La más placentera y certera forma para aprender sobre la historia de mi país la tengo en casa, es mi padre; cuenta con 83 años y aparte de que su lucidez es magnífica, es un hombre culto y además siempre estuvo involucrado en política. Por él es que he comprendido lo que los libros de historia, los de nuestros muy "típicos" historiadores no dicen o si lo dicen, lo dicen sin el delicioso ingrediente que es buen sentido del humor de mi padre.
Por papá aprendí que -efectivamente- hubo fraude electoral en el ´48 y además, dice que fue un fraude muy bien logrado, porque su partido luchaba contra las élites gobernantes quienes se oponían a las garantías sociales, es decir, contra el avance en la atención laboral y de salud de los trabajadores, de las madres, niños y ancianos; atención de la que ahora, tantos años después gozamos y también nos quejamos (mal agradecidos que somos los ticos, la verdad que si).
Es raro ver a un anciano tan recto como mi padre hablar de haber apoyado un fraude electoral, pero, si consideramos que por aquél entonces era un jovenzuelo y que la vida en mi país es como en un circo, uno termina no justificando, pero si, comprendiendo.
En esas elecciones se aliaron la Iglesia, el partido social cristiano y la izquierda de mi país, "algo nunca visto y jamás contemplado". Claro, papá asegura que el fraude lo realizaron las bases, que fue total y absoluta responsabilidad de ellos y le creo.
De esas elecciones surgió la posibilidad de socialización en mi país por la cual ahora contamos con instituciones que han ido creciendo y mejorando en el servicio que ofrecen a la población.
Dos de ellas me llenan de orgullo, una es el sistema de salud llamado Caja Costarricense de Seguro Social y el otro, el Ministerio de Agricultura y Ganadería.
La Caja (CCSS), como se la conoce, es una institución que por la suma de 11mil colones ($20 dólares) al mes cubre las necesidades de salud del jefe de hogar que se asegura voluntariamente así como las necesidades de toda su familia. De hecho el seguro voluntario cubre los gastos en Invalidez, Vejez y Muerte, Maternidad y Enfermedad, además que es un régimen de pensiones.
La Caja, además ha desarrollado puestos de salud llamados EBAIS en las localidades, de hecho justo frente a mi casa tenemos uno, las Clinicas distribuidas según la densidad de población así como los Hospitales que son magníficos. Claro, los ticos encontramos siempre muchas razones para quejarnos pero ya quisieran países latinoamericanos haberse socializado hace tanto tiempo como nosotros.
No cabe duda de que todavía existen muchísimos aspectos por mejorar pero el solo hecho de considerar que no exista la Caja, cualquier tico que lo considere con detenimiento, estará de acuerdo conmigo que "nos la veríamos a palitos" para costear los gastos en salud familiar, sobre todo en estos tiempos de crisis.
La otra instituición que quería mencionar es el Ministerio de Agricultura y Ganadería, los he conocido recién hace un par de semanas y me he quedado pasmada con la eficiencia y profesionalismo de estas personas.
Tuvimos que llevar al laboratorio de entomología una muestra de nuestros cultivos para que nos diagnosticaran las plagas que tenemos en el invernadero y fue tan expedito el procedimiento y además tan barato ($15) que quedamos muy pero muy contentos.
Y la cosa no quedó ahí, luego nos asignaron un profesional especializado en control de plagas que nos visitó y se quedó con nosotros cuatro horas haciendo todo lo que ameritaba el diagnóstico del laboratorio y continuará haciéndolo mientras se lo solicitemos; al final, lo más maravilloso de todo es que fue gratis, completamente gratis. No es asombroso?. (Bueno, gratis dice uno, los impuestos que pagamos pagan su salario, pero de todas formas, no es magnífico que los agricultores contemos con profesionales así?).
Esta entrada es para honrar la historia de mi país, a estas instituciones tan maravillosas y a sus trabajadores excepcionales.
Danos, Señor, un corazón generoso y agradecido (es parte de la oración que diariamente decimos mi padre y yo a la hora de almorzar)
Amén