6 de diciembre de 2012

Te ocupas de mi en primer plano



¡Te quedó muy linda la tarde, Señor!

Me gustó mucho haber vencido el desánimo para tomar la cámara y capturar esta imagen.

La llevaré en mi memoria por largo tiempo ya que, al día de hoy, me representa. ¡Bien lo sabes!

Nubes grises pesan a lo lejos sobre esas portentosas y bellas montañas que en tantas ocasiones al amanecer me han revelado tu luz.

No sé si han sido tantísimos días de lluvia por lo que extraño la luz del sol o si será porque también estoy como esas montañas.

(Es probable. Muy probable.)

¡El arcoíris te quedó precioso!

Y, has visto? Todas las veces se forma en el mismo lugar. A qué se debe? Por qué siempre se forma en ese punto? No comprendo.

En fin, querido Señor, como telón de fondo sobre mi vida pesan grises que no llegan a negro pero que tampoco se acercan al blanco.

Sin embargo, Señor, desde el rincón más inesperado hacia poniente me llega la luz del sol para que descubra la calidez de tu Presencia.

Tu luz se posa en la tapia así como enciende de amarillo y vida esos sabrosos limones dulces para más allá hacer estallar en arco los colores de la Esperanza y nada más para que recuerde que te ocupas de mí en primer plano. 

Tu, como el arcoíris, siempre en el mismo lugar. 

Tu luz, encendiéndolo todo y yo, en primer plano.

Año tras año. Temporal tras temporal. Siempre tú. Ahí.

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