Qué par de días intensos!
El 24 quise dejar preparados todos los platillos que planeamos para el almuerzo en familia del 25 por motivo de la Navidad.
No lo conseguí por lo que el 25 debí levantarme temprano para
terminarlo pero también para alistar a mi padre que quería ir conmigo a
la misa tridentina privada a san Rafael de Tres Ríos a la que, como
colaboradores de Una Voce Costa Rica, fuimos invitados.
Si, ya se. Me dirán que por qué misas privadas si Summorum Pontificum
esto y aquello. Pues así como lo oyen: las misas tridentinas siguen
siendo privadas ya que todavía no ha respondido el Arzobispo a las
misivas que se le han enviado solicitando la implementación de Summorum
Pontificum.
Pero bien, más y más gente solicita ser colaboradora de Una Voce para
poder asistir a esa forma del rito latino por lo que llegará el día en
el que no obstante sean “privadas” serán multitudinarias; lo que suena
contradictorio más así estará bien ya que no estamos por hacer rabieta
sino por obedecer al Papa y serle fiel al Magisterio pero también a
nuestro Arzobispo.
Fue un regalo del Señor el que me diera tiempo de engalanar a mi padre para su primera misa tridentina en cincuenta años en la que, sin embargo, pasó buena parte dormido pero que disfrutó a lo grande ya que, como dijo en el camino de regreso a casa: “Esas misas son más que la forma de un rito un espacio sagrado que favorece la contemplación, la meditación, al adoración y la acción de gracias” lo que para él -a su edad- es invaluable.
Fue un regalo del Señor el que me diera tiempo de engalanar a mi padre para su primera misa tridentina en cincuenta años en la que, sin embargo, pasó buena parte dormido pero que disfrutó a lo grande ya que, como dijo en el camino de regreso a casa: “Esas misas son más que la forma de un rito un espacio sagrado que favorece la contemplación, la meditación, al adoración y la acción de gracias” lo que para él -a su edad- es invaluable.
Lo que me llama la atención es que papá, siendo tan poco dado a la
teología y a la doctrina, haya comprendido y podido expresar de forma
tan sencilla algo tan importante sobre esa forma del rito.
Fueron un par de días hermosos, llenos de trabajo, de alegrías y de
dones maravillosos que hemos recibido con gratitud yo y cada uno de los
miembros de mi familia la que celebró alrededor de la mesa del comedor
el que nuestro Redentor está presente en nuestras vidas.
Continuaremos celebrando ya que la vida es don y que, con misas tridentinas privadas o públicas, ¡la Navidad no termina!.
¡Feliz Navidad!