora en Liturgia de aquí a un tiempo, vamos a tener que ir, armados de la firmeza pero también de todo el amor y la paciencia del mundo, hasta los párrocos a llevarles el documento y pedirles que lo lean para que después se corrijan para que -tras eso- deshagan el entuerto en que por soberbia se han metido llevándonos en banda.

O es que acaso esperan que sabiendo los laicos lo infieles que pueden ser algunos pero también, debido a como están las cosas en el mundo y en la Iglesia, vamos a pasar de largo? Jamás!

Cielos, es increíble que se haya revertido la situación y que seamos los laicos quienes estemos enterados -tal parece- mejor que algunos obispos y sacerdotes, de qué va la fidelidad y la obediencia a Cristo, a su Vicario y a la Iglesia.

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