9 de octubre de 2009

La Belleza es silencio y escucha

Poeta y prosista, una de las más conocidas escritoras brasileñas actuales, Adélia Prado, 71 años, habló sobre lenguaje poético y lenguaje religioso en Aparecida, São Paulo, en el festival musical y cultural «Vozes da Igreja» (Voces de la Iglesia). La escritora brasileña Adélia Prado defiende el esmero en las celebraciones litúrgicas y la belleza como una «necesidad vital» que debe permearlas, y afirma que «una misa es como un poema, no soporta ningún maquillaje». «La misa es la cosa más absurdamente poética que existe. Es siempre lo absolutamente nuevo. Es Cristo encarnándose, sufriendo su pasión, muriendo y resucitando. No tenemos que añadir nada a eso, y sólo eso», enfatiza. Según la poeta, «la palabra fue inventada para que cale. Sólo después de que se profundiza la gente escucha. La belleza de una celebración y de cualquier cosa, la belleza del arte, es puro silencio y pura escucha» «No encontramos nunca en nuestras iglesias el espacio de silencio. Estoy hablando de mi experiencia, quiera Dios que no sea esa la experiencia aquí --comentó--. Parece que hay un horror al vacío. No se puede parar un minuto». «No hay silencio. Y al no haber silencio, no hay escucha. No escucho la palabra porque no escucho el misterio », dijo. Según la escritora minera «muchos de nuestros métodos son un intento de domesticar lo que es inefable, lo que no puede ser domesticado, lo que es absolutamente otro». «Porque el asunto es tan indecible, su magnitud es tal, que no tengo palabras. Y no tener palabras ¿qué significa? Que existe algo inefable a lo que debo tratar con toda reverencia». ¿Qué celebra la liturgia --se preguntó--. El misterio. ¿Y qué misterio es ése? Es el misterio de una criatura que reverencia y se postra ante el Creador. Es el humano ante lo divino. No tiene que situar esa actitud al nivel de las cosas banales o comunes». «No es el hecho de pasar del latín a la lengua vernácula, en nuestro caso el portugués, no es eso. Sino que en ese paso hubo un abaratamiento. Abaratamos el lenguaje y el culto se empobreció en lo que es su propia naturaleza, la belleza». «Es justo el pueblo el que tiene más reverencia por lo sagrado y por el misterio», subrayó. Para Adélia Prado, «lenguaje religioso es lenguaje de la criatura que reconoce que es criatura, que Dios no es manipulable, y que dependo de él para mover la mano». APARECIDA, martes, 4 diciembre de 2007 (ZENIT.org).-

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