28 de diciembre de 2012

La alegría de la Navidad

Qué otra cosa podría significar “la alegría de la Navidad” si no es haber recibido de la Gracia la certeza de que la redención solo es posible pasando por la Cruz? 

Ayer llegué de misa en un pura contentera. 

Debí asistir a mi parroquia, a la que rara vez asisto ya que el padre, ayer lo tuve claro, para llegar a celebrar las misitas que celebra no habría necesitado pasar por el seminario, le hubiese bastado abrir un culto en el galerón de atrás de la casa de sus papás allá en el campo de donde viene. 

Ya sé que no es época para sarcasmos ni mucho menos para decir algo así de un sacerdote pero recurro a esa forma de expresión únicamente para que comprendan no solo el drama que ahí se vive si no por qué estuve y salí de misa tan contenta pero además, profundamente agradecida. 

Desde que llegué me encontré el templo casi lleno y a todo el mundo conversando, parecía una plaza aquello, por lo que me agarré fuerte de mi convicción acerca de la presencia de Cristo en la persona del sacerdote y en la asamblea para disponerme a recibir con humildad la Gracia que el Señor me daría ya que El mejor que yo sabía cuánto la estaba necesitando. 

No daré más detalles de la forma en que se desenvolvió la misa ya que no hará falta. Ustedes podrían imaginarlos y con eso bastará. 

Les apunto un detalle adicional ya que es el más importante y es que estuve con la miraba baja e incluso con los ojos cerrados en gran parte de la celebración, sumamente concentrada en lo que de liturgia católica todavía conservan las misitas del padre y fue maravilloso ya que no sé en qué momento empecé a sonreír. 

Ahí fue cuando me di cuenta de mi gran alegría. 

Era una alegría rara ya que era evidente que alguna parte de mi estaba sufriendo profundamente pero aún así, estaba feliz de estar allí, de verme entre mi gente y por Cristo con El y en El en la actualización de su pasión y muerte.

Muriendo a mi misma en Cristo por amor. Qué otra cosa mejor podría hacerlo a uno estar alegre?

Luego, conversando con mi amiga Lorca sobre esta experiencia caí en la cuenta de que esa alegría mía es la auténtica alegría de la Navidad. 

Creo que el Señor me está preparando de alguna forma para sobrellevar lo que se nos avecina a los ticos después de que se ha abierto el portillo a la Fertilización in Vitro.

Sí, estoy segura, el Señor quiere mi salvación y la de todos. 

Sea bendito!

Feliz Navidad!

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...