Una notita breve pa´ que luego no digan que esta mujer pa´ lo único que sirve es pa´ quejarse.
Hace muchos meses había anunciando que el padre Carlos Humberto Rojas
había sido trasladado con su hermano también sacerdote a la parroquia
de Nuestra Señora de La Soledad en el centro de la capital y que siendo
así estaba ante una desafío enorme ya que tanto la vida parroquial
estaba, si no muerta, en el mínimo y el templo en estado verdaderamente
deplorable.
No quiero ni imaginar de cómo podría estar la casa cural.
Pues bien, cada vez que se me presenta la oportunidad visito el templo. Es una maravilla lo que allí está sucediendo.
El templo está siendo reparado y ahora, pintado, se ve glorioso. La
iluminación me parece que también cambió por lo que ya no se siente como
que entra uno a la cueva del lobo. Las imágenes, de a poco, han venido
siendo restauradas así como los alrededores del templo.
No tendría mayor noticia de la vida parroquial de no ser por lo que
se publica en facebook pero tal parece que se ha incrementado en el
transcurso de un año una barbaridad.
Recuerdo que un día de estos se celebró una boda, que ya es mucho
decir, y que para una fiesta litúrgica importante estuvo el templo de
bote en bote.
La pastoral juvenil está en marcha así como la asistencia a los pobres.
En fin, es estupendo el estar presenciando la renovación de una
parroquia urbana que ha sido entregada a unos sacerdotes enamorados de
Dios.