El sábado fue un día fenomenal!
Bien temprano saqué a mi padre de la casa para meterlo en el auto con
el fin de salir a pasear sin rumbo fijo. La pasamos la mar de bien, con
decirles que salimos antes de las 10am y regresamos cuando había
oscurecido.
El único objetivo pre-determinado era ir a la Librería Fides, cerca
de Catedral Metropolitana, para recoger la entrada doble al cine para
ver la película “El Gran Milagro” que “por milagro” me gané en un
concursito que la Arquidiócesis nos presentó en facebook. Qué gozada!
El caso es que como las 12m le pregunté a papá: -“Diay, qué, Tuta?
Vamos a ir al cine, entonces?” Cuando respondió afirmativamente me
alegré montones. No tenía idea de cómo sería ir al cine con papá en
silla de ruedas pero al final no fue tan difícil. Bendito Dios.
Lo coloqué en el lugarcito algo estrecho que tienen dispuesto para
las sillas de rueda y me senté a su lado no sin antes haberle entregado
sus lentes para ver la película 3D. Se veía tan gracioso con sus lentes
puestos sobre sus lentes de ver de lejos pero además simpatiquísimo
verlo ajustándose el audífono para que la estridencia del sonido de la
sala no lastimara sus oídos. Eso, sin contar la cantidad de veces que
tuve que despertarlo.
Fue toda una experiencia, la verdad, casi tanto como la película.
Como ésto no es una crítica de la peli les daré nada más mis
impresiones: la parte encantadora que me hizo sentir como en un sueño
hecho realidad fue haber volado con las palomas por sobre el templo en
el que se desarrolla la película. Asumo que es un templo reconocido en
México pero desconozco cuál es. Lo siento. Ya vendrá algún buen amigo
mexicano para aclarárnoslo.
No recuerdo exactamente en cuál parte y por qué motivo fue que se me
atoró un nudo en la garganta y lloré. Me parece que fue cuando uno de
los personajes cayó en la cuenta, avergonzado, de cuan innumerables eran
sus ofensas. Ese mismo nudo se me atoró en otros momentos del film.
Un par de cosas me “preocuparon” como fue que tanto la doctrina sobre
los ángeles como la del purgatorio no fueron correctamente presentadas
pero aún así, disfruté muchísimo verme ahí con mi padre (con todo lo que
ello implica tanto en mi relación con él como con la que él podría
tener con el Señor y que pudiera estar en la película representada)
De ahí en más, todas las escenas hermosas, conmovedoras, sinceras,
simples y hasta alegres, por qué no, en lo que nos representan como
seres humanos venidos a la vida con un profundo anhelo de infinito.
Técnicamente bastante bien lograda, es decir, no es Hollywood, me
explico? No obstante, fue tan fiel a nuestra fe católica como podría
serlo. Con decirles que hasta recé ya que se desarrolla durante la misa.
Respondí al acto penitencial, recé el gloria, el santo, el
padrenuestro, el cordero de Dios… Verme ahí, ante una peli de dibujos
animados, rezando, no tiene precio.
Pero bien, hasta aquí con el relato, ya que para lo único que vine
fue para contarles algo que “aprendí” ayer: los ángeles hacen cosas
espectaculares como es “subir volando hasta el cielo” llevando nuestras
oraciones y ofrendas a Dios así como luchar contra los demonios y
vencerlos pero no saben barrer. Cosa de la que no se darán cuenta hasta
la última escena de la película.
¡Qué gracioso! Los ángeles, no saben. ¡No saben barrer!.
¡Jua, jua, jua!